lunes, 16 de abril de 2012

Es el Estado, estúpido.

 Atentamente, Borges observa en uno de sus prólogos, que en Latinoamérica suele confundirse Estado y Gobierno. Esta confusión lleva a muchas personas a creer que estafar al Estado es estafar al gobierno de turno, que burlar o timar al Estado es lo mismo que burlar al Gobierno, que como está en sus antípodas, lo halla oportuno y admisible. Esa es nuestra cruz, como latinoamericanos, y una de las razones por las que rara vez avancemos hacia una política económico social plausible.
Por caso, hoy se acaba de enviar un proyecto de ley para nacionalizar la producción y explotación de hidrocarburos de Argentina. Sí, suena a disparate, pero una de las riquezas más estratégicas de un país, fue privatizada para que sea manejado por un extranjero. Ahora, una medida acertada a todas luces, remeda ese error impresentable. Podemos discutir las formas, el pago a la empresa, pero jamás podemos dejar de celebrar una acto báscio de soberanía e independencia. A ver si alguien piensa que EEUU, Brasil o algún país europeo, se dejaría manejar su petróleo.
 En vez de celebrar la medida, la simiesca derecha hostiga con que el gobierno se robará los recursos. ¿Se llenará sus casas con petróleo? Cuando cambie el gobierno, yo tengo la satisfacción de que el petróleo es nacional, y habrá que aprender a manejarlo, sea esta administración o cualqueir otra. Sin dudas, aplaudiría a CUALQUIER GOBIERNO, sea del signo político que fuera, si toma esta decisión.
 
Over.