miércoles, 23 de julio de 2008

Tini estudiaba filosofía.


Tini estudiaba filosofía. Tini me dijo que se iba a un Congreso de Filosofía en Rosario.

Eran tiempos en los que ocultaba mi fanatismo por Friends; es que todos callábamos algunas cosas, y era crucial saber sobre El Banquete o Plotino. Sobre la izquierda, sobre la traición a Trotsky, sobre Reynaldo Arenas, sobre Alejandra. Poco decíamos sobre la persecución a homosexuales en Cuba o los progroms rusos, no por desconocerlos, simplemente para evitar el estigma de “facho”. Facho, no tenía comparación como insulto.

Un día, Tini volvió y me dijo algo que no supe valorar: “Podés creer que en el Congreso nos la pasamos hablando de Friends, fue genial”. La miré con el desprecio standard, el propio del ignorante que había leído “62/Modelo para armar” y creía que de ahí para abajo no había discusión.

Pasó el tiempo, pasó Tini y pasó Friends. Pasamos. No tantos años, ojo, pero es sorprendente lo mucho que sucede en poco tiempo. Como por ejemplo que de Tini me llega aquel disco de Celeste Carballo, Chocolate Inglés, que las chicas cantaban y cantaban eso de “Una chica como yo, no se queda sin tu amor, no le da lo mismo cualquiera”, o “El Chino”, esa canción tan simpática que Calamaro rescribió para Los Rodríguez. O quizás la “sonrisa ocular”, como habíamos bautizado a su risa, o la esperanza inalterable de que no hay salida, por lo que una vez que uno se convence de eso, comienza a vivir. Eso lo decía de Tini, y tenía razón.

Y al final nos fuimos todos, ¿sabías?



Over.




1 comentario:

La niña santa dijo...

Qué lindo! Creo que lo que más me gusta de lo que escribís es que no sé si es un cuento corto o un relato de algún pasaje de tu vida.

Me gustó mucho esto

La miré con el desprecio standard, el propio del ignorante que había leído “62/Modelo para armar” y creía que de ahí para abajo no había discusión.

Salutes Hernán.