viernes, 29 de abril de 2011

Palabritas



Duerme, indefenso, tu cuerpo, pero yo te veo, lo profano, anticipo la noche encerrada.
Ya no preguntamos nada: recorremos esta mansa violencia de memoria.

Linger on, un mantra de tedio domesticado.

Última primavera de sangre en la anónima tensión de nuestras bocas. Ahora somos el futuro, pero ya pactamos no rebotarnos de pasado inútil. Además, en cualquier momento empieza a llover y la mente suele aflojar. Mejor dormir.


Over.

martes, 26 de abril de 2011

In between.


Veo murciélagos. Pedazos de noche que vuelan su desprecio. Oscila la mancha, veloz, entre el cielo y la cornisa. Entre lo que ha sido y esto entre mi manos, hoy.



Over.

La por és lo contrari de la felicitat

No sé qué me pasa al ver este video. Por primera vez no siento esa emoción desteñida de pena o compasión. Por primera vez siento que la pantalla devuelve algo cristalino, de sonrisa y pasión. Nunca me gustan estos videos con estas historias porque no creo que sea así, como si todo fuera parte de una lección de humanidad. Y no, esta vez no.

Ah, y que aprendí dos palabras nuevas en catalán: por y boig. Benvingudes!



Media vuelta from Umbilical Produccions on Vimeo.




Over


PD: Orsai, claro.

domingo, 24 de abril de 2011

Te quemás, che!




Por si no se lee, ella le dice: "Te pedí la luna, zonzo", a lo que él responde: "No sabía de dónde agarrarla".

Es decirte eso y punto.

Y el niño que apenas llega a los nueve años me dice: "Pero si agarrás un rayo de sol, te quemás".



Over.

sábado, 23 de abril de 2011

David o Ariel, no me acuerdo bien.

Siempre era invierno, al bar no iba nadie pero nosotros no faltábamos nunca, porque estaban los chicos de la calle, mi novia y unas amigas. Y estaba el muchacho ese de anteojos, feo, tan mal vestido, y esa cara entre aburrida y resignada. Alguien estudiaba letras. Me dijo: ese pibe nos va a hablar de Kafka, de La Metamorfosis, es un capo.

Para mí, Kafka era un nombre que daba miedo, algo de una secta o diabólico, no sé por qué. Y La Metamorfosis se me hacía algo sólo legible para elegidos (con cacofonía y todo). Un manual para iniciados que jamás entendería. Un texto cuyo significado me sería impenetrable pero que a la vez no me dejaría dormir por las noches.

Me acerqué a la mesa y escuché algo sobre la incomodidad del ser, “el desgaste del yo que finalmente, aplastado, muta para no morir, aunque muera”. Eso me lo acuerdo porque la chica que estudiaba letras lo escribió y después me lo dio, y ese papel quedó conmigo y cada tanto lo leo.

“¿Vos leés, flaco?”, me preguntó, frío y seco. “Sí, pero ficción, y sólo cuentos”, le contesté con tonta altanería. Se sonrió y movió con la cucharita el sobre de azúcar aplastado.

“Mirá, yo me tengo que ir para Israel antes de fin de año. Tengo una causa por un robo en la fábrica de mi tío y me van a condenar. Hace mucho que leo, y me di cuenta que robé por imbécil, para emular algún personaje de esos, perdedores que de buenas a primeras se mandan una que nadie espera. Me quedé con veinte mil dólares y sabés lo que pensé: ahora entro a una librería de viejo y me la compro toda, enterita. Mirá que pocas luces, ¿no? Me comí una semana en cana y aunque mis viejos hicieron todo lo posible, mi tío me la juró. Te doy un consejo, si te gusta leer, largá ya, si ves que te atrapa, alejate, ya mismo. Dedicate a hacer una familia, a andar con putas, hacé guita, cualquier cosa, pero ni se te ocurra armarte una biblioteca. Cada vez es peor, te vas a hundir. Yo conozco a muchos que se quedaron en ruinas, no pueden hablar con nadie, pierden.”

Supongo que estará en Israel, que tendrá una familia o anda a los tiros en la franja de Gaza. O no se fue y está en cana. Mi novia no es más mi novia, el bar cambió tres veces de dueño y ahora es una heladería. Ya leí La metamorfosis, y El Castillo y América. Y los cuentos. Y voy entendiendo todo.
Y no largué a tiempo.



Over.

Presentir, ¿y?


Marea turbia elemento del sueño. Un momentito, qué dijo, un poco más atrás, sí, que even when you know the way it's gonna blow / It's hard to get around the wind.

¿Te acordás? Pasaron años (¿o fueron meses?), y te escribí las líneas y vos estabas cansada pero encendida, en otra capa del tiempo, de nuestro tiempo, marea turbia ayer te soñé. Porque sí, y por el disco de Alex Turner que es como una tarde mientras volvemos de una reunión insoportable y finalmente el viento nos llena de casa pronto. Podemos tomar mate o jugar a las cartas, hacer diez planes para la noche que se cierra de golpe y todo baja más tranquilo.

Ahí va la carretera de ríos y el tiempo que tontamente me pasa por delante y no hago nada, nada de nada, es día-noche-teléfono-ya pasa. Qué hago con el manual que me dejaste, este tipo te lo dice más simple: It's hard to get around the wind. Y más difícil entender todo, de golpe, y nadie leyó las líneas. Nadie entiende nada pero compran carne de oferta y manzanas para el postre. Ya no hay más café ni cigarrillos y se está haciendo tarde. Todo cierra de golpe, te diste cuenta.



Over.



jueves, 21 de abril de 2011

Recuerdos de Samsa



En el medio de la nada hay una posición neutral. Es más bien alta y cuesta subir, pero se llega. Desde arriba se siente el viento constante, y la vista paraliza. Algo se mueve, luces intermitentes y ventanas furtivas. La sensación está bien, pero llega un momento plano, como si todo se repitiera dentro de un orden pautado. Uno piensa: costó tanto subir, y al final era esto, una imagen continua que asombra y no dice nada. Así de incoherente. Exactamente eso, ni más ni menos, una incoherente y sospechosa impresión de felicidad.


Over.

lunes, 18 de abril de 2011

Palabritas


Yo también fui a la Ciudad. No había más que turistas, o algún que otro inocente que se confundía entre la multitud. La gente verdadera estaba en sus casas, discutiendo de política o de sexo, asomados a los balcones, furtivos, mirándonos pasar.

Se necesita mucho tiempo y mucha humedad para entrar en esas casas, conocer los planos del territorio, comprender los códigos: ser de ahí.

Antes de volver, escuché que en el río se lavan culpas, que los odios crecen en la noche, que casi nadie dice la verdad, y que al miedo se lo respeta. Y que pocos duermen. Como en cualquier ciudad.


Over.

Un poco más.


Otra vez lo del mood. Never let me go (cuya traducción “no me abandones” está perfecta, pero yo hubiera sido más sensible con un “nunca me sueltes”, que no está del todo bien), es una película que solicita la predisposición del espectador. Un mal día podríamos criticarla por algunas debilidades en el argumento, la morosidad injustificada de algunos diálogos, o la primera escena que debería haberse detenido en la cara de la actriz, sin mostrar el resto, lo cual nos anticipa todo el tiempo el desenlace.

Dije: un mal día. En otro momento, es muy probable que atesoremos la idea de que el amor es una forma de la postergación, concepto que no cede en su poder aún cuando se desarrolle dentro de una metáfora.

Deudora de varias ideas previas de ciencia ficción, (The Boys From Brazil, The Village, The Island, La Invención de Morel, entre otras), quizás esta adaptación de la novela de Ishiguro, elabora su originalidad en el plano elegido: la imprevisibilidad de lo emocional ante un experimento por lo menos espeluznante.



El concepto de clonación en los humanos, siempre fue atractivo para el cine, primero por su carácter de ficción, y luego por su inminente realidad, con intrigas y sospechas cada vez más probables de que ya se hayan hechos tales experimentos.

Hay cierto laconismo en la trama cuya opacidad, por momentos, nos hace dudar: ¿por qué no se rebelan los alumnos? ¿por qué nadie pensó en escaparse? ¿por qué luchan por un poco más de tiempo, pero no por su libertad? Por otra parte, la sociedad que alberga esta realidad es soslayada hasta el punto de que no se sabe si lo que vemos es parte de una práctica habitual y aceptada, o bien el coto de caza de una grupo secreto.

Más allá de lo citado, yo creo que se puede sortear el punto de la clonación, y quedarse con la idea de que el amor funciona dentro de un tiempo y un espacio, parecido al placer, hasta que se evapora y se diluye, por más voluntad que pongamos.

Over.

domingo, 10 de abril de 2011

Estación

El poco otoño que permite la ciudad. El resto es interno.




Over.

viernes, 8 de abril de 2011

Perder el tiempo...


Me gusta por ejemplo buscar palabras y elegir personas. Sería algo así, a ver: pienso en la palabra “encapotado”. La usamos para decir que está muy nublado y próximo a llover. Pero sólo es común entre gente de más de 45 años. Entonces busco a alguien joven, digamos veinte años o menos. Le pregunto si está encapotado afuera. Analizo su cara. Si no me detiene, me pregunto dónde escucho la palabra. Así, sigo. Lo hago al revés, con gente mayor uso palabras más actuales. “¿Cuál fue el trabajo más alucinante que pegaste?”, le pregunto al señor de setenta, o mejor, arriesgo algo así como: ¿Nunca se copó con algún viaje extraño?”.

Busco la expresión. Generalmente se entiende por contexto, pero algo salta en las cejas, o en los párpados: el cerebro delata en el gesto, su rápida conjetura.

Es un ejercicio, casi una obsesión. Pienso en la edad, y elijo palabras, frases. Sé que saltean la unidad y van al sentido, así funcionamos todos. Del mismo modo que no pensamos en preposiciones, adverbios o complementos, sino que aprehendemos la idea, como si nos llegara un todo que no muestra sus partes.

Pero lo que más disfruto es armar contrastes de palabras que nunca van juntas. Lunfardo con italiano, argot y adjetivos inusuales. A ver, digamos, “Los pibes de ahora no fasean tanto, pero se fajan con merca, y es espeluznante la cantidad de alcohol que se bajan de un saque”. Cuando estoy inspirado me salen unos pastiches antológicos. Me gusta manejar el registro. Me gusta pensar en lo que digo, y encima cómo lo digo. Y la cara del otro. Y así voy: mi pequeñito placer diario.


Over.



viernes, 1 de abril de 2011

Palabritas


Es como la derogación del deseo, un aplanamiento emocional. Callarte. Y en vez de anularme, te confundís en el límite de la idiotez. Es por este rato, hablar de ropa, del vecino y la vecina, de marcas de zapatos, de cuero, de cómo cocinar la espinaca. No pensar nada más. Afuera todo el mundo está hundido.

Vos estás tambaleando. Yo me quedo quieto. Ahora, al revés.

Tengo tanto sueño. Las manos se me duermen. Se duermen los ojos. Mañana será Hegel y la cuenta de la luz. Hay algo que no quiere detenerse. Hay truenos. No llueve nada. Nada.



Over.