lunes, 29 de marzo de 2010

Un número.

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Esta es la entrada Nº 600. O el post Nº 600. Es decir, nada. O 600 posts.

Foto de algún lugar en Berlín. Me honra el aniversario.





Over.

sábado, 27 de marzo de 2010

Maite Zaitut, bihotz



¿El amor es la estepa o es la estepa el desamor? Estepas, nieve, desiertos, lagos en el fin del mundo, escenarios de Julio Medem, el cineasta vasco más interesante que haya dado la Península Ibérica. Sí, ok, las hipérboles siempre son erróneas. No me importa.

La última película que mis ojos pudieron sentir, es Caótica Ana, de agosto de 2007. La crítica (la paga y no paga), se puso de acuerdo: el film no es muy bueno, demasiadas digresiones, mucho hincapié en las imágenes y pobre estructura de argumento, bla, bla, bla y bla.

La película es hermosa, pero casi como un mantra inaudible, quien no ingresa en la belleza ofrecida, sólo ve superficies, reflejos, colores. Que es una película sobre estados hipnóticos es claramente obvio. Se divide en actos que van del 10 para atrás. Pero eso es un primer engaño. Como el poema de Poe, la película no es más que un estado hipnótico dentro de otro, y así a la manera de las matrioskas rusas, hasta que al final, como en el cuento de Lucía y el Sexo, se llega al centro y se cae para volver a empezar.

¿Por qué es una película – Medem? Porque hay jóvenes, amores rotos, búsquedas surrealistas, arte, conversaciones montadas en una fantasía cuasi adolescente, encuentros, muertes y la negra sensación de que no hay finales felices. Desde la Ardilla Roja en adelante, el mensaje vagabundea alrededor de un tópico preocupante: Nos preparamos para ser jóvenes y lo que viene después es la simple necesidad de participar en el teatro para que los próximos jóvenes vuelvan a la función. No hay retorno, no hay salida, el amor es brutal y caótico, te eleva al máximo tolerado por tus pulmones y esos cinco minutos son el nirvana permitido en esta vida. Detrás quedan los pozos y los faros de Lucía, para darle lugar a los viajes ancestrales de una niña mujer.

Todo debe consumirse en pocos años, de los veinte a los treinta, digamos, porque el mundo es de ellos, después es imitación o hacerse el distraído.

Ana, el personaje, sonríe todo el tiempo, llena de vida y terror. Una mujer que no puede soñar dormida y que se encuentra con el hombre que no puede dormir. Una insoslayable parábola sobre el insomnio del amor, que se funde, famélico, cuanto más se lo aviva.

A nadie le va a gustar esta película si no acepta ser inducido a abrir las puertas de piedra. Para eso no han encontrado cambio: sin la voluntad, no se logra nada.


Over.


Palabritas

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Entonces me doy vuelta y me voy a jugar, juegos que te encantarían, juegos en los que no se pierde ni se gana, son como saltitos, despacito para que no duela al caer, salgo y ni noticias, como si nada, sólo un puntito en el pasado, allá, y hasta en mi habitación, cuando me leen libros que ya olvido, y la ventana no hace mal, como un llanto general, viste, es ahí cuando lo pienso y no sé si es por ese llamado o por las horas que pasan que me digo sí, definitivamente, no hay dudas, sin embargo, ando con cuidado de no dar muchas vueltas en la cama, de cerrar los ojos cuando hay sueño, de no oírte repetir que ya cambiará todo, tarde o temprano, quiera o no quiera.



Over.


viernes, 26 de marzo de 2010

Se acaba el suelo.

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Este post es como el demo de este otro. O al revés, quién sabe.

La lluvia pasa por mis ojos a pocos metros, la ventana apenas abierta, pero el ruido viene de abajo. La imagen y el sonido mienten, uno de los dos, miente, yo lo sé, qué me importa, qué puede importarme acaso la falsa unión de mis sentidos.

Sería así, creo, con la ventana apenas abierta, le agrego la lluvia y el ruido de la calle, y camino suave como en la infancia frente a la piscina, jugando a no saber que se acaba el suelo.

Taladrado por las drogas y el alcohol, Chet Baker ya no era Chet Baker, y si hoy tuviera los 80 años en los huesos, tampoco sería él.

El saldo de su cuerpo se cansó para siempre aquella tarde en Amsterdam, y la crónica oficial está bien: “Se cayó (¿o se lanzó?) desde una ventana del tercer piso del hotel donde se alojaba.” Todo mito exige dudas. Chet Baker.

Almost me
Almost you
Almost blue




Except when soft rains fall And drip from leaves, then I recall The thrill of being sheltered in your arms



Let's get crossed off everybody's list




Over.


Si aún leés esto, a vos te digo:

Estuvimos ahí. Vos y yo estuvimos ahí. ¿Dónde cuernos estás ahora? No estaría mal, ahora que llega el frío. Digo, esto.





martes, 23 de marzo de 2010

Todavía faltan.

Todavía hay mucho hijo de mil puta dando vueltas.

Olé olé, olé olá, como a los nazis, les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar








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Over la pelotas!!!!!!!!

La media res

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Entonces hay que destruir la cosa amada, sustituirla por la insignificancia de la ausencia. Rebajarla al olvido. ¡Pero nada de completar agujeritos!; menos aun dejar que se imponga una posibilidad de ese objeto del deseo. Porque detrás del espacio rellenado siempre subyace el molde primigenio, y esa nada que se cubre termina siempre mostrando los bordes, algo sobresale y molesta.

La cosa amada va más allá de los cuerpos, trasciende esa necesidad física, se transforma en un bálsamo que nos va llevando de las narices hacia donde quiere. Volvemos siempre al mismo sitio y exigimos el mismo discurso, un discurso que se apaga apenas termina. ¿Me querés? Qué importa tu “sí” o tu “no”, volveré a preguntar, porque estoy perdido y no me sirve lo que me decís, no te estoy preguntando nada, estoy confirmando mi insatisfacción.

Hay que soltarse de la cosa amada para poder reconocerla de nuevo, quemarse y salir corriendo. A veces se necesita un poco de voluntad y suerte, pero a decir verdad, lo más probable es que lleve toda la vida. Mientras, vamos a negar el agujero, lo vamos a disimular con telarañas y sexo, con la esperanza de que algo cambie sin nuestra intervención. Juraremos que la ceguera es falta de luz, una densa tiniebla que ya se abrirá.

La res amada. La res cogitan. La res extensa. La no res. La sustancia del amor, traficada por los cuerpos, y encima explicamos mil veces lo inexplicable. Abro la mano, sí, pero me aferro con la otra. Siempre.


Over.

Palabritas

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Yo no sé si en la cima fue tu confesión o el espanto existencial de no saber cómo manejar ese amor. Cruzamos el río tonto, nos siguió un perro como si alguien le hubiera dicho que si nos perdía, el mundo no lo iba incluir. Escalamos y hablamos y no entendimos nada. ¿Vos dijiste que lo que se olvida es porque no se entiende? Éramos dos espacios en blanco, vos y yo, dudándonos, después de haber resistido tantos años, ahora resulta que nos fusilaba cualquier dolor.

Yo te escuchaba entre el viento, tus palabras subían y bajaban de tono, y alternaba entre tus ojos y todas las sierras a tu espalda. No me di cuenta, porque las metáforas se fuerzan, pero ahí estábamos en lo más alto, casi sin oírnos, y sabiendo que tarde o temprano deberíamos volver al río, para cruzarlo, y la normalidad y los cumpleaños y los amigos y la gente que ya se iba. Al final, se fueron todos, mientras te decía algo que nunca pudiste oír, se escaparon todos. El amor.



Over.



domingo, 21 de marzo de 2010

Como un perro, el gran Bob.

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El tipo compuso Tangled up in blue, Sarah o Queen Jane Approximately. Punto.

A los 56 años, Dylan editó Time out of Mind. Y la tercera canción se llama Standing in the Doorway (parado en la puerta). Si la hubiera compuesto treinta años antes, hoy sería un himno. Pero como la compuso en 1997, en vez de un himno, digamos que es una declaración. Mick Jagger estaba parado en la puerta mirando chicas, esperando a un amigo. Bob estaba en el mismo lugar, pero la puerta se la habían cerrado de adentro y quedó ahí, parado y llorando.
Y encima dice:

Si te llego a ver, no si sé te beso o te mato, igual a vos no te importaría.

O dice:

No tengo adónde ir / ni nada para rematar / me dejaste en la puerta llorando, y no tengo nada para volver.

Y remata:

Siempre significó tanto hasta la mínima caricia

Todo lo anterior, con una voz imposible, montada sobre un Hammond lejano y una guitarra apenas acariciada.




Over.



PD: Ah, la letra. Standing in the doorway.

viernes, 19 de marzo de 2010

Nocturno




Nocturno Nº 8


Fuerzan mis manos el cuerpo irreal
Flotando neciamente sobre mis pies
Llevo el cadáver como dice la Ley.
El sol se ha vencido
El pasto ignora el poema

Vivirán los muertos, serán formas
en las formas de mis días,
Forzarán el sueño, reclamarán

En el boulevard todos callan,
El bronce se ata a mi mano,
Otros exigen la ceremonia,
Otros penan su memoria,
Yo acato los años que me usan
Este no que me rebela,
La sucia cara que me mira,
Muerta y enterrada



Over.

jueves, 18 de marzo de 2010

Todo recto hasta el fin del mundo.








Hay varias cosas que le juegan en contra a este libro. La primera es el tamaño de la foto del escritor en la solapa, digna de una fotonovela de los 70`s (al menos en la edición de Anagrama). La segunda, es la opinión del propio autor sobre la novela, en donde aclara que “no se trata de una novela de amor, ya que de ser así, no se hubiera escrito.” La tercera – y menos considerable – es la forzada intención de la editorial de hacer pasar como novela una perfecta nouvelle mucho más breve que El Perseguidor.

"Mil veces buscó los ojos de ella, y mil veces ella encontró los suyos. Era una especie de danza triste, secreta e impotente. Hervé Joncour la bailó hasta muy tarde."

Hay varias cosas que planean sobre lo frecuente de una obra breve. La primera, capítulos cortos que dan la sensación de espacio, haciendo que la sucesión de aros conforme una cadena firme y clara. La segunda son los diálogos cortos y precisos, sin lugar a largos discursos ni a especificaciones sobre los personajes al usar la palabra. La tercera – y clásica – es la sentencia final de cada capítulo, donde se debe equilibrar la idea de fin y redondez pero sin descuidar la necesaria continuación.

"- Nunca oí ni siquiera su voz.
Y después una pausa.
- Es un dolor extraño.
Quedo.
- Morir de nostalgia por algo que no vivirás jamás."

Por último, hay varias cosas que hacen de esta novela, un placer. La primera, la engañosa simplicidad del argumento, donde Baricco, con gran habilidad, les da luz a cuestiones de trascendencia existencial en la vida de un hombre. Logra que un escenario decimonónico no acuse vejez ni adultere la intención del autor: narrar la vida de un hombre y terror de sus deseos inconclusos. La segunda, la imposición de un estilo en una historia cuyo argumento adolece de sustento o ramificaciones, haciendo uso de la repetición, la poesía en prosa, la caducidad de lo establecido, el desapego a la rigurosidad literaria, la inestabilidad de formas y conceptos. La tercera – y la más agradable – es la certeza de estar observando la aparente fortuna de un hombre cuyo equilibrio se manifiesta como un ineludible "aquí y ahora", atada a una posible advertencia oriental que rezaría más o menos así: “Tendrás todo, pero no todo a la vez, y sólo lograrás lo nuevo, perdiendo algo bello a cambio”. Habrá que ver si la ecuación sale a cuentas. Si el bovarismo no es una ruta a la que se ingresa, con y sin intención, desde la felicidad o desde la más honda ruina.

"Era, por otra parte, uno de esos hombres a los que les gusta "asistir" a su propia vida, considerando impropia cualquier ambición de "vivirla"."

Over.



Pd:
"- Estabas muerto.
Dijo.
- Y no quedaba nada hermoso en el mundo."


domingo, 14 de marzo de 2010

Pozo negro

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Todo lo que quieras:
El atlántico ida y vuelta
Las cartas a destiempo
El señuelo del tiempo
que nos desarma
Las horas que nos desaman
Somos el puente y el abismo
asociados al País,
cargados de días sin deseo
Ok, todo lo que quieras,
pero vos sos siempre alguien
a las dos de la mañana,
llamando porque no podés más,
¿te das cuenta?



Over.

Palabritas

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Ni la edad ni los planes, más bien te diría que todo estaba conectado a tu poderoso arsenal contrasistema, y si me seguís preguntando, te sigo respondiendo que si te hubieras pegado ese tiro, esas quinientas mil pastillas, esas cartas, te seguiría creyendo, ciego a al sentido de las cosas. Quién te dice que no hubiésemos terminado siendo dos escarapelas que la costumbre nos clava al pecho los días patrios.

Entonces giro la pregunta, le saco compromiso, y ni te comento que al final sí me compré el libro de Deleuze, y vos también me creerías, porque la vida te abrió un agujero inmenso que no te merecías, pero las cosas no se merecen, ya ves cada uno que anda vivo por ahí, y no me olvido ni de una coma, era silencio tras silencio tras silencio y había tiempo para la esperanza de algo mejor, de algo que te saque de ese barro en el que cada vez te hundías más.



Over.


sábado, 13 de marzo de 2010

El stream, la asociación, y qué se yo.

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Leía a Breton en una antología que publicó Siglo XXI. Releía a Breton en una antología que publicó Siglo XXI. Otra vez con el famoso amor apergaminado (título perfectamente arltiano). Empieza en tierra y termina por los aires. Y mi cabeza (qué otra cosa, si no) se detuvo en la palabra infancia. Me dije: debo escribir un poema sobre la infancia. Y por intercesión de unos buenos vasos comunicantes, se me apreció bumita antes de las pastillas. Esta noche, me calló otra vez:


Tiempo
' A Olga Orozco

Yo no sé de la infancia
más que un miedo luminoso
y una mano que me arrastra
a mi otra orilla.

Mi infancia y su perfume
a pájaro acariciado.


Y todo lo anterior, decanta en el próximo poema. Collage de mi autoría. Porque el poema es de Alejandra, claro.


Estas son las versiones que nos propone:
un agujero, una pared que tiembla...


Pizarnik, bumita Pizarnik.



Over

Palabritas

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A ver, dicho de otro modo: la lluvia te golpea en la cabeza pero no rebota, sentís el frío del agua al tocar el cerebro, una humedad imposible que pasa por tu boca y te abre el cuerpo por dentro y casi sin darte cuenta ya tenés los pies bajo el agua.
No sos nadie ni para la lluvia.
Estás en un dentro/fuera de todo lo que pasa. Ahí es cuando, en medio de toda esa violencia, tratás de encontrar algo que aún te confirme. Darías todo por poder alambrar tu deseo, aplazarlo, soslayarlo; ser, aunque más no sea por unos minutos, el promiscuo domador de sus límites. ¿queda claro ahora?



Over.


domingo, 7 de marzo de 2010

La excepción




Three women es un extenso y agobiado poema de Sylvia Plath. Tiene que ver con la maternidad y la vida en un hospital, pero más que nada funciona como espejo de lo que ella sentía por ese tiempo. Descarnado y lleno de pesadumbre, detras del poema está la vida quebrada de Plath, con sus angustias y temores.

El poema está dividido en tres voces, sin escesiva diferencia en el tono de cada una de ellas. Llegando al final, nos encontramos con este texto que cito y traduzco, una hermosa reflexión sobre el amor que albergamos como ideal, y aquel que elegimos a nuestro lado, como si lo real y lo deseado tuvieran que desencotrarse siempre. Dice así:

First Voice.

(...)
I shall meditate upon normality.
I shall meditate upon my little son.
He does not walk. He does not speak a word.
He is still swaddled in white bands.
But he is pink and perfect. He smiles so frequently.
I have papered his room with big roses,
I have painted little hearts on everything.

I do not will him to be exceptional.
It is the exception that interests the devil.
It is the exception that climbs the sorrowful hill
Or sits in the desert and hurts his mother's heart.
I will him to be common,
To love me as I love him,
And to marry what he wants and where he will.

En castellano, sería algo así:

Meditaré sobre la normalidad.
Meditaré sobre mi pequeño hijo.
Él no camina. No habla una palabra.
Todavía está envuelto en cintas blancas.
Pero es rosado y perfecto. Ríe todo el tiempo.
He empapelado su habitación con rosas grandes,
he pintado pequeños corazones sobre todo.

No quiero que sea excepcional.
Es la excepción lo que interesa al diablo.
E·s la excepción la que sube la dolorosa colina
o se sienta en el desierto y le hace daño al corazón de su madre.
Deseo que sea común,
para que me ame como yo lo amo a él,
y que se case con quien quiera y donde desee.



Over.

Palabritas


Cuando Brown escribe: “Little time eternity by your eyes / Nightmare a day without them”, no hace más que confirmar la idea que todos ya aprendimos: la espesura del tiempo es una vaguedad para el amor. Nadie ama por haber amado ni deja de hacerlo por el poco tiempo ejercido. Es ley que de nada sirve interponer una suma de días para evitar la extinción de de una pasión.

Pasión, that’s the question, my friend. Las relaciones humanas sólo se sostienen por el ardor que las aviva, y sí, de una forma u otra, el tándem thanatos/eros siempre encuentra su lugar después de toda reducción.

Hay una profusión del hoy que echa por tierra todo tipo de lealtad entendida de antemano. Que sea bueno contigo porque lo has sido conmigo, es una contingencia que no se basa en un equilibrio preexistente. Invocar esa figura es restarle valor o fuerza al acto. Soy bueno contigo porque soy bueno. Por caso, tampoco me redime la generosa entrega de cualquier avaricia pretérita. El pecado y el perdón son dosis que las religiones occidentales han aprendido a suministrar. No existe tal cosa. No hay redención ni castigo eterno. Ser libre es mucho más costoso de lo que parece, eso se sabe.

Cuando en la obra de Esquilo, Perneas le dice a su amado: “Oh, Skenea, no han visto mis ojos otras mañanas que las que tu cuerpo prometía / No ha tocado este corazón ninguna intriga, ninguna duda / doce años cegados a tus manos, inspirada por tus palabras / viva para ti / y tú para mí / me lo has dicho / yo lo escuché de tus labios / nada de lo que digas puede ser así”, hace lo que todos hacemos, anular el presente por el resabio de lo dicho. Claro que nunca recordamos la velocidad que nos llevó de la ignorancia a la adoración del ser amado. Como el mito del golem, ese soplar el barro para darle ánima al cuerpo. De la nada y de repente, somos otra cosa. Y de la nada y de repente, nos alejamos de ese faro que alguna vez iluminaba y hoy es sólo una torre de cristal, sin sentido, en la costa.

A riesgo de vulgarizar el texto, sólo sé que hay que ser bueno todo el tiempo con todo el mundo, por el simple hecho de ser bueno, por el simple hecho de que tal acción nos reditúa placer. El mismo placer de ser malo con quien se lo merece. No hay que desmerecer al odio y sus armas. Sea bueno o sea malo, a nadie le importa más que a usted.


Over.

Suena lógico

“Una lumbre cenicienta.” Entonces le digo a Tini que eso no se dice, se escribe. El tema está echado: “las fronteras de lo decible y la estética inmueble del rigor escrito”. Así lo titulamos. Los dos lo titulamos. El ensayo que nunca escribimos.

Tini tiene el pelo lacio, aburrido y oscuro. Un negro que brilla, como la tapa de Azabache, el Black Beauty de Anne Sewell, ese color más o menos. Discuto con Tini porque no encuentro otra manera de acercarme. “La erótica confrontación”, la titularíamos. Los dos la titularíamos.

Entonces Tini dice que los fuegos artificiales no deberían existir en los países donde se libraron guerras en el pasado cercano, es lógico. Le digo que Miller decía lo contrario: "que los países que sufrieron guerras, suele festejar con más ahínco las fiestas populares, especialmente usando todo tipo de explosivos y fuegos artificiales, como una forma de cambiar el recuerdo, o bien asociarlo a la libertad y la alegría y no a la muerte y al miedo. También suena lógico, ¿no?"

Tini baja la mirada y se muerde las comisuras de los labios pero del lado interior, torciendo la boca a un lado. Yo quiero besarla, como en las películas, tomarla de la cabeza y llegar a su boca atónita. Y que luego de un frágil forcejeo, se rinda a mí, para seguir discutiendo desde otro lado.

Tini sube la mirada y me dice: ¿Ese Miller no es el que decía que los psicoanalistas se convertirían, con el tiempo, en meros sacerdotes? "No lo sé, Tini." “Sí, decía eso, y por ahora no veo que se cumpla para nada”. "Tampoco lo sé, no tengo idea. Igual, no suena tan descabellado". “Para vos, pero andá a decirle a un psicoanalista que de repente será parte de una religión, justo a un freudiano”. “Eso tampoco suena tan descabellado, Tini”.

“Dejá”. Odio que Tini me diga “dejá”. La odio porque me calla, y si respondo me paso de rosca y termina teniendo razón. Tuve que haberla besado esa noche. Ése era el momento. Nunca puedo saber cuál es el momento. Nunca. ¡Será posible!



Over.

Pozo negro



Ya marcaste todos los números:
larga distancia y equivocado

Su tono insular ya te molesta
¿Acaso no aprendiste aún
que sólo se ama con la guardia baja?

Te digo lo que ya sabés. Repito:
aunque injuries su destino,
Sólo te acunan palabras muertas,
vencidas esquelas
manchadas de tiempo y traición.


Over.

viernes, 5 de marzo de 2010

Curiosa frialdad!

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Dentro del mar de estereotipos, donde el alemán es un turista alcohólico y el japonés un ser humano adosado a una cámara de fotos, está la idea de que un ciudadano inglés es formal, flemático y lacónico.
A un italiano lo imaginamos perfectamente gritando por las calles, o a un andaluz bailando y riendo a carcajadas. Ahora, estoy seguro de que pocos imaginan lo que van a ver a continuación. Al parecer, el parlamento inglés es como un ring donde, menos golpearse, vale todo. Parece algo actuado, una comedia bien guionada, donde los contrincantes se dicen lo que sea. Algo que inevitablemente roza lo bizarro, porque si en mi país ocurriera esto, la cosa termina a las trompadas.

En el primer video, Gordon Brown, el primer ministro del Reino Unido, mientras habla sobre las ayudas finacieras por la crisis económica, comete el lapsus de decir "hemos salvado al mundo" en vez de decir "hemos salvado a los bancos". La reacción del partido opositor es alucinante. Y después David Cameron, el líder de la oposición, le da para que tenga y guarde y lo sigue gastando. Vean si no.





El segundo video es tremendo. Tony Blair de joven, cuando era opositor, lo desarma al primer ministro y primero le dice: "Hay uan gran diferencia: yo soy el líder de mi partido, él simplemente sigue al suyo". Y mientras cae, lo termina con: "El primer ministro ni siquiera pude conseguir el apoyo de su propio partido. Débil débil, débil" Mírenlo, le dice "weak, weak, weak", a lo compadrito. Lo repito, en Argetnina, esto termina mal.




Joder!



Over.

jueves, 4 de marzo de 2010

Pozo negro - el primero


Invierno de mar o
llegaste a mí negando los años

¿Será útil este saldo de noche,

este pozo de estrellas,
este pozo negro?

¿Será útil que sepas,
mientras suben los años,
que el tiempo es seda?

¿Bajarán los días?
¿Abrevarán en esta vigilia?
Vigilia de sexo y futuro.
de pozo negro, de sombras,
de todo lo que falta apagar.


Over.