Primero estaba Maria Bethania. No, perdón, quise decir Gal costa. Bueno, en realidad, para ser precisos, primero llegó Elis Regina. Y como si no fuera suficiente, después de un tiempo llegaron Adriana Calcanhotto y Marisa Monte. ¿Listo? No, ahora resulta que se despachan con Vanessa da Mata y Ana Cañas (qué versión de Rainy Day Women, nena!). y "la hija de", María Rita. Así no se puede. Ey, Brasil, así no se puede.
Largos garabatos para todas, me gustaría gastar palabras y suspenderlas para ellas solas, limarlas a su medida. Esta vez me quedo un tiempito con Marisa Monte.
Carioca como la gastada garota, Marisa Monte es dueña de un patrimonio que podemos encontrar en nuestra Celeste Carballo, o bien en una Edith Piaf o por qué no, en su compatriota Elis Regina. Ese patrimonio es la imposibilidad de cantar sobre su voz, porque como diría Franz Aufsberg: “fue bendecida con el tono de los ángeles, la sibilina frecuencia que la lluvia susurra antes de caer al suelo, el imposible semitono que misteriosamente nace entre el mi y el fa.”
No hay muchas vueltas que darle: su mejor disco es “Memórias, Crónicas, e Declaracões de Amor”, una acumulación de canciones que se perfeccionan hasta llegar a “O que me importa”, pieza que arrabalea entre un Discépolo y un Caetano Veloso. Sublime.
Hay un antes y un después, claro, porque en "Verde, Anil, Amarelo, Cor-de-Rosa e Carvão", ya sorprende con su voz hechicera y se anima al “Pale Blue Eyes”, en ese inglés que nunca pudo domar. Y en "Barulhinho Bom", disco doble, de arte impecable, donde encima se da el lujo de echarnos en cara que en vivo no sólo se maneja como en estudio, sino que además lo hace tremendamente mejor. Por caso, la versión de “Give me love” de Harrison se mezcla con ese plagio de Lenny Kravitz, llamado “It ain’t over til it’s over”. Y “Arrepio”, en el disco en estudio, nos mete de lleno en el próximo disco que es “Memórias…”
Después llegó Tribalistas, el cd que se llevó puesto a todo el mundo y por el cual es conocida aquí, allá y en todas partes. Una colaboración con sus eternos colaboradores, con la diferencia que esta vez formaron un trío bien equilibrado donde todos aportaron lo suyo.
Hace un tiempo editó dos discos juntos: ”Infinito Particular” y “Universo Ao meu Redor”, donde parece cerrarse hacia sus primeros discos pero sin ocultar que ha llegado hasta aquí. En “Universo…” la emprendió con sambas y ritmos del brasil profundo, incluso grabando canciones casi desconocidas u olvidadas. "Infinito..." lleva su firma con la misma nostalgia pero con la impronta personal; canciones de su autoría que hacía rato navegaban en su mente o en grabaciones inéditas.
Marisa Monte es una de las voces más impresionantes que ha dado Brasil, capaz de amalgamar el pop, el fado, la bossa y la samba, todo junto y sin que se noten las uniones. Un fraseo que no busca abismarse, está bien, pero es que hablamos de una perfección envolvente, donde la música parece unirse a la palabra para que no podamos evitar contemplarla. Sólo eso podemos hacer, como cuando nos frena una montaña interminable, un río brumoso y acechante, una mujer que nos detiene la voluntad.
Over.
PD: “Ainda lembro o que passou / Eu você em qualquer lugar”
PD2: Sí, María Creuza, tenés razón, cómo me puedo olvidar del "Eu sei que vou te amar". Dejá, así está bien. ¿Qué? ¿Mercury?, ¿Daniela Mercury?
Largos garabatos para todas, me gustaría gastar palabras y suspenderlas para ellas solas, limarlas a su medida. Esta vez me quedo un tiempito con Marisa Monte.
Carioca como la gastada garota, Marisa Monte es dueña de un patrimonio que podemos encontrar en nuestra Celeste Carballo, o bien en una Edith Piaf o por qué no, en su compatriota Elis Regina. Ese patrimonio es la imposibilidad de cantar sobre su voz, porque como diría Franz Aufsberg: “fue bendecida con el tono de los ángeles, la sibilina frecuencia que la lluvia susurra antes de caer al suelo, el imposible semitono que misteriosamente nace entre el mi y el fa.”
No hay muchas vueltas que darle: su mejor disco es “Memórias, Crónicas, e Declaracões de Amor”, una acumulación de canciones que se perfeccionan hasta llegar a “O que me importa”, pieza que arrabalea entre un Discépolo y un Caetano Veloso. Sublime.
Hay un antes y un después, claro, porque en "Verde, Anil, Amarelo, Cor-de-Rosa e Carvão", ya sorprende con su voz hechicera y se anima al “Pale Blue Eyes”, en ese inglés que nunca pudo domar. Y en "Barulhinho Bom", disco doble, de arte impecable, donde encima se da el lujo de echarnos en cara que en vivo no sólo se maneja como en estudio, sino que además lo hace tremendamente mejor. Por caso, la versión de “Give me love” de Harrison se mezcla con ese plagio de Lenny Kravitz, llamado “It ain’t over til it’s over”. Y “Arrepio”, en el disco en estudio, nos mete de lleno en el próximo disco que es “Memórias…”
Después llegó Tribalistas, el cd que se llevó puesto a todo el mundo y por el cual es conocida aquí, allá y en todas partes. Una colaboración con sus eternos colaboradores, con la diferencia que esta vez formaron un trío bien equilibrado donde todos aportaron lo suyo.
Hace un tiempo editó dos discos juntos: ”Infinito Particular” y “Universo Ao meu Redor”, donde parece cerrarse hacia sus primeros discos pero sin ocultar que ha llegado hasta aquí. En “Universo…” la emprendió con sambas y ritmos del brasil profundo, incluso grabando canciones casi desconocidas u olvidadas. "Infinito..." lleva su firma con la misma nostalgia pero con la impronta personal; canciones de su autoría que hacía rato navegaban en su mente o en grabaciones inéditas.
Marisa Monte es una de las voces más impresionantes que ha dado Brasil, capaz de amalgamar el pop, el fado, la bossa y la samba, todo junto y sin que se noten las uniones. Un fraseo que no busca abismarse, está bien, pero es que hablamos de una perfección envolvente, donde la música parece unirse a la palabra para que no podamos evitar contemplarla. Sólo eso podemos hacer, como cuando nos frena una montaña interminable, un río brumoso y acechante, una mujer que nos detiene la voluntad.
Over.
PD: “Ainda lembro o que passou / Eu você em qualquer lugar”
PD2: Sí, María Creuza, tenés razón, cómo me puedo olvidar del "Eu sei que vou te amar". Dejá, así está bien. ¿Qué? ¿Mercury?, ¿Daniela Mercury?
1 comentario:
Jajaja me encantó el final!
Amo a Marisa, y ahora con la colaboración en el unplugged de Julieta Venegas, se me pone la piel de gallina escuchándola! Es hermosa, su voz es como un manantial, algo muy fresco, muy linda. Me mata "Amor I love you".
Pero ojo, que Maria Rita está peleándole cabeza a cabeza. "Segundo" es sencillamente uno de los discos más originales que escuché en un buen tiempo. Esa mezcla de jazz y bossa me sienta lo más bien.
Hacía rato que tenía ganas de leer algo sobre Marisa pero yo no me animaba a escribirlo, así que gracias por hacerlo x mí.
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