Cuando salgo de la irrealidad, la luz del tiempo me aproxima a lo deseado, al profundo motor que insiste en mantenerme en pie. Y entro en mi vida, atento cada poro a esa suspensión hermosa que oxigena, sin alarmas, el ánimo (ánima, respirar, soplo de vida).
Ya posicionado en el otro lado, recuerdo con precisión mi seguridad sobre la palabra "colonizar". Quién no dirá que proviene de Colón. Y qué golpe nos dará saber que colonizar viene del latín colere, que se derrama en "colonia", "colono" y "cultivar".
Entonces me dejo avanzar por la sorpresa. ¿Colón tenía que llamarse así? ¿Hay un estigma en su nombre? ¿Qué lugar ocupa la sincronicidad en todo esto? En algún momento no volveré a cruzar de bando. ¿Cuándo? ¿Cuándo llega?
Over.
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