lunes, 15 de septiembre de 2008

Queremos tanto a Julio.





Primero, el inmenso Julio escribió, en “Otros Cinco poemas para Cris”, esto:


Creo que no te quiero,
que solamente quiero la imposibilidad
tan obvia de quererte
como la mano izquierda

enamorada de ese guante
que vive en la derecha.



Algunos años después, extendió el poema, y en el capítulo 93 de Rayuela, se despachó con esto:


Pero el amor, esa palabra... Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación de] amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero.


Muchos años más tarde, arrodillado frente a su tumba en Montparnasse, pensé en este título: “Tejes puentes”. Y con inconmensurable timidez, me salió esto:


No estaba previsto ni estipulado,
Ni en tu zodíaco ni en la borra,
Pero tejías puentes para mí,

Para mí y para ella,

Entre mi olvido y su impaciencia
Entre el amor y la ficción.
Sé, porque tú no sabes,
que me soñaste

A mí y a ella,
entre clochards y bebés.

El hilo cumplió su sentencia,
ató espíritus,
calmó corazones
abrió mundos.
Y después se cortó;
como todo hilo real, se deshizo para siempre.







Over.



1 comentario:

Anónimo dijo...
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