viernes, 30 de noviembre de 2012

Palabritas (¿palavritas? ¿pequenas palavras?)



Ya había vuelto (digamos). Digamos, por ejemplo, que al mirarse, el espejo es una fusta que doma soberbias.
Entonces dije que había vuelto, pero digamos también que salí a ver si todo seguía en su lugar, si todo es sombra en la ciudad, si todos miran a los ojos pero se arrepienten. (Vamos, si yo ya había aprendido el frío que vive dentro de las estrellas).

Porque cuando llegaste y me dijiste, qué tal esto que escribe Ramil: A tua pele de lua. O meu olhar de neblina, yo te contesté tontamente.

Traduje en mi mente: Tu piel de luna. Mi mirar de neblina.

Pero eso fue después. Yo ya había vuelto (digamos), y en mi zona arrastraba diques y puentes. Los puentes me soltaron sobre Marisa Monte, y compré los dos discos como nunca antes compré dos discos, qué caros son los discos.

No mucho más, porque ella canta: Você me livrou do preconceito de partir /Agora me sinto feliz aquí. Y cuando me hablaste de Ramil, yo callé. Tontamente.


Over.

 

lunes, 26 de noviembre de 2012

Rebuscando.



Releyendo este post, recordé haber escrito algo más acerca del moderno mago. Sí, sí, era esto. Desde aquí hacia el ciberespacio (¿se usa aún esa palabra?)



HARRY POTTER EN VERSIÓN LATINOAMERICANA


Harry Potter no es argentino, pero en la versión que desde esta madrugada se vende en todo el país, aparece dibujado por una argentina y —de a ratos— hablará como un rioplatense.

En respuesta al desconcierto de un importante número de lectores que encontraba diferencias y palabras difíciles de comprender en la traducción de los distintos volúmenes de la saga, editorial Salamandra decidió publicar en español tres versiones: una para España, otra para Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay, y la tercera para México y el resto de América latina. Algo que no sucede, nunca, con el resto de los libros.

Así, se buscó que el libro tuviera un lenguaje sencillo que no interrumpiera la lectura, teniendo en cuenta que está dirigido a niños que pueden no entender términos del español.

"Había que eliminar el vosotros y palabras malsonantes como coger, que no se usan igual en España que el América latina", explicó a Clarín Myriam Rudoy, desde México. En su versión los "sumos" son "jugos" y en lugar del clásico "vale" castizo, Harry Potter dice "está bien" o "de acuerdo".

En Argentina, en tanto, la adaptación estuvo a cargo de María José Rodríguez Murguiondo, quién además de homologar las cuatro versiones anteriores trabajó junto a la traductora española para definir la versión local de La orden del Fénix. En ella, "penalti" es penal, "portería" es "arco" y "Quien tú sabes" (forma en que Harry y sus amigos se refieren a un personaje que no pueden nombrar porque trae mala suerte), el "Innombrable".

Este triple trabajo y el hecho de que J. K. Rowlings no permitiera que el operativo de traducción comenzara antes de la publicación del libro en inglés (para que no se filtrara su contenido), hizo que la edición en español demorara ocho meses, impacientando al público hispanoparlante, que hizo circular una traducción apócrifa adjudicada a una barilochense.

La verdadera traducción al español estuvo, en cambio, a cargo de Gemma Rovira, de España. Y según comentó a Clarín, lo más interesante fue la traducción de los términos inventados por la autora. "No hubo pautas concretas, pero siempre que pude busqué que tuvieran un impacto parecido al que producen en inglés", explicó.


Over.

 




sábado, 24 de noviembre de 2012

Sé.





Trae, vacía pero creciendo, amor la muerte cuando se abre. No es la madera y la carne hundiendo en tierra el tiempo anterior. No es el rezo ni tu grito. No es, más que otra cosa en el mundo, un calor sin sombra. Sin sombra para siempre.

Alguien reza su amén ya distante o imposible en mi memoria, previo a la dispersión de voces y caras y el tiempo corroborado en las nubes que se mueven.
Levantar la mirada y aceptar que sigue girando la tarde, desafiada vanamente por el cuerpo detenido.

Ya se habrán ido todas las manos de inútil sosiego, y dormirás la noche, y volverá la mañana, y volverá la noche y te atará el sueño difícil y alguien no llamará. Alguien escuchará tu historia, tú misma, como la de otro, el leve recuerdo de otra vida. Porque el frío filo de las cenizas ya habrá ajado tu mirada, tu mirada que me mira y ancla en la mía tu rabia, la falsa flor de la vida arrancada. 


Over.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Vértigos.





David atiende el teléfono y le dice a Natalia que la llaman del hospital. Natalia dice que no espera ninguna llamada, que debe ser equivocado. David vuelve a preguntar y le dice a Natalia que no, que la buscan a ella, que necesitan hablar con ella. Natalia duda y le pide que corte. David le dice que llamarán de vuelta, que sería mejor que contestara ahora porque ya era tarde. Natalia se levanta del sofá y camina hasta la pequeña mesa. Levanta el aparato y del otro lado se escucha: “Natalia, David ha muerto, tú me pediste que si pasaba algo te avisara enseguida. El doctor dice que sería mejor que estés aquí, que no estés sola. ¿Quieres que pase por tu casa?” “Te dije que era equivocado”, dice Natalia antes de colgar el teléfono.


Over.


domingo, 18 de noviembre de 2012

Palabritas





Hay una hora esencial, resumen de miles anteriores y dique insuperable de las que están por venir.
Porvenir.
Hay una hora visceral donde tiemblan tu cara y este resto de tiempo que es ahora.
Ahora.
 
Las horas lentas del duelo: no son nada. Nada. Ni siquiera esta emergencia de años turbios. Porque ahora es tiempo de clausura, de lejanías imposibles: yo-allí-pensaba-quería-no-sabía.

Amén. Amen la hora esencial que flota una sola vez, hasta hundirse para siempre en el barro cerebral, atrayendo, inevitablemente, todo lapso similar. Similar.

Amar, amen, amén. 


Over.
 

Tengo dos hijos. Uno murió.



Esta nouvelle de Bellatin es esencial para cualquier aprendiz de escritor. Digo, la facilidad con la que el autor construye el relato, requiere de talento.
Cuando uno comienza a leer la novela, siente una comodidad apasionante (eso es talento) y cuando quiere acordarse, ya ingresó en la pequeña historia que no abunda en personajes sino en pequeñas escenas narradas con precisión (eso es estilo).

Lo bueno de esta obra es que si se quisiera contar, no se podría: ¿Acaso logra interesar al alguien si digo que se trata de un ginecólogo que narra aspectos de su vida, a quien se le muere un hijo, y que recuerda la historia de un niño? No, claro, porque la clave está en la lectura. Si fuera cine, sería un cortometraje, de esos que pocos ven, y que son más complejos que un largo. Mucho más complejos.

En tan breve extensión, participamos de la vida opaca de un hombre que es la vida de tantísimos otros. Versión moderna de la existencia sistemática: nacer, estudiar, tener dinero, una esposa, dos hijos, abuelo, fin. Esa exposición no es mala en sí, claro que no, pero repite la nostalgia imposible de quien ha llegado a los sesenta años y ve que se va terminando la peli. Más aún: cuando algo quiebra ese pacto esencial que se ha hecho con la vida desde muy temprano.

La historia final, la que un niño le cuenta en su consultorio al ginecólogo, no se desprende de la narración central (si es que no funciona al revés). Con esa aquiescencia kafkiana pero sin atarse a esa condición, la historia opera como un resorte de la primera, donde queremos hallar conexiones (que quizás no existan) o jurar que no tienen nada que ver (y quizás estemos equivocados).

Damas Chinas es breve. Sospechosamente breve. Necesariamente breve.  


Over.

Arena en las uñas.



Anthony Burgess se (nos) pregunta si es culpa del frío que haga frío. En ese remanso espiralado que intenta ubicar responsables, podríamos citar entera la novela de Lish.
No es menor saber que este autor fue el editor de Raymond Carver, porque nadie puede desmentir que ambos escritores transitan un mismo estilo. Mejor dicho, Lish intervino varios cuentos del Carver, casi siempre para, de algún modo, podarlos, cuya eficacia es controversial: lo de “mejor” o “peor” es un análisis que en literatura no responde a estructuras fijas. Es un análisis que no pocas veces fracasa, toda vez que no existen lectores fijos. Pero eso es otra cosa.

Perú es una novela que conmueve, que solicita atención constante pero que no exige esfuerzo. Digo, repito, vuelvo: ¿podría Carver haber escrito una novela en la misma clave que sus cuentos? Yo creo que no. Y el ejemplo es esta obra, donde la minuciosidad restringe la extensión. La lúgubre crudeza de ciertos pasajes, opera como capas de algo medio vacío que termina por hacer rebalsar el contenido.

La obra tiene estilo. Dividida en tres partes, me parece fascinante que la primera de ellas, de apenas unas páginas, ponga de manifiesto lo que vendrá, para que uno pueda seguir o no. Si se sigue, se abre un mundo quebrado, como si alguien relatara un sueño minutos después de haber chocado con su coche. Hay precisiones, giros, evocaciones, repeticiones, oraciones cortas, digresiones. Hay todo eso pero también se logra un ambiente inquietante, donde en medio de una simple descripción, se narran hechos conmovedores.

La historia es simple: Un hombre recuerda su infancia, más específicamente un momento de ésta. A los seis años, mientras jugaba con otros niños, asesina con una azada a otro compañero. Este hecho es descripto a lo largo de toda la novela, en pequeños recuerdos que vuelven una y otra vez, sumando precisiones.

Se podría analizar el texto profusamente. Por ejemplo, la razón por la cual el hombre recuerda los hechos. Su propia herida que trae de vuelta lo sucedido. Los distintos personajes, en los que la arena cumple un rol metafórico exacto: ¿qué otra cosa es acaso esa facilidad que tiene la arena para meterse debajo de las uñas y lograr que uno sienta que siempre queda un grano dentro? Las diferencias de clase, el modo en que la mente de un niño procesa todo lo que lo rodea, desde sus padres, sus amigos hasta la escuela y las maestras.

Se podría analizar profusamente. Para eso, debería borrar todo lo que escribí arriba y empezar de vuelta. No quiero. Simplemente quería decir que Perú es una novela que no permite la indiferencia, que algo moverá dentro de cada alma. Lo que se dice arte. Arte del bueno.


Over.