Crepita el faro de papel, iluminando la lección. El faro de palabras que vos me enseñaste, se está quemando. Repito tu nombre como un autómata delirando.
Sólo callando llega la calma. Callo, pero mi mente grita. Grita. Y otra vez crepita el faro, el faro de papel escrito con tus palabras.
Todos nos queremos ir a casa, pero no se ve nada. No se ve absolutamente nada. Encima tu voz grita palabras en mi mente. ¿Cuándo crepitan tus palabras, de fuego y cenizas?
Over.
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