III
Porque pensamos y mucho. Me dice L. de repente y sin preparación previa: pensar mucho y rápido sólo conduce a algo negativo. Y cuánta razón hay en esa sentencia. Cuánta corroboración de lo inalterables que somos. Hay como una necesidad de saber por qué todo fue tan evidente desde el primer momento, cuando quizás sólo podíamos aspirar a dos o tres falsos amaneceres y una verdad para siempre.
Pero acá estamos, inundados de lecciones de positivismo, respiración acompasada y la necesidad de transformar a nuestros cuerpos en objetos resbaladizos donde casi nada se detiene
Seguirán los días ahuyentando catástrofes, todas signadas por la certeza de saber qué sucede. En el centro del cuento que somos, de esa narración que nos tiene como actores, seguimos en tiempos de luz, con la razón agazapada de oscuridad y última palabra.
(ahora sí) Over.
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