Mientras tomaban el té, ella le dijo:
“A mí no me vengas a esta altura con esa boludés del escritor y el arte, yo busco a alguien que piense un poco más, me entendés, que se compre una casa, un coche, no te digo que piense en una familia así, en letras mayúsculas, pero que bueno, esté más cerca de la educación de un hijo, de algo que tenga que ver con su edad. Porque a los veinte, todo muy lindo, que la música, que los libros, ok, pero ya se pasó esa edad, y sigue con la misma milonga, que voy a mandar la novela a un editorial, boludeces, viste, y al final, alquilamos un dos ambientes en Almagro y le da lo mismo salir que no salir. Yo quiero otra cosa, pero no creo que sea la equivocada, el que la pifia es él, basta de novelitas y cuentos, por favor.
Podés creer que el otro día vino con un cd y me dijo que era un grupo inglés buenísimo, mejor que Oasis, y yo con la cuenta del teléfono en la mano, a mí qué mierda me importa ese grupo, me entendés. Ya pasó, la boludés ya pasó, a mí me importa un carajo los libros y los discos, y la pintura, porque ahora se le dio por la pintura, increíble. Encima me habla de tener hijos, lo podés creer, yo así, un hijo no tengo ni en pedo, primero que gane un buen sueldo, nos acomodamos, y después vemos, porque quién va a cuidar al nene cuando nazca, yo no voy a traer un mango, así que él tiene que estar bien asentado. ¿A vos con Mario cómo te va?
Over.
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