En resumen todo cambió, pero nadie quiso avisarte. Lo siento, cariño, eras menor de edad y los contratos los firmaban tus padres. Te ataron rosarios y te colgaron cruces de los ojos y la culpa de todo, de todo, clarito, es tuya. Por tu culpa, por tu culpa, por tu gran culpa. ¿El administrador de perdones? Primera puerta a la derecha. No promete nada, pero habla con el indicado.
Over.
Over.
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