La Lucha Continúa es una novela de Sasturain producto de la compilación de entregas que fueran publicadas en el diario Pagina/12 en la última década del siglo pasado. El mismo Sasturain ataja críticas en su prólogo, advirtiendo sobre la acumulación quizás excesiva de personajes o sobre la calidad del argumento. No miente, pero esconde.
Esconde seguramente que estamos ante una obra apasionante, mezcla de humor, aventura, reflexión urbana, política y ficción. Sí, todo eso tamizado por la pluma de uno de los más sólidos escritores argentinos.
Creo haber leído casi todo lo que publicó Sasturain hasta la fecha. Y nunca me estremezco ni me alarmo ante las coincidencias de estilo con Chandler o Soriano. Porque no los copia, más bien los tiene internalizados y en su literatura caben perfectos sin desconfiar. Tampoco son homenajes. Quizás, la escuela de historietista que lleva dentro, nos mueve el enfoque y nos damos cuenta que estamos ante alguien diferente, si es que esto último tiene algún valor por sí solo.
En la Lucha Continúa, vuelve nuestro Marlowe vernáculo, Etchenique, vuelve Subjuntivo (cuyo nombre es todo un hallazgo), pero sobre todo estamos ante una aventura sin freno, repleta de reflexiones asombrosas, de un ritmo enloquecedor, donde todo se vuelve grotesco sin caer en la exageración. Porque de repente entra la ciencia ficción, imponiendo sus reglas y uno que termina aceptando todo como si fuera lo más natural.
Estoy de acuerdo con su autor: la historia se vuelve un poco confusa por momentos, y la cantidad de personajes no ayuda. Y también estaría de acuerdo si dijera que abusa de las comparaciones del tipo “como”, aunque no encontré ninguna que no sea precisa y original. Y no discutiría tampoco que, al igual que sucede con Saramago, sus novelas se extienden un poco más de la cuenta y los finales no están a la altura de lo que preceden.
Esta bien, no importa, porque Sasturain ya publicó Los Sentidos del Agua, que junto con Manual de Perdedores y Pagaría por no Verte, son obras imperdibles de este autor argentino. Ni siquiera afloja con Parecido S.A., esa novela dirigida al público adolescente, que ningún adulto puede dejar de leer sin regocijo. Supongo (deseo) que el tiempo ponga en su verdadero lugar a este escritor enorme, quizás tontamente castigado por el hecho de narrar aventuras sin el supuesto registro serio que deben tener los consagrados. Consagrados, qué palabra!
Over.
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