Como un Moby Dick existencial, te presentas ante mí y me tragas. No muero. Dios no existe. Entonces mi grito es hacia ti, por ti, déjame escapar de esta no-vida, de este lugar a medio camino de tu deseo y el mío. No era allí donde nos encontraríamos, es un poco en cada zona, no hay pacto, no hay concesión, a esta hora. Abre esa boca, quieres, y yo te prometo nunca más adiestrar amaneceres.
Over.
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