O fumábamos sábados sin cierre, con los discos de Serrat de algún padre, Silvio Rodríguez y la sensación de que Sui Generis escribía para nosotros. Y nos enseñaban los siete reyes de Roma (Rómulo, Numa Pompilio, Anco Marcio, Tulio Hostilio, Tarquino el antiguo, Servio Tulio y Tarquino el soberbio) los polinomios y el oscuro pecado de tocarnos. Callaron tanto. Callaron tanta mierda esos mierdas. Por suerte el tiempo sopló con buena dirección. De esto no nos contaron nada.
LA MANO ANONIMA
A mí hija María Claudia, militante de la UES secuestrada durante "La noche de los lápices".
Mano anónima aleve y asesina,
con sólo tocarte
ha intentado macular tu pureza,
tu inocencia,
por cierto, fracasando.
Tu grandeza de alma es infinita.
Tu generosidad, ilimitada.
Virtudes tales son inmaculables.
La mano anónima, aleve y asesina,
no ha podido mancharte
por mas que lo intentara.
Y esa pureza constituye tu triunfo.
TU VICTORIA y su derrota.
Has vencido, hija mía,
y tu victoria ha sido apocalíptica.
Aunque tu estés ausente todavía yo te lloro
y te admiro al mismo tiempo.
Jorge Ademar Falcone, padre de María Claudia Falcone.
Over.
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