domingo, 30 de marzo de 2008

Pozo negro


Días de porcelana,
cristales horas que los juzgan
Se cierra el tiempo y yo,
cobarde,
soy el simple espectador
de las rotas luces que lo unen.



De polietileno y pudor,
sus dedos impregnados
Yo lo veo junto a ti:
El enterrador y su fingida pena
Una ficción que no duele
Frenarán en tu sueño
grabadas y alteradas
las figuras de su rictus
Pero todo será igual;
Seguirá llegando a mis ojos
la larga pausa de tu hastío.


sábado, 29 de marzo de 2008

Porque ya tienes 28 años

El cuento es La Tragedia de la Mina de Carbón de Nueva York. El autor es Haruki Murakami. No tiene nada que ver con Ryu, que a su vez tiene más que ver con Banana Yoshimoto y esta última absolutamente nada que ver con Kawabata.
Estoy buscando algún libro de Murakami que me defraude. Ya es una obsesión, quiero que se equivoque, que me aburra, que me obligue a dejarlo. Por caso, Auster ya escribió The Book of Illusions, y eso me ayudó mucho. Pero hablaba de Haruki, y este párrafo que copio:

Para mí, en cambio, aquel había sido un año de funerales. A mi alrededor, mis amigos y quienes habían sido mis amigos se habían ido muriendo uno tras otro. Un campo parecido a un campo de maíz azotado por la sequía del verano. Yo tenía veintiocho años.

Mis amigos también contaban, más o menos, con la misma edad. Veintisiete, veintiocho, veintinueve años… Una edad poco adecuada para morir. Los poetas mueren a los veintiún años, los revolucionarios y las estrellas de rock a los veinticuatro. Una vez superada esas edad, parece que, de momento, estás a salvo. Como mínimo, eso es lo que presupone la mayoría de la gente. Ya has dejado atrás la legendaria curva fatídica, ya has cruzado el túnel lúgubre y oscuro. Tienes por delante una recta autopista de seis carriles por la que (aunque no te apetezca demasiado) puedes volar hacia tu destino. Te cortas el pelo, te afeitas todas las mañanas. Ya no eres poeta, ni revolucionario ni estrella de rock. Ya no duermes la borrachera en una cabina telefónica, ni bebes hasta perder el sentido, ni escuchas ningún LP de los Doors a todo volumen a las cuatro de la madrugada. Has suscrito un seguro de vida por conveniencia, has empezado a beber en los bares de los hoteles, desgravas de los impuestos la factura del dentista. Porque ya tienes veintiocho años.


PD
: Antes de postear, le escribo a Francois quien está ocupado en el frente analizando el regreso del existencialismo gracias a unos videos de La Pareja. Muchos bostezan, me cuenta. Pero en cuanto a este párrafo anotó: 1) Que yo sepa, las estrellas de rock mueren alos 27. 2) Que las estrellas de rock y los revolucionarios sean la msima cosa, es al mismo tiempo hermoso y falso. 3) ¿Existen poetas que se suicidan todavía? 5) ¿Existen poetas? 6) A mí no me gusta Murakami. Lo siento.

Over.

Ella canta Mack The Knife. Ella Fitzgerald.

Hoy en día, en el mundo hispanohablante, el apellido Darín remite, merecidamente, al actor, Ricardo. En 1959, Walden Robert Cassotto, más conocido como Bobby Darin, era el único Darin famoso, artista y cantante polifacético que vendió millones con la canción Mack The Knife. Con letra escrita por Bertold Brecht para una obra de teatro, esta canción deber ser una de las más versionadas en el mundo anglosajón. No sólo esto, ya que la letra original es en alemán y sufrió varias traducciones hasta nuestros días. Pero me quiero referir a Ella Fitzgerald en uno de los más hermosos discos en vivo que haya grabado. Hablo de Ella in Berlin. Su voz es dulce aún, con sus 47 años en pleno éxito y 36 años antes de su muerte en 1996. Sí, está bien, no alcanza a una McRae o Billie Holiday, pero resignifica las canciones de acuerdo a su grandiosidad, a su estilo, a esa increíble capacidad de hacer simple una entonación imposible.

Justamente en este disco, por primera vez, Ella canta Mack The Knife, alterando un poco la letra que apenas sabía de memoria. Ya lo advierte antes de comenzar a cantar: We haven't heard a girl sing it. And since it's so popular, we'd like to try and do it for you. We hope we remember all the words.

Hacia el final, imita el acento de Louis Armstrong y cambiando radicalmente la letra saluda al público berlinés y avisa: look out, look out, Old Macheath's back in town
Nacía el scat, el bop. Precioso.

Over.



viernes, 28 de marzo de 2008

Lo más bien.


(Claro que en la voz de Chet Baker, pero en esa grabación en la que parece que le raspara el corazón. La versión de Diana Krall es prolija, ok, pero la de Chet se siente. La canción es de Hoagy Carmichael. La irónica belleza es inusual.)


I get along without very well, of course I do, excepto cuando me marea una hojita que se cae y mis ojos dibujan tu mano sosteniéndola, y mis manos se arrastran sobre tu pelo, pero I´ve forgotten you just like I should, of course I have, sí, aunque except to hear your name, y mis pies van soñando un recorrido que te encuentra, cuando el sol acaricia los párpados y me pasa un dedo por la piel, como en primavera, pero I should never think of Spring, entonces me doy vuelta y me voy a jugar, juegos que te encantarían, juegos en los que no se pierde ni se gana, son como saltitos, despacito para que no duela al caer, y sí, verás que I get over without you very well, claro, salgo y ni noticias, como si nada, sólo un puntito en el pasado, allá, y hasta en mi habitación, cuando me leen libros que ya olvido, y la ventana no hace mal, sí, bueno, except when soft rain falls, y es como un llanto general, una apelación de la felicidad, un café que se mezcla con el cigarrillo y siempre le falta azúcar, y es ahí cuando lo pienso, should I phone once more, entonces otro café o un llamado frío, y no sé si es por ese llamado o por las horas que pasan que me digo What a fool am I, sí, definitivamente it´s best that I stick to my tune, y camine buscando canciones que me canto, me corrijo, me olvido y vuelven, y sé que I get along without very well, of course I do, no hay dudas, y sin embargo, ando con cuidado de no dar muchas vueltas en la cama, de cerrar los ojos cuando hay sueño, y especialmente en primavera, porque si me olvido que I should never think of Spring, lo sé, claro que lo sé, that would surely break my heart in two.


Over.


Pd: Amit dice que At Last es la canción más optimista que escuchó en su vida. Yo todavía no me decido.


A la Caza de un Título



Quim Monzó ha escrito un cuento llamado “El Cuento”, pero que trata justamente de un hombre que escribe un cuento tan perfecto que no es capaz de encontrarle un título a la misma altura. Por lo tanto, decide hacer añicos el cuento perfecto por no hallarle título. ¿Es tan importante un título?. En 1976, Paul Auster escribió el libro Hand to Mouth, que Anagrama publicó en español bajo el título A Salto de Mata. Si usted es español, no hallará nada curioso en esa expresión. Pero si usted habla castellano y no ha vivido en España, se imagina a alguien o a algo saltando, y no termina de comprender el significado. Por ejemplo, en Argentina, el equivalente en español sería: “Con la soga al cuello”. ¿Traducir del español al español? No es muy difícil encontrar una traducción más abarcadora. Si no queremos caer en localismos ni en ese híbrido español neutro, podemos deci:r “Con el agua al cuello” o “Vivir al día”, y cualquier hispano parlante lo entendería.

Otro caso curioso es el libro de Salinger, The Catcher in the Rye. La primera traducción al español de ese título fue: El Cazador Oculto. La segunda, El Guardián en el Centeno. La razón del título la encontramos en el capítulo XXII, donde el protagonista le cuenta a su hermana sobre un juego que se desarrolla en un gran campo de centeno. En medio del campo hay un precipicio, y los niños que juegan ahí pueden caer en él. La misión del protagonista (sería ese “catcher”) es evitar que los niños caigan en el abismo. Pensémoslo un segundo. Sabemos que el juego no existe en la realidad, por lo que es una invención del autor para la novela. Por caso, en inglés, al juego de las escondidas se les llama “hide-and-seek”, y su traducción literal sería “esconder y buscar”. Esto último es un claro ejemplo de mala traducción. Pero en el caso de la primera traducción, yo creo que el traductor piensa por el lector, y que alguien piense por otro, por lo menos, no suena del todo bien. Lo que quiero decir es que el título fue interpretado además de ser traducido. La segunda traducción hace una referencia más directa y literal, y apela a que el lector encuentre otro nombre para darle a ese juego. Resumiendo: The Catcher in the Rye sería literalmente “El agarrador en el centeno”. El Cazador Oculto sería la traducción interpretada (predigerida, como diría Cortázar) y El Guardián en el Centeno, la traducción casi literal, apenas alterada por una cuestión de uso.

Sabemos que la traducción de los títulos de libros y películas responde a cuestiones comerciales y lingüísticas. Sabemos que las editoriales y las distribuidoras persiguen beneficios económicos y no apuntan a modificar la lengua. En el caso del libro de Auster, es claro el inexplicable ejercicio de economía en el sentido común. En el caso del libro de Salinger, hay una extraña convivencia de un mismo libro con dos títulos diferentes. Un buen traductor es más caro que un mal traductor. Hasta ahí estamos de acuerdo. Entonces insisto con que todo libro traducido debe contener una nota preliminar sobre la traducción, las dificultades, las interpretaciones. Digamos dos o tres hojas por libro. ¿Las editoriales habrán hecho la cuenta de que agregar esas tres hojas por libro las llevaría a la ruina? Si esa cuenta existe, permítanme dudar de ella.

Over.



Pozo negro


Barriletes en la noche,
pájaros de la muerte.


jueves, 27 de marzo de 2008

The Man Made of Words, by N. Scott Momaday - espanis vershon


En una cuidada edición de St Martin´s Press (mayo, 1997), N. Scott Momaday (N. por Navarre) publica este libro cuyo título apela al ganador del Pullitzer, House made of Dawn (La Casa hecha de Amanecer). Bello libro, este último, que comienza así: “Dypaloh. Había una casa hecha de amanecer. Hecha de polen y de lluvia, y la tierra era muy antigua y eterna.”
 
Templado ambiente poético que nos alerta del contenido del libro, con sus oraciones cortas y directas. Pluralizando, hablando de amaneceres, hasta me arriesgo a decir que sería aún más bello. Y esa línea que habla de una casa con fecha y sin fecha al mismo tiempo, alojando en la antigüedad la noción de lo eterno. Pero no es de este libro que voy a escribir. Tampoco del Hombre Hecho de Palabras, sino más bien de una parte del mismo.
La cosa sería un poco así. Este Momaday es descendiente directo de Kiowas ( indios cel sur este de los E.E. U.U.) por parte de su padre, y hasta vivió su primer año en esta reserva. Dice recordar el lenguaje hablado por sus padres, cuyo origen es aún un misterio, como el vasco o el húngaro. Dice recordar especialmente una historia, la del Arrowmaker, el constructor de flechas. La traducción es mía, loas y defectos tienen su destinatario:
Había una vez un hombre y su mujer. Estaban solos a la noche en su tienda. El hombre estaba construyendo flechas a la luz del fuego. Al cabo de un rato, creyó divisar algo. Había una pequeña abertura en la tienda donde habían cocido dos trozos de cuero Había alguien allí afuera mirando hacia adentro. El hombre siguió con sus tareas pero le dijo a la mujer: Hay alguien allí afuera. No temas. Hablemos de cualquier cosa con normalidad. Entonces tomó una flecha y se la puso entre los dientes. Haciendo lo correcto, la colocó en el arco y apuntó, primero hacia una dirección y después hacia otra. Mientras hacía esto, hacía como que hablaba con su esposa. Pero esto es lo que decía: Sé que estás allí afuera, porque puedo sentir tu mirada sobre mí. Si eres Kiowa, entenderás lo que digo, y pronunciarás tu nombre. Pero no hubo respuesta, y el hombre siguió haciendo lo mismo, apuntando la flecha en toda dirección. Finalmente, apuntó hacia el sitio donde estaba el enemigo y soltó la cuerda La flecha voló directo el corazón del enemigo.”
La historia no es gran cosa, pero tiene la contundencia de las fábulas con el impacto de las leyendas. Logra la imagen de manera precisa. Pero lo que es más importante: Lleva al lenguaje a su estadío más alto, a la palabra como clave vital, como símbolo que sobrepasa a su propio destino de representación. Y ese final, transformando en enemigo al que no entiende el idioma, ese desplazamiento del signo hacia la acción, hacia el fundamento de hostilidad por ignorancia. El silencio opera como un simulacro del miedo que termina sentenciando al hablante – el no hablante -.
Dice Momaday más adelante: Con frecuencia, las palabras vuelven sobre sí mismas de un modo curioso y significativo. Trascienden su valor meramente simbólico y se funden con la idea que expresan. Ya no son intermediarias sino primarias; son al mismo momento el nombre de las cosas y las cosas que nombran.
Hasta acá me cierra todo. Pero qué hacemos cuando Steiner dice que: “la palabra rosa no tiene espinas, ni color rosa, amarillo o blanco (...)”. Qué hacemos, te pregunto, siempre es la del adagio y el contra adagio.
PD: Julieta me dijo aquella noche en el Sol de Nit: Vos entendés qué quiso decir Hobbes con: “La palabra es el dinero de los tontos”. No, le contesté. Pasaron seis años. No, le vuelvo a contestar.

Over.

martes, 25 de marzo de 2008

Pozo negro

No te acuses esta vez
De mi jardín de vidrios y fiebre
Es mío, no lo presto ni te invito.
No te alarmes siquiera
Por mi cara de entendido
No es mi cara ni mi razón.
¿Llaves? ¿Realmente llaves?
Esas puertas están siempre abiertas
Es más, no hay puertas ni permiso
Si te invitan, te están mintiendo.
¿Venís en coche o en avión?

24/03/1976 - Parménides, S.O.S.



Más o menos sucedió en todas partes del mundo. Hay gente que se cansa, toma las armas (armas, justamente, un problema para el darwinismo!) y empieza a los tiros. Las revoluciones sirven, entre otras cosas, para saber de qué lado están los buenos y los malos. Es imposible que alguien no se identifique con algún bando. Y desde que existen los estados, naciones o imperios, los buenos son siempre los mismos, piensan lo mismo y terminan en los mismos lugares. Igual razonamiento para los malos. Pero lo peor, como decía mi viejo, son los que están en el medio, los que no se deciden por nada ni por nadie, esos son un peligro.

Acá en Argentina sucedió algo parecido. Y a lo que fue un genocidio lo llaman guerra, creyendo que así la cosa es más aceptable. Todo lo contrario, porque en una guerra sí hay dos bandos, y hay que tomar posiciones. Los malos de acá, los buenos, allá. En la 2º guerra mundial estaban el Eje y los Aliados, para ser didácticos. Cuando ahora el Mossad encuentra un nazi y lo manda a juzgar, es claro que no lo hace para que ese individuo se reinserte en la sociedad. La sentencia es meramente punitiva y casi nada disuasiva, como debe ser la ley cuando todo anda más o menos bien. El nazi va a seguir pensando igual, y los que lo apoyan seguirán alertas. El estafador no renuncia a su condición por el hecho de que le digan estafador, lo señalen o lo amenacen. La vergüenza que nos invadiría si fuésemos acusados de tal cosa, no es transferible al otro, al que ejerce su maldad, porque él ya ha aprendido a no verla, a no sentirla, a no enterarse nunca de nada.

Supongamos que el 24 de marzo de 1976 no hubiera existido en la Argentina. Supongamos que José Pablo Feinman hubiese escrito una novela con todos y cada uno de los actos que sucedieron durante la dictadura. Supongamos que Pino Solanas hubiese filmado la película de tal libro (ok, sería un documental de seis horas!) Bien, todos pensaríamos casi lo mismo que pensamos sobre un hecho real. Entonces de qué sirve la memoria, el nunca más, el no olvidar, si en definitiva no hace falta que un tipo torture a otro para que “Los buenos estén en contra de la tortura y los malos a favor”.

¿Si hay que juzgar a todos? Claro, para que sufran por haber hecho sufrir, por el ancestral convencimiento que tenemos de que el talión es una ley muchas veces justa. Pero los represores morirán represores, los asesinos morirán asesinos, los que los apoyan morirán apoyándolos, los traidores morirán traidores, y vos que mentís todo el tiempo, te vas a morir mintiendo.

Lo ideal sería que todos los buenos se juntaran y mataran a todos los malos. Como es muy difícil, se crearon las leyes y el Derecho. Como no solucionó todo, cada vez se venden más armas, suben los precios de los libros y no falta demasiado para que la pastilla pac – man de la culpa termine con el resto. Aldous, estoy contigo, seremos un Mundo Feliz.

PD: Amit me recuerda que Leibniz dijo que en el universo existen infinidad de mundos posibles, pero aunque ninguno de ellos es necesario, el elegido por Dios es el mejor. Te das cuenta Amit, estos tipos son los que necesitan los programas televisivos de política.

domingo, 23 de marzo de 2008

Pozo negro



Hagiomandala del amor
Santo sexo ancestral
Simulacro de la cruz
Nadie te vio, lo prometo,
sangrar penas una tarde de mayo
Ni el falso I-Ching que amaste
Ni tu voz muda de gritos
Sólo los que aman
Saben crear una lengua
Pero ahora es retirada
Humo negro del olvido
Lejos,
Lejos ya en el tiempo y en la belleza
Las formas de tu mano en mi mano.




Se agranda el círculo de fuego
En el papel, prolijo y enloquecido
La nada se va comiendo al todo
En breve el todo será nada.


sábado, 22 de marzo de 2008

Sólo esa hora

De repente pienso que cuando uno supera una novela, un cuento, un poema, comienza a comprender que la cosa pasa por otro lado. Trataré de explicarme. Cuando uno supera un cuento, se da cuenta de que llegó la hora de escribir ese cuento. Lo intento otra vez. Uno escribe su primera novela, con errores o desaciertos, pero la escribe. A esa instancia yo la llamo “superación de la novela”. En ella se ha librado una batalla contra los adjetivos, los sustantivos, los diálogos, la estructura, etc. A partir de entonces, con suerte, al emprender la próxima novela, uno podrá deslizarse a través de las páginas, prescindiendo de toda esa lucha que en gran medida no tiene sentido. A esa segunda instancia la llamo "escribir la novela”. Bueno, sí, ya sé, usted podrá hábilmente objetar estas instancias que he propuesto. No importa. En realidad las utilicé para expresar otra cosa. Para tal motivo, citaré un párrafo de Bioy Casares: “Eternizar una sola hora del amor ­- la más bella - , por ejemplo, aquella en la que la mutua confesión se perdió bajo el brillo del primer beso, ¡oh! ¡Detenerla al paso, fijarla y definirse en ella! ¡Encarnar el espíritu y el último voto! ¿No sería ése, pues, el sueño de todos los seres humanos? Sólo por tratar de recuperar esta hora ideal continuamos amando pese a las diferencias y a las mermas que traen las horas siguientes”

Ahora me atrevo a una alteración. ¿Qué pasaría si sustituyésemos “la hora del amor” por “la línea de nuestra literatura”? Es decir, qué pasaría si lleváramos toda esa ensoñación del amor a la labor de crear una pieza literaria. Me aventuro a una respuesta: cada vez que escribimos buscamos una línea, esa línea, y en virtud de tal empresa, llenamos cientos y cientos de hojas con miles y miles de líneas. Así, las posibilidades son las mismas. O bien hallamos esa línea la primera vez, o la vez número cincuenta o también, es claro, jamás la hallamos. Adivino que el lector está repasando autores y arriesga el nombre quien tiene la dicha de haberlo logrado. Entonces, se advierte que esa secuencia de superación y escritura de un texto es inexacta, ya que al parecer, podríamos encontrar lo que buscamos en lo primero que hacemos. ¿Pues entonces me he equivocado en todo lo que escribí? ¿Por qué creo que sigo teniendo razón si me refuté a mí mismo con cuatro palabras? ¿Necio, perseverante o cabeza dura?

PD: Francois me pregunta desde el frente: ¿Paul Auster perdió el encanto, el pulso o la imaginación? Sé que le duele mucho una pierna, le digo por toda contestación.


Over.

Pozo negro

Todos esos ríos que de piel nos inundaron
De lúcida lluvia nocturna
Y de idiota nostalgia irreal
Serán nudos en el sueño
Piedras en el fondo de la noche
Guardianes inútiles de lo que callamos

viernes, 21 de marzo de 2008

Pozo negro

Bebo la noche, no tu vino
Y si Rimbaud fijaba vértigos,
Yo los escribo, me suceden
Como el arte, la vida y la mierda
Me dejaré bajar hasta tu deseo, ok,
Pero en tu boca todavía perdura
El aliento a acetona de las anginas
Y el de la tierra acumulada
de callar odios y soledades.
Cabalguemos, sucios, este amanecer
Es lo único que no podremos fingir

El último viaje de Rodericus Latouche


Rodericus Latouche (1887-1942), autor de “Sueños del que no viaja”, novela que sin duda le ha deparado una fama injusta, viajó por última vez antes de su muerte a Collioure, en el sur de Francia. Nada (o poco si es que estas líneas buscan alguna justificación) se ha dicho sobre aquel viaje. Corrían los primeros días de enero. “De no ser por el viento, no diría que estoy en invierno, pero me hace bien, porque hay un invierno personal que me hostiga hace años, y ahora es general, para todos lo mismo, como si me entendiesen todos los que pasan a mi lado”.

Así empieza esa especie de diario que el viaje fue escribiendo. Sólo tres hojas, mínimas y finales, les permite Latouche a nuestros ojos. Sabemos que partió de Barcelona, ciudad que le inspiraba un amor ambiguo, que tomó fotografías de la costa brava, que vio en la boca de una mujer los labios de Kellian, la “triste arena del desierto / que me tejes y me olvidas”, a quien le cantaba: “qué importan los días que nos hunden, la sangre atenta que nos gasta / si en la noche y en el sueño, huimos al mismo sitio”. Nos cuenta que en Port Bou perdió el tren porque quiso sentir la “triste y hermosa soledad de las fronteras”, que al bajar en Collioure oyó su amado y perdido francés en la boca de un niño y que eso lo estremeció. Pagó dos noches en la habitación 104 de un hotel “anónimo y cruel, como son los hoteles limpios y caros”. Caminó por la ciudad, tomó muchas fotografías, disfrutó de los petit-déjeuner más que de otra cosa, y sintió que “las mañanas fingen el fiel engranaje de un comienzo, una sombra que no empieza ni termina nunca”. Camino a Carcassone, se detuvo en Perpignan y regresó: “Quiero que el sabor del mar se quede por siempre en mí, como primera y última imagen”.

Ya llegando a la tercera hoja, podemos leer la eufórica gratitud que le deparó la primera lectura de Shakespeare, una línea de su siempre admirado Mallarme: “Nada, ni los jardines que lucen en los ojos / sujetará este pecho en el mar sumergido, los adjetivos “desolado” y “enojado” para referirse a Nietzche y unas palabras finales que dice haber sentido cuando sus oídos escuchaban que estaba de vuelta en Barcelona: “mi destino, ya cansado, busca la línea en donde firmar”. Aunque pasaran otros siete meses para que la bala lo durmiera, sabemos que fue aquel último viaje el que ya había apoyado el arma en su sien. Su novela, que recibió críticas del estilo: “la obra de un escritor que se perdió a mitad de camino y tuvo la desdicha de no reconocerlo”, es, para mí, una irónica osadía de la falta de reconocimiento que tuvieron sus poemas. Latouche escribió esa novela para que no se leyera, para que la perdonara el olvido, para que se entienda que su vida estaba en la poesía.
Ahora, con la próxima publicación, entre otras cosas, de estas tres hojas que nacieron en su último viaje, su memoria y la nuestra quedan, de algún modo, equilibradas


Over.

jueves, 20 de marzo de 2008

Pozo negro

Al sueño, simple.


Corro y no me alcanzan
Me matan y no muero
Todavía estás aquí
Tu deseo aun me incluye
Trémulos cuerpos cambian de rostro
Ayeres lejanos se colman de hoy
No te disipes bruma del sueño
No permitas que a mis ojos
los traicione la realidad

"Je m'en vais, mais l'amour demeurera toujours", oh, la , lá!!


Hay historiadores que sólo cuentan lo que pasó. Otros que entienden y analizan eso que pasó. Otros que entienden, analizan, y deciden contar otra cosa para que la confusión lleve agua a su molino. Otros que se dedican a interpretar los hechos y los cuentan ya interpretados. Yo prefiero los primeros. Y dentro de ese grupo está Adolfo Carrillo, historiador peruano que vivió sus últimos treinta y dos años en Pucusana, la tierra donde según Fréderick-André Ángel, los cadáveres eran amarrados para que no regresaran en forma de fantasmas. Lo cierto es que Carrillo nunca gozó de gran popularidad, y aunque por algunos años fue lectura obligada en los manuales escolares, a partir de la presidencia de Belaunde, se fue perdiendo su huella popular para transformarse en historiador para historiadores. Ok, mejor vayamos al grano.

Resulta que Carrillo realiza un viaje a Francia ya que estaba estudiando el reinado de Luis XIV. En dichas investigaciones, se topa con el que sería, a mi entender, uno de los descubrimientos menos conocidos sobre los colaboradores del Rey Sol. El hombre en cuestión es Jean-Baptiste Colbert, ministro de finanzas de Luis XIV, responsable de cientos de obras realizadas en París y demás ciudades francesas. Pero al parecer, su dolor más profundo fue el rechazo de Marie Le Tellier cuando apenas había finalizado sus estudios en el colegio jesuítico. De los textos rescatados de aquella supuesta relación (así se cubre Carrillo vaya uno a saber por qué), hay dos cartas que compilan el brutal cambio de sentimientos. La primera misiva, fechada el 18 de febrero de 1642, emociona: “Secreta y musical / tu alma me ha cegado / la ley de la fuerza fue abatida por tu gesto / Frágil y final como el papel en la hoguera / me consumes y me vences / A tus pies mi armadura y mi escudo / ya son tuyos, hoy, que es igual a siempre. Pensando en la época, la declaración de amor es extrema, y habla de la impotencia de los actos de la propia voluntad rendida al designio de la amada. Los últimos dos versos, precisos, condensan la entrega total a la mujer, y expresa el sentimiento del amor como atributo de la eternidad; un "hoy" que es siempre.

La segunda misiva, cuatro años más tarde, es feroz: "Cuando muera cada una de tus horas / cuando ya no puedas detener la noche de tus días / cuando el destierro de tu carne devore tu infiel resistencia / entonces volverás por el camino de las negras aves / Y mis ojos, tus ojos, serán lo último que verán". El dolor se convierte en amenaza, pero en la amenaza fría del desamor, con la furia destemplada de la amargura que el tiempo no pudo borronear. Al parecer, Colbert cumplió su promesa, pero secretamente pagó su crimen anhelando que su amada Marie pudiera ver todos los logros que había conseguido para su país. A ella le dedicaba sus victorias, a la muerta que viva no lo deseaba. Como la canción que Sumner escribió hacia 1982, donde expresa la obsesión del amante que ante la negación de su deseo, prefiere acercarse a la ilusión de llegar a poseerlo por el simple propósito de perseguir a su amor. Y la advertencia refuerza aún más el plan.

Adolfo Carrillo murió en Pucusana, el 8 de enero de 1994. Según su esposa, Maria Elena Imaí Fuentes, todavía quedan muchos trabajos que el historiador jamás entregó a la imprenta.



Pd: Sting versionó Every breath you take de todas las formas posibles. La mejor sigue siendo la del disco. Qué buena canción.

Amit, apunte: “Toda literatura es testamentaria”, y si lo dice Derrida...

Over.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Pozo negro


A las puertas

Me sé ceniza
En la noche tibia
Abro las puertas del infinito
a mis ojos
Que son el infinito
Y no lo sé


Lo mismo

Como quien viene de la noche
quien cruza el regreso
ofrece el olvido
el rencor
siempre
lo mismo
permite el ayer
quien calma la flor
Como quien vuelve y no llega


Dios, Patria y Coca Cola






Este libro escrito por Mark Pendergrast es una muy buena investigación sobre la bebida global. Por momentos se torna un tanto anecdotaria y rebalsa de datos. No importa. Lo interesante está en la última hoja. En la anteúltima, el autor dice haber encontrado la fórmula de la Coca-Cola en los archivos de la compañía. La publica. Al dar vuelta la hoja, puede leerse un diálogo digno de Chandler, con un Marlowe cansado y un hábil hampón del otro lado. El diálogo es sostenido, en realidad, entre el autor del libro y un gerente de la compañía. Más o menos dice así:

- ¿Es posible que tenga la fórmula de la Coca-Cola?
- Quién sabe, puede ser. ¿Qué piensa hacer?
- Producirla.
- A ver, yo tengo la fórmula aquí mismo dentro de este cajón. Se la puedo dar si quiero. ¿Cómo va a llamar a su producto?
- Bueno, Coca-Cola no puedo, porque ustedes me entablarían una demanda. No importa, la llamaría Yum-Yum, y me esforzaría por hacer saber que es igual su producto.
- Bien, pero cómo haría para suplantar la centuria que venimos publicitando la Coca-Cola, cómo podría producir tantas botellas y latas para competir con nuestro precio, para qué una persona compraría Yum-Yum que es igual que la Coca Cola pero más cara. ¿Pudiendo comprar la original a menor precio, Ud. qué haría?

Ahí el autor finaliza el libro con un "Creo que no había nada más que agregar".

Pero Amit me escribe a los comandos desde el frente y dispara: Muy ingenioso el gerente, pero el Yum - Yum podría ser vendida como una bebida cuyas ganancias fueran a países pobres. Imagínate una "Coca-Cola" social, con ganancias que se repartan en cada Estado. Eso, que cada estado tenga una patente comercial con la fórmula y que lo que se produce en cada país, vuelve al mismo país en ganancias. Revolución Yum-Yum. Habría que pensar otro nombre.

Estimado Amit, apunte esta frase de Saramago: "No hay mejor guardián, que el miedo a que el guardián venga".

Over.

martes, 18 de marzo de 2008

Giordano Bruno y las fuerzas oscuras

Primero que nada hay que dejar claro que el Equilibrio es un estado donde convergen distintas fuerzas, un punto especial en el que ninguna le "gana" a la otra y todo queda detenido. Aparentemente, claro, y Parménides lo sabía y, creo yo, dijo lo contrario sólo para contrariarnos. Es sabido: la lentitud es un atributo de la velocidad. La oscuridad, de la luz.
A ver, en principo no debemos olvidar que todos los cuerpos, incluidos el tuyo y el mío, producen fuerza de gravedad. Del mismo modo que Ud está sentado y no flotando, su cuerpo atrae con su fuerza a los objetos que lo rodean. Claro que con una fuerza muy pequeña, lo cual impide que su cabeza se estrelle contra la pantalla. Ahora bien, uno pensará por qué el universo no es una enorme sala de bowling descontrolada. Ahí entran en juego las llamadas "fuerzas oscuras", las cuales existen pero no se ven. Y son ellas, de algún modo, las que "tiran" en sentido inverso a la gravedad y todo se mantiene girando en una dulce y aparente estabilidad. Pero attenti: estas fuerzas van ganando la batalla a la gravedad, y son las responsables de que el universo se expanda y dé así la sensación de la curvatura del mismo. Uy, cómo se complicó todo, mejor vuelvo a lo que sé.

De niño siempre me pregunté por qué no somos capaces de detener nuestra mirada entre nosotros y una pared. Digo, en el "aire" que media entre nuestros ojos y el objeto. No nos animaríamos a decir que no hay nada en medio, pero de algún modo lo sentimos. Ese interregno sería el lugar que ocupan las fuerzas oscuras en el universo, y vaya que cumplen su función. Punto.

Ahora bien, ya me meto en problemas. Y para eso, nada mejor que irnos al siglo XIV, y toparnos con Giordano Bruno, cuya carne ardió en el año 1600 a manos de los defensores de la fe y la buena ciencia. Aquel 17 de febrero, no sólo se quemaba un hombre, sino que todo un sistema de pensamiento y modernidad, se reducía tristemente a cenizas. Pero vamos a lo interesante.
Giordano Bruno se caracterizó por defender la infinitud del universo, y lo expuso a través de diálogos cuyos personajes fueron creados para tal fin. Del fascinante libro "Sobre el infinito universo y los mundos", me queda una imagen preciosa. Filoteo (alter ego de Bruno) dice: Si como dice Aristóteles, que el mundo está en sí mismo y que fuera del mundo no hay nada, (Nullibi ergo erit mundus. Omne erit in nihilo - En ninguna parte pues estará el mundo. todo estará en la nada), yo me pregunto, supongamos que llego a ese límite entre el mundo y la nada y extiendo la mano hacia el otro lado, entoncés qué, ¿la mano deja de ser y vuelve a ser según mis movimientos? Sublime, aplausos por favor! En otro pasaje anota: Está a la vista, pues, que cada cosa por otra es limitada: el aire fija el contorno a los montes y los montes al aire; nada hay, empero, que por fuera limite a este gran Todo. Otro aplauso por embellecer la explicación con poesía. Nos queda claro que los límites son una sucesión infinita de fronteras que dan lugar a un aquí o allá segúnnuestro punto de vista. Y Giordano Bruno proponía todo esto sin conocer ningún Hubble dando vueltas por la atmósfera ni ningún VLT en Chile mirando lo que no se ve, surcando la distancia, palabra que en astronomía se borronea con la palabra tiempo.

De vivir en nuestros días, Bruno sería un amante de la neurobiología, de las astronomía más abstracta, o bien como dice mi amigo Francois, quizás fuera un piloto de avión o un campesino. Como fuese, su mente no pudo detenerse ante la evidencia de su tiempo, no pudo contentarse con la felicidad de ser el centro de un universo limitado, atravesando una vida que con suerte lo llevaría al paraíso después de que su aliento se detuviese. Estas personas suelen terminar en una hoguera, con un tiro en la frente o en la sien, o aislados en algún país lejano jugando al ajedrez antes de que sol agote su ocre. Como las estrellas que los todopoderosos telescopios transmiten, estos hombres y mujeres brillan su futuro y nosotros, ciegos al tiempo real, creemos ver su presente.

Al margen, por qué la pintura invisible marca Acme que usa el coyote no produce su invisibilidad al pote que la contiene? Pip Pip

Over.

domingo, 16 de marzo de 2008

No mujer

La película Inside Man, que en Latinoamérica se conoce por el original Plan Perfecto, y en España por el un poco más original Plan Oculto, es un film más sobre el robo a un banco planeado por un tipo muy inteligente que se despacha con un plan que le permita no ser atrapado. Sí, divierte, distrae, mientras el helado no se derrita y ella no llame. Mientras ella no llame, cualquier película sólo debe divertir, ¿no? Ok, lo curioso viene en las extras que trae la versión en DVD (cómo me persigue el deuvedé español!).

Hay una escena eliminada en la que dos policías comienzan una charla que surge del tedio. El tedio es una desgracia que al mismo tiempo puede mutar en presión para hacer algo trascendente. El punto es que estos dos policías comienzan a disertar sobre la canción No woman no Cry, del peludo Robert Marley. Entonces empiezan a descifrar el significado. Sí, porque en inglés, esa expresión puede significar: "No mujer no llores" ( en su peor versión) o "No hay mujer, No hay llanto", y de ahí a "No hay mujer, no hay sufrimiento". A ver, el punto es que Bob escribía y hablaba un inglés jamaiquino, en el que las reglas gramaticales inglesas tenían (y tienen) una que otra alteración. Si uno se ajusta a la traducción más convencional, el "No" de "No woman", viene a significar "ninguna". Para eso hay que tener en cuenta que "no" y "not" son dos palabritas que funcionan de manera diferente en inglés. Volvamos.

Si uno quiere decir "No mujer, no llores", el Queen´s English no dudaría en un "Oh, woman, do not cry" y aceptaría con la nariz fruncida, un "No woman, do not cry". El "No cry", queriendo significar esto último, le hubiera producido menudo escalofrío a mi gran profesor de gramática inglesa. Pero Bob es Bob, y en mi escala de valores, está unos escaloncitos más "arriba" de mi profe, entonces yo le diría que no es que los jamaiquinos hablen mal, si no que hablan como ellos quieren, y que cualquier cosa se vaya a la isla y les dé clases de cómo deberían hablar. Ok. Volvamos otra vez

Los policías discurren sobre ambos significados y se ríen porque es tan curioso que las dos acepciones tengan tanta fuerza que no lo terminan de decidir. Claro que es un poco chauvinista el segundo significado, pero no deja de tener un aroma tanguero de dudosa hombría de arrabal. "Si no hay mujer, entonces no hay sufrimiento". Iván Noble, mucho antes de que se le quebrara la pluma, cantaba: Siempre que hay una mujer /se asoma un naufragio. Pero Bob quería decir otra cosa, le pedía a la mujer que no llore, que todo va a estar bien. Por lo que el significado es una cosa, y lo que quieren decir las palabras es otra. Qué??? Si, bastante confuso. Pero me gana una mueca pensar en el guionista que intentó agregar ese diálogo en la peli, y no pudo, Me lo imagino pensándolo. Pero el director lo quitó del film, justamente porque se trataba de una digresión con, a mi parecer, demasiada entidad. El público no debería recordar esa línea. Pero yo recuerdo eso. Recuerdo digresiones todo el tiempo. Lo que cae fuera del discurso principal, tiene algo de secreta maravilla. B. me diría que aunque no quiera, el psicoanálisis tiene algo que ver con todo lo que he escrito.
Por cierto, qué buena novela Los Sentidos del Agua, de Sasturain.

Over


viernes, 14 de marzo de 2008

Pozo negro

Sé.

Hoy que el cielo no cesa
y el sol pudre la orquídea
pienso en tu falsa libertad
tu literatura sin forma
tu asma fingido
Y yo,
Yo que puedo invocar tu sueño
anular tu pesadilla,
darte una mano,
hasta incluso creerte,
Sin embargo sé que te digo esto y
aún me miras con mugre en los ojos

jueves, 13 de marzo de 2008

Pozo negro


Fritos!

Anulados de amor, ajenos,
La irrealidad nos unta y nos protege
Qué importa el día escudo, la sangre atenta
Si en la noche y en el sueño,
Huimos hacia el mismo sitio.



Miente, grita

Miente, grita, niega la noche
No te asumas ya perdido
Mira bien, cierra los ojos
La mañana ya se acerca
¿Ni siquiera ves la mano
Que te empuja y que te hunde
Las frías garras que te marcan
La piel que ya no lucha
Y que paciente ya se rinde?



Giro

Ya la noche llovió su gesto sobre tu cuerpo;
Tu cuerpo derramado de oscuridad
Tu cuerpo repentino haz de luz
Perdido en la madeja de tinieblas que mi mano,
Mi mano, ciega, conoce de memoria y olvida
Y otra vez, y otra vez.





miércoles, 12 de marzo de 2008

El Gran Pez





Vi tu foto y me dormí / en una habitación


(Fito Pez)

(Sí, "Pez")







Nietzsche Mon Amour

Cuando ni yo ni mis padres ni mis abuelos habían nacido, Friedrich Nietzche todavía no estaba loco del todo y ya había escrito Más Allá del Bien y el Mal. Aún cuando hablen de un corpus o un concepto que anuda el texto, yo, en mi selección interna, lo considero un libro de misceláneas. Sí, ok, lo que pasa que para mí, "miscelánea" no es lo que casi todos piensan. No importa. En la sección segunda, Espíritu Libre, Nº 41, Federico sentencia:
"Tenemos que darnos a nosotros mismos nuestras pruebas de que estamos destinados a la independencia y al mando; y hacer esto a tiempo. No debemos eludir nuestras pruebas, a pesar de que ellas sean el juego más peligroso que quepa jugar y sean, en últimas instancias, sólo pruebas que exhibimos ante nosotros mismos como testigos, y ante ningún otro juez. No quedar adherido a ninguna persona: aunque sea la más amada,- toda persona es una cárcel, y también un rincón"

Albricias! ¡Qué declaración de misoginia y profundo amor al mismo tiempo! ¡Qué belleza adolescente contienen las últimas palabras! ¡Qué aventura irrealizable! Primero, hay que recordar que Nietzsche no tuvo hijos, y que su vida amorosa dista mucho de ser envidiable. Pero entoncés cómo pudo escribir esta apología de la soledad con fondo de amor no correspondido. No lo sé. Sé, sí, que Federico estuvo mudo hasta lo cinco años y volvió a callar diez años antes de morir, ya presa del velo de la locura. Sé eso, y también que todo esto me hizo recordar a la preciosa canción Universo, del disco Sal, de la banda Entre Ríos. Attenti, dice la canción: "Hoy / el universo es lo que ves / tu cuerpo ya no es mi rincón". Y claro, uní esta letra de Sebastián Carreras con las palabras del gran Federico y voilâ! Secretamente, el mundo giró más de cien años para que una palabra encuentre su eslabón en una canción para seguir sintiendo.
Lo de la cárcel es claro. Lo del rincón, cada uno para su molino. Podría ser el lugar de refugio, el de aislamiento, el de castigo. Podríamos forzar una antítesis, pero de algún modo, si fuera muy clara, perdería la energía, y llegaríamos a Sabina y su "tu mal y tu bien(...) tu manta y tu frío" y él mismo lo admite: se pone cursi.
¡Cuántas cárceles y cuántos rincones acarician nuestra condición y juramos y prometemos cerrar los ojos, olvidar, no estar enterados de nada! ¡Cuánto tiempo sentimos el dudoso placer de informarnos sobre agujeros negros, planetas y andrómedas o nos empalagamos de nanotecnología! ¿Tejemos o destejemos la madeja?

Y eso que está por comenzar el otoño en esta parte del mundo. Que si fuera primavera...


Over.

lunes, 10 de marzo de 2008

De Rivera al Aleph a través del amor


Andrés Rivera, cuya sonrisa jamás tuve oportunidad de ver y al que reconozco como un gran escritor que vive con tristeza o enojo su comunismo, escribió, al menos, tres grandes novelas: La Revolución es un Sueño Eterno, El Verdugo en el Umbral y El Farmer. En realidad, son las únicas que leí, y ninguna me ha fallado. Dicho esto, transcribo este párrafo de El Verdugo en el Umbral:

Nos apretamos unos a otros y dejamos de ser judíos y cristianos o rusos o húngaros o tártaros o huérfanos o locos o enfermos, y a algunos les brillaban los dientes y a otros se les escurrieron las mejillas, y era como si fuese a descorrerse un telón, y la vida develara su misterio, y nosotros éramos la vida, y veríamos, en el escenario, lo que fuimos, lo que seríamos, las cartas a escribir, los sueños y las pesadillas que pare la utopía, el cáncer que roerá la sangre de tu hijo, las parodias populistas de Osvaldo Lamborghini, la pluma de un bibliotecario de Pekín que traza un ideograma memorable, la reverberación del sol en Coyoacán un día de agosto, el tedio de los domingos norteamericanos, las madrugadas de Erdosain, las oscuras inmensas campanas del Kremlin y su tañido letal una mañana de marzo, y tantas y tantas otras cosas que en el aleph no se ven ni se dicen.”


En primer término, me gustaría destacar la eficacia del párrafo, que nos va llevando solito a la comparación del cuento de Borges, pero que al mismo tiempo sostiene su propia entidad. En cuanto al contenido, bueno, yo creo que Borges (el personaje del cuento y el escritor) vio lo que sus ojos y su mente verían, y quizás Rivera hizo lo propio, pero está claro que en el Aleph se ve TODO, por lo que diría que eso de que “no se ven” agrega una innecesaria embestida a Borges, cuando todo el resto es bellísimo. Sí, estoy de acuerdo con que “no se dicen”, y uno sabe claramente a qué se refiere, cuando ese no decir se acerca más a un callar. Pero el Aleph es un cuento de amor, que esquiva el plagio a The Cristal Egg de Wells, por la maestría de Borges y por esto último, por intentar presentar un supuesto “aparato” en el que todo se ve, mientras que el personaje sólo quisiera ver a su Beatriz. Verlo todo cuando sólo queremos ver una sola cosa. El aleph, contado como una esfera de luz, es sin dudas una ensoñación o actividad mental, pero ni esa maravilla es capaz de anular la tristeza de un amor muerto.

Bellísimo este párrafo de El Verdugo..., pero toda la novela y quizás la obra de Rivera, está escrita tras un sombrío velo de pesimismo, ese lábil margen que estipula la nostalgia antes de anudarse en la tristeza. Lo digo de una vez: Rivera escribe enojado. Nietzche escribe enojado y a los gritos.

Over.

sábado, 8 de marzo de 2008

Mail a Fabian Casas que no puedo enviar

Busco "Fabián Casas" en Internet (me gusta cómo suena en portugués, "internechi"), me da una página dedicada a él. En un apartado (un link, seamos claros!) ofrece escribirle a Casas por intermedio del dueño de la página. El mail es enviado pero no llega porque el dueño de la página ya no lo ve a Casas, y aunque aseguraba pasearle los perros, de eso ya no hay noticias. Ni siquiera de la página, que hace rato que no se actualiza. Por lo tanto, posteo este mail que no llegó a quien debería llegar. Si se responde, cumplió la misión. Si no, también.
Al margen, quería escribir sobre esa pesadilla de Friz Lang llamada Metrópolis, pero tengo sueño y tengo miedo. Mejor mañana. ¿Soy el único idiota que vio Rambo IV? Go home.

UF! Cómo empezar, ok, que la cosa fue un poco así: Hace un tiempo empecé a escuchar el nombre “Fabián Casas”, que un poeta de Boedo, que es de izquierda, que la contracultura, y dije, puaj, otro “trosko puanense” con aspiraciones revolucionarias que se quemarán en cuatro años con tres pibes, la suegra y en el Duna sacado a crédito yendo para Gesell, y la vida es así. También pensé en Isidoro Blaisten, no sé por qué, pero de paso creo que el gran Isidoro se nos fue por escribir una novela. A quién se le ocurre semejante cosa a los 70 pirulos y después de escribir tantos cuentos.

Nada y leo el poema Sin llaves y a Oscuras (que me sonó a “en bolas y a los gritos”), el de la basura y la muerte, ok, y la llamo a Mariana, (que sería mi ex, pero tengo la sensación de que nos conocimos siendo “ex” la primera vez y que nunca cambió!) y le digo, escuchá este poema, y ella dice “uau”, y me digo, a este pibe lo voy a leer. Pero pasan meses, muchos, y voy a Gambito de Alfil, ahí en Puan, y veo “Los Lemmings y otros”, y le pregunto: poemas?, no, cuentos, ah, yo buscaba poemas, y otra vez a pasar el tiempo. Entonces estoy en Pque. Rivadavia, busco el último de Martínez, (que me gusta porque en Crímenes Imperceptibles, habla de series lógicas, y dice: si yo digo 1,3,4,5, y pregunto que número va entre 1 y 3, “lógicamente” es 2, ok, pero nada tiene de “lógico”, puede ir un 8 o 100, porque la serie es lo que yo quiero, no existe tal serie llamada “lógica”), bueno, y le digo, algo de Fabián Casas, sí, Los Lemmings, y me fui porque quería poesía. Giran los meses y voy a Cúspide de Caballito, y nada, lo podés creer, y me llevo el último de Banana Yoshimoto, y me acuerdo de Galerna, la librería que está en el shopping Caballito, que es BUENISIMA, un hallazgo, y digo, voy a probar suerte. Lo encaro al de la caja y le digo estoy buscando algo de Fabián Casas, Ensayos Bonsai, El salmón, Oda, los Lemmings, y el tipo me dice, tengo todos esos que nombraste, alguno más? Dámelos todos. Me pregunta, ¿te gusta Casas? Le contesto, no, lo odio, y estoy comprándole todos los libros para que nadie los lea. Ja, en serio no te gusta? No, sí, leí algo y me gustó. Es un capo ese pibe, me dice. Ok

Me pasé todo el fin de semana leyendo los libros. Una sesuda crítica sería: ¡Uau! Pero ahora viene el vinagre:

1) La poesía es soberbia, latigazos al estilo Pizarnik pero sin esa boca seca que te deja Alejandra. Tu poemas me hacen acordar a la peli Carlito´s way, con esa contundencia del: “un favor te puede matar más rápido que una bala” o “ trato de salir de esta vida pero es como que de repente los problemas me encuentran, aunque yo no quiera, están ahí y me encuentran”.

2) Los ensayos, uf, algunos me parecen impresionantes, como si fueran escritos por un Hemingway ya muy viejo con un oficio de la gran puta. Jode un poco la repetición de “pathos” y de significado y significante, todo el tiempo. De algún modo parece como si quisieras decir, ojo, escribo “pija” pero también escribo “pathos”. Y la peli de Polanski no es del todo olvidable, te acompaña una tarde de sábado lluviosa con un té verde sin galletitas de agua, combinación que llama a la depre.

3) Los cuentos, ok, los veo como parte de un todo, como parte del conjunto A(!), y que con el tiempo se van a unir a todos los cuentos que sigan. Te acordás de la serie “los años maravillosos”, la de Kevin con la voz de McGyver. Bueno, el éxito de esa serie era que uno veía a un chico y la voz en off era de un adulto. De tus cuentos me sale algo parecido, aunque no tan claro el límite, y eso los hace mejor aún. De repente es un adulto con la voz en off de un nene.

4) El gran Escritor es Saer? Si no es, lo mismo da, me lo imagino a él.

5) Lo de los periodistas deportivos puros, es excelente. Lo mismo para los críticos de lo que sea, puros

6) Lo del Personal Fest me pareció escrito por otro, quizás un Casas de 18 años, un psicotrosko! Ja! Me deja esto: los celulares son objetos que nos tienen más comunicados. Irónicamente, deseamos la incomunicación, que los mensajes no lleguen, que no suene, que no me digas dónde encontrarte. Disfrutamos la tecnología, pero la sabemos bien lejana al “pathos” homo, y de algún modo, en un pedacito de adn, una molécula nostálgica nos hace anhelar nuestra condición de animales que sólo somos esto, y sólo andamos con lo puesto!

A la espera del próximo libro, y con un ya cercano “a este pelotudo quién le pidió que opine sobre mis libros”, igual te saluda

Hernán Galli

No, no me conocés!


Over.

viernes, 7 de marzo de 2008

A candle for Cuqui

Cuqui era buena, me hacía el Nesquik y hablaba lento, como la caricia que subía a la cara y se demoraba hasta sentir el calor de la palma. Y tenía un empapelado horrible en el living, y se reía y encendía velas para Dios y María santísima. Le decía, Cuqui, encendeme una vela a ver si mi novia me da bola. Yo sé que lo hacía. Pero se fue antes de que terminara la película. Mientras hay tantos otros que la sobreviven y encima opinan. No se van los malos ni se quedan los buenos, eso ya lo aprendí. Por eso mismo no creo en los milagros. Y lo del Misterio, bueno, cambio de canal antes de que siquiera empieces a hablar. Ella creía. Yo no. Por eso, seguro que mucho antes de que le dieran la morfina, ella ya se sentía mucho mejor.

No tan amigos

Ofrezco mis reinos y mis fortunas a quien encuentre una traducción al español del cuento The Dead (El Muerto), de James Joyce, que comience con la palabra “Lirio”. Según la regla, siempre se opta por no traducir los nombres propios. El cuento citado comienza: “Lily, the caretaker’s daughter... Aquí, Lily es tanto un nombre de mujer como también el nombre que se les da a las flores que suelen encontrarse en los funerales. Si la temática del cuento es sobre un muerto, y la primera palabra ofrece la sutil ambigüedad, ¿se debería seguir la regla en este caso? Yo creo sí. Por un lado, no conozco a ninguna señorita llamada Lirio; por otro, la aclaración haría de lo sutil una grosería. ¿Traducir o no traducir? Por lo menos, se debe determinar la inexistencia de lo intraducible. Podemos pensar en los idiomas como juegos de espejos y al traductor como descifrador de imágenes. A ver, tomemos por caso la película Reality Bites. Se puede traducir como “Mordiscos de realidad” o bien “La realidad muerde”. En efecto, sin aclaración por parte de quien pronuncia o escribe las palabras, ambos significados son correctos. Ahora veámoslo al revés. Si encontrásemos el título: El Corazón ha fallado y la historia fuera sobre un hombre que debe tomar una decisión que le cambiará su vida, ese “fallar”, ¿no estaría jugando entre el significado de errar y sentenciar al mismo tiempo? O como la película El Abrazo partido que se está filmando estos días en Buenos Aires y que trata sobre un padre manco que se reencuentra con su hijo después de una separación de veinte años. ¿Cómo traducimos el juego de palabras?

Ilder Bret (Surinam, 1934-1986) dice que: “Lo difícil es una forma de lo fácil”. Eso es lo mismo que decir, por ejemplo, que lo bajo es una forma de lo alto. En conclusión, Bret no dijo nada interesante. Pero a mí me sirve para lo que quiero exponer. En esto de traducir, hay circunstancias que escapan al estudio y a los diccionarios. Hay un punto en el que se encuentran el sentido común y la buena suerte. Pero, admitámoslo, el buen tino es menos traicionero que la fortuna. Por lo tanto, hay cierta base en la traducción que no se puede poner en juego. Y esta base, muchas veces, la forman (o la deforman) los llamados “false cognates” o “falsos cognados” o “false friends” o “amigos falsos”. Esto es, palabras que parecen significar lo mismo en dos idiomas y sin embargo, el sentido es diferente. Por ejemplo, “realise” en inglés significa “darse cuenta” y no “realizar” como parece a primera vista. Bueno, sí, la lista de estos “amigos falsos”, al menos en los idiomas, no es tan abultada. Y este que ejemplifiqué es de los llamados “clásicos”. Ahora bien, vayamos a lo divertido. El libro en cuestión es Harry Potter y el Cáliz de Fuego. Quien lo ha leído probablemente no haya reparado en las líneas que hablan de un Harry Potter “embarazado” o en “situación de embarazo”. Imagino a algún lector recordando esa condición en la lectura. Siento decepcionar a los amantes de este pequeño mago, pero por suerte sus prodigios no han alcanzado aún a la biología. ¿De dónde viene el error? Justamente lo encontramos en aquellos “amigos falsos” de los que hablé antes. “Embarrasing”, en inglés, significa embarazoso, engorroso, delicado, y aunque pueda existir un embarazo embarazoso, nada tiene que ver con algún tipo de gestación. En fin.

Millones de palabras frenadas en millones de libros escritos en cientos de idiomas. Traductores herejes que luchan, felices, contra una babel insomne. Errores que endurecen las barreras del habla. La traducción como un lícito plagio que muchas veces mejora el original. Habrá que otorgarles también a estos oscuros paladines, su destino de olvido, esa amalgama de sueño que corre entre el recuerdo y la desmemoria.


"La modernidad adosó un squash... ", Manuel Vázquez Montalbán

La modernidad adosó un squash
al viejo panteón de Trotski
su matadero
es ahora un museo esquina Viena
Morelos
Coyoacán México Distrito Federal

de espaldas a la Historia
los jugadores de squash pelean
contra la edad y los excesos
de grasa en la sangre y en los ojos
ajenos

la pelota pájaro loco en su jaula
de parees crueles no tiene escapatoria
furia de verdugos que pretenden
envejecer con dignidad
la dignidad de Trotski la puso el asesino
borrón y cuenta nueva de un hijo de sierva
contra el señorito hegeliano pintor
de ejércitos rojos por más señas

salta la pelota hasta reventar
entonces el músculo duerme la ambición descansa
los jugadores beben ambrosías de coca cola
y seven up

cerca
las cenizas de Trotski y Natalia Sedova
entre arrayanes mirtáceos y flores carnales
de su jardín de aroma insuficiente
se suman en el doble fracaso del amor
y la Historia

los jugadores de squash vuelven a su casa
hacen el amor mienten a sus espejos
la esperanza de un pantalón más estrecho
escaparates del Barrio Rosa
unisex y sin edad

Los Idolos, de Manuel Mujica Lainez

Empecemos por este lado. Eduardo Wilde, argentino, de profesión médico, fue, a su vez, un gran escritor. Uno de sus cuentos más famosos es Tini, la historia de la muerte de un niño. El cuento es tan triste que al mismo autor le daba una profunda pena el destino de aquel chico, y siempre comentaba que hubiera preferido que se salvara. En este entretejido de artificio y realidad, llegó el salvador. Su nombre es Manuel Mujica Lainez, y el bálsamo literario se llama “El Hombrecito del Azulejo”. En ese cuento, el propio Wilde aparece como personaje, ejerciendo su profesión de médico, y ayudando a que un niño se salve de una grave enfermedad. Esta última compensación literaria nos ubica de ese lado sensible del autor argentino y nos deja pensando en “Los Ídolos”, la novela editada en 1952 y que no ha dejado de ser una metáfora sobre la amistad.
En la superficie nos permite una historia de dos entrañables amigos a quienes el descubrimiento adolescente de una famosa novela los trabará para siempre. Lucio Sansilvestre, el autor de dicha novela (llamada precisamente “Los Ídolos”, única obra del escritor), podría ser una especie de Rulfo, de Rimbaud, de Salinger, cuya obra está inexorablemente signada tanto por lo genial como por lo breve. La misma pregunta los ata y los ahoga: ¿Por qué no han vuelto a escribir? Bien, ése es un lateral de la novela. Pero hay otro más fatídico e infeliz. “Los Ídolos” es justamente una historia del fanatismo, de la renuncia a lo que somos para convertirnos en oscuros seguidores de Otro cuya existencia nos hunde y nos sacrifica. Todos los personajes están sumergidos en esta desdicha. Nadie se salva, todos están trabados en los mecanismos que los harán más tristes a medida que los años los envejezcan. Entonces la metáfora también se ocupa de la idolatría, que no es más que una profunda versión de la soledad.

Se sabe que es imposible juzgar una novela como buena o mala. Podemos decir que nos ha conmovido o que nos ha empujado al aburrimiento. Es difícil que Los Ídolos provoque esto último. Muy difícil.

Por último, no podemos olvidar una mueca de Mujica Lainez. Parece una obviedad concluir que la novela “Los Ídolos” no existe, ya que es producto de la ficción, escrita por un tal Lucio Sansilvestre, y cuyo extremo admirador es Gustavo de N... Pero Manucho logró que en nuestra vida real, debamos pedir por esa novela inexistente, y que hasta la podemos conseguir.


Over.

jueves, 6 de marzo de 2008

Pozo negro

Once

Hoy no me desperté
Y sin embargo calculo tus pasos
Desde la puerta hasta aquí, once
Me tocás los ojos y creés que ya está
Pero te repito: hoy, yo, no me desperté


Estatuas de luz

Gotean días,
años.

He girado, Eurídice
Deberé morir mi vida
Deberé girar hacia mí


Inseguridad: Alarma de un país sano

Me escribe Francois desde el frente: Las políticas de libre mercado y el capitalismo agresivo tienen efectos colaterales preocupantes: la pobreza, el delito y la desigualdad.
Conclusión del enano: Matemos a los pobres, a los delincuentes y a los fracasados. Con el tiempo quedamos pocos, pero de los buenos.
Conclusión del profesor: Cambiemos el sistema, elaboremos alguno que no se degluta a sí mismo.
Conclusión del antropólogo (forense): El sistema no lo impone nadie más que el propio hombre. Por lo tanto, un sistema más justo es artificial, porque el hombre no es justo, ni solidario. Debe abrirse camino. Así lo ha hecho. Así lo hará.

Le contesto a Francois desde los comandos: Vivo en Argentina. Me dice Juan José: vivo con miedo, están robando y matando a todo el mundo. Ya no se puede salir de noche. Están todos drogados. No les importa nada. No hay seguridad, la policía no hace nada y el gobierno, tampoco. Juan José gana catorce veces más que yo. Habla de "negros", de "villeros", de "borrachos". Dice: Hay que saber tratar a los negros, si no te cagan. Te piden plata todo el tiempo, se la gastan en la quiniela y en vino. Encima se quieren tomar vacaciones y no trabajar horas extras. Me piden aumento, lo podés creer, con un sueldo consigo cuatro negros como ese.
Nada me alegra más que el miedo de Juan José. Lo disfruto. El no va a cambiar, pero a lo mejor, si la suerte no es mala, le pegan un buen tiro en la frente, y mejor aún si el que dispara está drogado y viene de matar a cuatro niños. Sin saberlo, esas lacras humanas, esos instigadores de la miseria y el dolor, son los mensajeros necesarios del sonido de las alarmas.
Suenan las alarmas y todos seguimos corriendo hacia el incendio. Como la mosca, vio.

Over

Sintoniza el canal de Panamá

La historia es la misma que la de toda latinoamerica. Aborígenes reabutizados indígenas por error, colonización, imposición de fe, imposición de La Ley. Imposición, ¿Ok? Después, independencia, digamos, y control de las tierras. Pero attenti: Panamá es un istmo, más que "abundancia de peces", lo que abunda es el ansia estratégico militar y los colmillos de los que manejan los peajes. Un istmo es clave: es el paso más corto entre dos océanos, comunica continentes, acorta los tiempos de viaje. En otras palabras, es El punto para que la potencia más cercana haga de las suyas. Y lo hizo.
Primero, Lesseps (que para mí es una estación de metro y una plaza de BCN), pensó en en hacer el canal, pero murió la mitad de los obreros y tuvo que volver a La Chesyane a enloquecer y olvidar. Regla básica: Un truco de magia no debe repetirse ante el mismo público y nadie debe osar la construcción de dos canales en la misma vida.
Llegó el águila y se puso a terminar lo que empezó el francés. Lo hizo bien: se conectaron los océanos y unos técnicos serían los Moisés del Caribe. La destrucción de todo el medioambiente, la deforestación, la muerte de cientos de miles de obreros, el traslado y la inundación de poblaciones y el seguro de no cobrar nada de las ganacias que daría la "genial obra de ingeniería".
Peleas, negociaciones. Negocios. EEUU devuelve el control del canal a los panameños. A toda esta historia la cruza Torrijos, que fue un caudillo. Caudillo es la oruga, digamos. La mariposa sería...
Torrijos vuela por los aires. Su hijo, muchos años después, vuelve al gobierno. El canal de Panamá deber ser ampliado, mejorado, realizar nuevos canales que le provean el agua. Muchas poblaciones serán inundadas. Otra vez. Otra vez Torrijos y otra vez las inundaciones. Suben los aranceles al mismo ritmo que la pobreza. Venezuela baila sobre el petróleo y Panamá sobre los aranceles del canal. La música del baile: la miseria del pueblo.
Hay que dudar de todo y de todos. De los que tienen buenas intenciones y de los que suponen su imprescindibilidad. De mí, que escribo esto, duda. Duda todo de mí, no me creas.



Primera Pd: La moneda oficial de Panamá es el Balboa. Los porteños no tardarían en hablar de Rockies, de Apollos, de Dragos, de Mickeys y de Adrians. Tarde entenderían que la gracia no es tal.



Over.

miércoles, 5 de marzo de 2008

El taxista me dice: cómo están construyendo edificios por todas partes. Un día el suelo no va aguantar más y se va a hundir todo.
Envidio la inocencia de su imaginación. Porque convengamos que la imaginación y los años se llevan mal. Los niños mienten y los borrachos también. Pero imaginan mejor.

Hoy traté de entender por qué Birabent no vende más discos. Lo decidí: El problema de sus discos es que parecen contener una sola canción versionada doce o trece veces. La solución: Elegir dos o tres canciones de cada uno y armar un disco que sería bellísimo. Además, tendría que poner la voz un poco más atrás, dejar que los instrumentos logren mayor preponderancia, y decidirse entre el rock y la última moda de los casero: el indie.

















Over.

martes, 4 de marzo de 2008

No tan perfecto

El cuerpo humano no es una máquina perfecta por dos razones tautológicas: No es una máquina ni es perfecta. Ok, es asombroso el diseño y sus capacidades. Es maravilloso el sistema. Pero es falible y tiene errores. Ahí aparecen los médicos, las amantes, el dinero, tu sonrisa y ni se te ocurra llamarme mañana.
Dice Steinbeck: Cuando estés en bancarrota, necesites auxilio o estés desesperado acude a los pobres. Los pobres son los únicos que siempre te ayudarán.
Dice Baudelaire: Dios es el único ser que no necesita existir para reinar.
Dice Favaloro: Un vaso de vino todos los días hace bien al corazón. En voz baja agrega y no se docuementa: Si el vino es muy barato, termina en gastritis y el hígado, y la cápsula de Glibson y ahí la cosa no es tan clara.
Cápsula de Glibson: membrana que recubre al hígado, y es lo que duele. Tómese nota: El hígado no duele. Ningún órgano interno duele. ¿Y el corazón?
El cuerpo no es perfecto, uan aspirina te puede salvar de un infarto, y a Venezuela la gobierna un actor cómico.
Over.

Bueno, la idea de grabar un disco

This is a test

This is a test

This is a test


disisetest