Últimamente siempre es tarde, todo cerró hace una hora, ya no te escucho. Pero mi piel estaba ahí, delante de la cara, ya no quedaba nadie, y me llega una lección de deportes, que hay que moverse, que la presión, la diabetes (¿dijo “diabetis”?) y que de repente estaba corriendo por el parque y sintió el tirón en el muslo, en el mismo lugar que antes, uno ya sabe, lo sabés de memoria, hasta el mínimo dolor conocés, y tal cual, dos semanas de reposo, kinesiólogo, cremas.
Yo no corro alrededor de los parques. Todavía no fui a un kinesiólogo. Pero eso de “en el mismo lugar que antes, uno ya sabe, lo sabés de memoria, hasta el mínimo dolor conocés”, lo entendí perfecto.
Al final nos fuimos y te conté esto y me dijiste que así no iba a mejorar nunca, que me atara más a lo real. Creo que tenés razón, pero no puedo evitarlo. Uno o dos días, después es lo mismo.
Over.
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