Ni la edad ni los planes, más bien te diría que todo estaba conectado a tu poderoso arsenal contrasistema, y si me seguís preguntando, te sigo respondiendo que si te hubieras pegado ese tiro, esas quinientas mil pastillas, esas cartas, te seguiría creyendo, ciego a al sentido de las cosas. Quién te dice que no hubiésemos terminado siendo dos escarapelas que la costumbre nos clava al pecho los días patrios.
Entonces giro la pregunta, le saco compromiso, y ni te comento que al final sí me compré el libro de Deleuze, y vos también me creerías, porque la vida te abrió un agujero inmenso que no te merecías, pero las cosas no se merecen, ya ves cada uno que anda vivo por ahí, y no me olvido ni de una coma, era silencio tras silencio tras silencio y había tiempo para la esperanza de algo mejor, de algo que te saque de ese barro en el que cada vez te hundías más.
Over.
Entonces giro la pregunta, le saco compromiso, y ni te comento que al final sí me compré el libro de Deleuze, y vos también me creerías, porque la vida te abrió un agujero inmenso que no te merecías, pero las cosas no se merecen, ya ves cada uno que anda vivo por ahí, y no me olvido ni de una coma, era silencio tras silencio tras silencio y había tiempo para la esperanza de algo mejor, de algo que te saque de ese barro en el que cada vez te hundías más.
Over.
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