La hora ebria, sí, o la madrugada de luz.
Prefiero el sinfín de acusaciones, las alarmas,
Las tibias señales del miedo, los accidentes.
En la hora ebria, sin permiso y a los tumbos,
Me declaro inconsistente con mi orgullo,
Te permito mis errores y pierdo intensidad.
Pero la hora está ebria, y yo ya no soy más.
Over.
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