domingo, 27 de octubre de 2013

Pozo negro





Aceptemos la sustancia,
desmoronada en la ciudad
como un vapor elemental
entre tu cuerpo y el mío

Aquiescentes moremos,
trémulos, el dulce vacío.

Somos todos los ojos, hoy,
bajo este cielo de miedos
que nos calla y nos alerta.

No sé nada y nada niego,
ni tus garras de tristeza
ni mis manos de otras manos

A quién acaso entregaré  
esta pánica clausura del olvido,
este falso abrigo de amor ciego.

Over.

lunes, 21 de octubre de 2013

Delusions





Es de noche y el calor no suelta. Pienso que en algún lugar del mundo, alguien estará fabricando chocolate, mezclando azúcar y cacao, y agregándole vainilla o lecitina de soja, después lo llevará a un molde y el resultado serán esas barras divididas en bloques que tanto ayudaron a los maestros para enseñar las divisiones. Ese alguien es un hombre que ya no piensa en fracciones y ha tenido un sueño la noche anterior que lo tiene aún desorientado:

 En un pueblo de montaña, un grupo de gente está parada alrededor de un cura. Él se acerca y comprende, sin que nadie se lo diga, que están enterrando a su padre. Siente miradas de compasión, pero él quiere decirles que su padre no ha muerto, que debe haber algún error. De repente se quiebra el sueño y él esta sentado en una silla mecedora, mirando la televisión. Afuera comienza a llover con fuerza, como si las gotas golpearan sobre un techo de chapa aunque el lugar fuera todo de madera.

Cierto miedo lo lleva a pensar que la lluvia inundará el lugar, y que el cementerio, que debe estar cerca, quedará bajo el agua, levantando los cuerpos enterrados. Agitado de angustia, corre hacia la puerta y busca el camino que lo lleve a la tumba de su padre. Todo se vuelve oscuro y mojado, y parece como si el paisaje se repitiese cada tanto tiempo. De todo lo que había soñado, esa parte era la que más lo alteraba: correr hacia la tumba de su padre y no encontrarla, pensando en su cuerpo flotando entre piedras y tierra.

Una brisa fría llega desde el sur. Quizás haya llovido en alguna parte y eso explique mi repentino temblor. Quisiera que llegara rápido el día, callado, sin nada en medio, limpio, y tumbarse en la rutina por un buen tiempo. Pero eso no es vida, no señor. 



Over.