jueves, 30 de julio de 2009

Con la frente marchita...



Soñé que estaba ocho años atrasado. Corría el año 2001 y yo sabía que en realidad no era así, que las cosas ya habían cambiado y que yo ya había vivido ocho años hacia adelante.

Veía a mis amigos con extraños teléfonos, coches que en mi ahora ya son viejos, gente con la que aún no me había peleado. Amigos que persistían. Gente que no había muerto aún.

Yo sabía todo, que tarde o temprano se iba a detener, que yo volvería a cargar los ocho años de distancia, que los teléfonos se modernizarían, que los coches serían más veloces, que ciertos ojos ya no me mirarían. Y otros ojos cerrados.

Al despertar, tibiamente pensé: acabo de soñar algo increíble. Pero pasaron las horas y me di cuenta de que la sorpresa se hacía angustia. Soñé algo terrible, insoportable. Saber qué sucederá, sin poder aislarse, sin poder decirle a nadie: sabés, dentro de ocho años pasará esto y aquello, te habrás muerto, seguiré sin tenerte. Daba lo mismo si me creían o no, no cambiaría en nada mi sentimiento. Evalué que la felicidad jamás puede prescindir de la sorpresa, de la ignorancia, de lo que vos llamás fe y yo no estoy de acuerdo.

Con el tiempo se diluirá el sueño, como tantas cosas que pasan o las horas que se agotan en sí mismas. Volverá en cuento o anécdota. Pero la palabra volver adquiere otro significado. Sí, señor.



Over.


lunes, 27 de julio de 2009

Cuarteto para Autos Viejos

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"Las cosas pasan, y siempre dejan algo que se ignora"


Creo que primero llegó de la mano del cine: esa tentación de unir historias que pueden o no tener que ver entre sí, aunque como si una ley no escrita debiera ser acatada, siempre se “debe” ver el gastado hilo conductor. En el caso de esta novela, Vitagliano comienza muy bien, retratando el sórdido desarrollo de una pareja que se hunde pero no puede separarse. Infidelidades y resignación, dos tópicos bien tratados para el hombre que hacía las casitas con fósforos usados, y Leticia, la mujer que contempla esa distracción sólo para fundamentar su retirada.

Dije: comienza muy bien, pero no dije todavía que cada historia va perdiendo fuerza, quizás no por su argumento, sino por la forzada necesidad de hilación. De repente nos vamos dando cuenta que ella es la amante de él, quien a su vez se sube al taxi del compañero del otro, hasta que en un hospital está la hermana del primero, y así se cierra el espacio de personajes. Esa frágil cornisa que media entre la literatura y la telenovela, aquí, se va corriendo todo el tiempo.

Termino: una novela aceptable, que podría haber sido mucho mejor, adivino, si se hubiese prestado más atención al argumento que a la estructura. Quizás la próxima esté mejor.

Al margen, es sorprendente, y lo señalo en referencia a otra novela que acabo de terminar de autor argentino, la cantidad de errores de ortografía o sintaxis. Me refiero a tildes (“que” y “como” cuando indican interrogación o exclamación de forma indirectas) o bien falta de relación entre algunas estructuras gramaticales básicas. No es culpa del autor, porque en miles de palabras, es lo más común que suceda. Llama la atención cómo editoriales de la talla de Anagrama, o bien Eterna Cadencia, en este caso, no recurran a correctores más prolijos. O que les paguen a los que tienen. Parece una tontería. No lo es.




Over.



domingo, 26 de julio de 2009

Otro loop a las trompadas.

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La palabra aplasta al síntoma. El síntoma se hace palabra. Ahora se necesita aplastar a la palabra. Pero si aplastamos a la palabra, qué aplastará al síntoma. La palabra medicación no aplasta al síntoma. La medicación, sí. Ahora, hablemos


Over.

Dicen.




Cuenta la mitología irlandesa, y no miento, la famosa historia de Tristán e Iseo. Y cuenta la misma mitología, y no miento tampoco, la historia de Diarmuid y Grania. Y dicen que ésta última es una versión de la primera, una adaptación o una posibilidad. Y es cierto.

Pero no es menos cierto que esa sentencia de similitud, termina horadando la calidad de la obra. Y esta vez no es justo, en lo más mínimo. Hasta me animaría a decir que la historia de Diarmuid y Grania, supera a su citada fuente de inspiración. Leamos

Ya sabemos que Tristán era un hombre cuyo amor no era Iseo, aunque esta última lo amaba perdidamente. Así fue que a través de un poderoso embrujo, logró que Tristán se enamorara de ella. Bueno, en realidad, la clave de la leyenda es la triangulación de un amor y la existencia de una pócima mágica que logra torcer la voluntad de quien la bebe. El lector adivinará cientos de historias que provienen de la fórmula anterior.

En cuanto a Diarmud, sabemos que asistió a la ceremonia por el compromiso entre Grania y Finn, y que algo sucedió para que esa reunión prohijara otra relación. Se habla de un “lunar de amor” que Diarmund tenía en su frente y que Grania no puedo evitar, enamorándose al instante de él. Sí, otra vez la triangulación del amor, sin la mágica pócima en este caso, pero con la misma fulminante intimación.

Hay, en la segunda leyenda, dos rasgos que la hacen diferente: el citado lunar de amor, marca que, a su modo, bien podría representar la separación del andrógino, algo así como que se puede descubrir esa “mitad” que Platón une en el previo andrógino. "Marca", he dicho, que hoy en día, el fatídico Dr. House haría equivalente a un atributo genético.

Por otra parte, el hecho de que Grania no muera de amor, y finalmente vuelva a unirse con Finn, hace que la historia se acerque a la realidad, a esa tan poco evadida resignación que nos muerde ante el desprecio.

Aquí una excelente traducción del poema de W.B. Yeats, A Faery Song






Over.

lunes, 20 de julio de 2009

Pozo negro

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Ahora que el tiempo se nos pegó a la piel
Ahora que el líquido de los sueños ahogó tu almohada
(Los sueños fraguados en esta ceremonia de la noche)
Maldigo esta sucia noche: escupe día y sol y horas
Y todo lo que me dijiste antes de esto.




Over.

viernes, 17 de julio de 2009

Tini me besó. El episodio.




Entre otras cosas, recuerdo el impenetrable triángulo que conformábamos, no tan clásico, si se quiere. Dije: no tan clásico, si se quiere, pero no dije impuro, real o entrañable. Entrañable, ¡puaj!

Era una casa de fin de semana y sólo estaban los amigos de un amigo de Lina. Uno de los amigos del amigo de Lina, propuso una teoría interesante: qué pasaría si el ser humano sólo necesitara comer una vez por día, y a su vez, pudiera vivir con un vaso de agua durante el mismo periodo. El hermoso disparate no tardó en llegar: si se come y se bebe menos, se va al baño mucho menos, por lo que cerrarían muchas fábricas de papel higiénico, con el consecuente incremento en la desocupación. A esto se le debería agregar la merma en la tala de árboles. Más aún, los supermercados venderían muchos menos alimentos, se reducirían sus instalaciones, y esto llevaría al descenso del precio de las propiedades por la cantidad de espacios que dejarían vacantes restaurantes, bares y panaderías, entre otras.
Un caos en ciernes.

Había gente que hacía cálculos descabellados, se reían, nos reíamos. En ese tiempo nos reíamos. Hasta que Tini, que había bebido más de la cuenta, me tomó de la mano y me llevo a una de las habitaciones. Había muchas habitaciones, de eso me acuerdo bien.

Para decirlo de algún modo: con Tini me hubiera casado, pero con Lina hubiera hecho el amor de las más diversas formas. Y esa diferencia fundamentaba una sola cosa: con ninguna podría haber durado demasiado. Pero esa noche, Tini me besó.

“Qué pasaría si te diera un beso”, me dijo Tini entre la risa ebria y los dientes que brillaban aún en la penumbra del lugar. La risa se hizo carcajada y Tini me abrazó torpemente, con sus brazos rodeando mi torpe cuerpo. “¿Y, qué pasaría?, repitió con fingido desgano. El corazón me latía fuerte, y lo que más temía era que ella se diera cuenta, con su cabeza apoyada en mi pecho, sintiendo mis nervios y mi vergüenza quizás, y el lugar vacante que mi hombría o mi seguridad debían ocupar. Hasta que de repente volteó la cabeza hacia mí y me dio un beso seco sobre mis labios, moviendo los suyos, y riéndose al mismo tiempo. ¿Ves, no pasa nada?, me dijo y se alejó para tirarse sobre la cama y decirme que mejor volviéramos, que estarían preguntando por nosotros, que no debíamos estar ahí. Que no debíamos estar ahí.

Nunca más hablamos del tema. Todavía no encuentro la forma ni el momento para comentar sobre aquella noche. Quizás esté bien así. No lo sé. Últimamente, recuerdo muy a menudo todo aquel episodio. Dije: “episodio”. Debería decir otra cosa.



Over.


jueves, 16 de julio de 2009

Pozo negro



Las manos pájaro, lúcido nido

Vuela la tinta y escupe el rencor,
Lúcido nido

Barre el óxido de gotas que apagan
Toda esta hoguera que vuela

Manos pájaro

Lúcido nido

Cable de agua atado a mi sien
Cristo de luz, cerámica y miedo

Lúcido nido, ven
Ven, limítame al vulgar amor
A tus dedos plumas, vuélame

Hoy me desesperé, te huí,
O dormir todo el fin de semana
En nuestro lúcido nido.

Nuestro.




Over.

Palabritas




Nada de instinto, de actos reflejos o del perro de Pavlov, ni siquiera me vengan con presentimientos o corazonadas. La clave está en la conciencia de placer, esa misma que nos abruma, nos derrumba y nos obliga a vivir. Sentir y saber al mismo tiempo eso que es sentir, analizarlo y desplegarlo como un moebius enloquecido.

Tengo la conciencia de que eso me hará gozar, de que todo el abismo que lo circunscribe es, en realidad, un puente que no cesa. Vivir para cruzar, hasta que tomo conciencia de que ya no hay nada, ni puente ni abismo ni tu furia ni el latigazo de café antes de abrir del todo los ojos.

La conciencia de placer, del placer, de la ubicua trampera que nos seduce con su mordida de amor. Digo, hasta que levantamos la lapicera y cerramos la página y se acabó la peli y ya no tiene sentido el insomnio, ni el sueño. No hay sueño. La conciencia de la negra nada.



Over.


viernes, 10 de julio de 2009

Ella dijo, yo pensé



Ella me dijo: “Estoy vacía”. Yo pensé: Un cuenco sin fondo lleno de años.

Ella me dijo: “Me pasan los días así como así.” Yo pensé: Has pagado el precio de lo que no se vende. La fórmula: esto ahora o todo después, no se aplica en este caso. El ahora se mueve o está quieto, como quieras, pero nosotros vamos pegado a él, por ende, o estamos quietos o nos movemos. Siempre se debe elegir esto ahora, ¿ok?

Ella me dijo:”Es como que está cantado, sabés el final y vas derechito, como las vacas al matadero” Yo pensé: Vivir no tiene sentido, y morir tampoco. Eso también está cantado.

Y aunque no creo en cosas raras, alguien había puesto Valotte, el disco del hijo de, y con tanta alegría se escuchaba desde los parlantes: “It’s much too late for good-byes”. Tu ru rú tu ru ru ru rú…



Over.

domingo, 5 de julio de 2009

Es que tienen hijos!









Over.

Palabritas



Hay una pared. En la pared hay un deseo. En el deseo hay una forma que busca tu cara y tus manos y lo que callaste. Hay un deseo. En la pared hay manchas que no manchan y todo lo que debí decir antes de no decir más. Hay una pared. En el deseo está el cambio de años, el futuro adolescente, lo que contaminamos con tanto discurso. El amor, por ejemplo. Llegamos al deseo en la pared. ¡Pum!


Over.


sábado, 4 de julio de 2009

Pozo negro



Ser el humo y donde te escondes,

samaritano dolor de la despedida, ir,
cruzar las piedras de años, donde me odias

Marco un punto cualquiera en el océano,
ahí es como se siente, pero aquí:
sin agua, con noche pero condenado,
más lentamente, eso sí, a la rutinaria
máquina que enmienda deseos.


Over.