Pobres diablos que plagian sus leyendas
de confiables corazones y pronto amor
las llagas de la falsa vida que recorren
mientras aspiran al deseo inalcanzable
se maquillan de burda porcelana
sus caras de madera, sus narices ya agotadas.
agotados de miedo ante el juramento de cambio:
un agorero souvenir de lo perdido.
Surcan los años brindando con nostalgia
el tiempo no vivido ni jamás imaginado
Ya es condena sufrir lo que se tiene y no soltarlo.
No poder soltarlo.
Over.
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