Te veo acomodar el sueño, vencida de vigilias, y suave, me llega tu sueño.
Me llega desde ahí atrás, iluminada por esta pantalla que nos mira.
Me gusta cuando nos anulamos, y obcecados al peso del tiempo, convivimos entre un ahora y un para siempre.
Me gusta escribirte mientras olvidás las defensas, dormida ante mí, sabiéndolo.
Eso es lo que más me gusta, que lo sepas.
Over.
PD: “Forever and a day”. Siempre sentí que esa expresión refuerza la eternidad, desde su lugar imposible a una apuesta aún mayor. “Para siempre y un día más”; la ternura está en ese “día de más”, ¿no?
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