viernes, 23 de septiembre de 2011

Awake.





No sé qué fue de ti. No sé si estarás allí, mareándote de vidas ajenas. Lo cierto es que recuerdo el final de tu cuento: "Y al final ella dijo: así nos amamos en nuestra Heligoland".

Qué tremenda cárcel invisible. El mar ya la ha sentenciado. ¿Será posible despertar en Heligoland?


Over.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Pozo negro

¡París, suena el teléfono!
Ahora es siembra de luz
Llaman desde lejos, se oye tan cerca
Ahora es madrugada en algún sitio
Los animalitos del Pont Neuf sueñan
Mis ojos salvajes, de vidrio, impotentes.

París, sueña el teléfono, ¿tan lejos?
¿Ya subimos Montmartre- Montjuic?
Dónde estamos, París, dónde baja el mar
Suena el teléfono, calçots en el Alt Empordà
Horxata de l'estiu, invierno visceral de ti.
París, se hundió la fiesta de los cuerpos
¿Qué teléfono sueña allí? ¿Dónde estás?


Over.

domingo, 18 de septiembre de 2011

People with flowers in their hands.


Que simplemente me quedé pensando en el reloj que me regalaste antes de morir, ahora en mi muñeca, que sigue girando, ordenada y rítmicamente. Segundos, minutos, hora. Segundos, minutos, hora, Segundos, minutos, hora.

Y la canción de los Eels. Todo eso junto.



Over.


Sí, se puede.


Está ese alumno molesto que no practica la deseada aquiescencia del maestro. Está el maestro que impulsa esa intolerancia. Cuando se conjugan ambas acciones, el resultado rara vez no es extraordinario.

La profesora recitó: La ley18248, también llamada Ley del Nombre, especifica taxativamente la regulación a la hora de determinar el nombre de una persona. Escucho con atención un punto más que lógico: La persona no puede llevar primeros nombres idénticos a los de hermanos vivos. No nos detenemos ni un segundo ante tal norma, y puestos a imaginar si conocemos alguna transgresión, no hace falta mucho tiempo para saber que no existe. Pero. Un pero grande y hermoso. La posibilidad existe. A saber:
El hijo extramatrimonial no reconocido por el padre, por ejemplo, puede llevar el mismo nombre que su hermano (medio hermano, ok, pero hermano al fin), ya que el reconocimiento puede darse muchísimo años después de haber nacido. Y para ilustrarlo con un ejemplo (como les gusta a los maestros poco afines a las abstracción), tenemos el hijo de un ex presidente de Argentina, el cuál murió hace años, y otro que fue reconocido años después. Ambos se llaman Carlos, tienen el mismo apellido y son hermanos. Tomá!.

PD: Sí, está bien, no es que la norma sea transgredida en su correcta logicidad, simplemente que se abre una posibilidad. Eso quería decir. Ahora, a preparar la ropa que mañana hay que ir al colegio.


Over.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Dice, me dice, me digo. Dice.


Dice el Dalai Lama actual: "No hay que permitir que la mente nos disperse, que nos llene de pensamientos negativos. Hay que enfocarse en lo positivo para que la mente no nos distraiga en cosas dañinas" Digo yo: ¿y con que se logra eso? Y me contesto yo: ¡Con la mente! La mente le dice a la mente. Sigamos un poquito: Yo me digo a mí mismo. Hay que borrar una parte en la última oración. Quedaría así: Yo me digo. Entonces borremos algo en la otra sentencia: La mente dice. "La mente dice", y punto. En fin.

Over.

Hoy y ahora.



Tini escribía en su cuaderno. Era uno de esos con espirales que si no se lo trataba bien, iba desprendiéndose de las hojas. Las tapas, rara vez duraban. El de Tini estaba como nuevo.

Busca el mate, chupa la bombilla, lo deja a un costado, abre el cuaderno, dice: “A ver, escuchen: Hace heces a veces. “heces” con h y con c”. “Muy forzado”, dice Lina. “Se hace caca, viejo.” Tini junta rabia pero la filtra.”Es por el juego de de letras, dejá, no tenés pasta vos, querida.” Y como dije que Tini filtra la rabia, uno no responde, por miedo a que ella conteste con una carita de ángel imbatible.
“Dame el mate”, pide Lina. Tini dice: “Ven, no les parece que la palabra “ahora” es muy larga, que representa algo demasiado fugaz como el presente como para que dure tanto”. Entro yo. “Como que atrasa a su misma representación, pierde su eficacia.” Lina hace muecas, sé que le gusta el tema. Sigo: “Tendría que ser un sonido corto, seco, como algunas palabras en guaraní, algo gutural” Lanza Lina: “Con ese concepto, no habría palabra, sonido o lo que quieras, que pueda usarse para representar el instante presente, así que da lo mismo, como no hay forma de encontrar un buen símbolo, lo mejor es usar lo que se convenga y ya”.

Tini está  cansada. Hoy Tini escribió demasiado en su cuaderno, y tiene la guardia muy alta: “Si no hay símbolo, no existe lo simbolizado, o lo simbolizable. Si escapa al lenguaje, no existe, ya lo dijimos. Y más, nena, desde “tu” concepto, lo que no existe es el presente, digamos que sólo hay pasado, lo único que existe, porque el ahora es tan intangible, que apenas lo querés asir, se hizo pasado, viniendo de un después que no existe” Lina no se queda quieta: “Nada puede existir y no existir al mismo tiempo. Si el futuro no existe, no se puede transformar en nada, porque justamente no es, y no puede ser de repente.” Tini: “Yo no era, y de repente fui. Nacer vendría a hacer eso, no ser y de repente ser.” Lina lanza la piedra: “Eso es un error lógico, sólo salvable por la existencia de una conciencia más elevada. Existimos siempre en esa conciencia”. Tini remata: “Historia vieja, idealismo. Berkeley se lo adosó a Dios. Y si existe esa conciencia que vos decís, entonces existe el futuro, porque está ahí. Y la palabra ahora, más que extensa, es demasiado corta.”

“Puede ser”. Alguien dijo “puede ser”. Después siguió alguna serie de la tele, alguna amiga de Lina que me encantaba, y mi mirada de reojo a la cara de Tini. Seguro que fue así, más no me acuerdo. No me acuerdo de nada más.

Over.

martes, 13 de septiembre de 2011

Coda o lastre que se salva.


Puto nihilismo. Todo este ninguneo, este niñeser, este corazón caracol que acata cenizas. Quisiera escribir cualquier otra cosa, de otra manera, pero sé que la vena se tensa igual. Qué sombra, corazón, que sombra resistente de años y vidrios y sirenas y tanta palabra guardada para siempre, como los días de esos años, y nadie, absolutamente nadie entenderá, nada, no lo tienen ni lo tendrán. Qué lo tiró, y encima andamos exiliados, uno del otro, desconocidos, qué poco final. No. Qué exilio precoz. Escribirle a alguien que no está es, por lo menos, vértigo, una danza de hojas secas en la piscina vacía, pero si la ausencia es palabras, otra cosa, al menos, como que la gente que puebla mi soledad se las rebusca en declararse viva, y si no, qué va ´ser, si las “esperanzas están en los escarbadientes”, y el sacamuelas obliga....

Las manos tocan las teclas y no las detengo. Aquiescencia con un guiño de voluntad, seguro. Pasa el tiempo, vuelve la felicidad y quedan los talismanes a cualquier hora, para siempre. O quizás nada de lo que digo y sólo digo hola, che, ¿seguís viajando también? ¿seguís juntando palabras?


Over.

Más de lo mismo (Loop compartido, leido una y mil veces)


Un hombre entra en la habitación, ve que su mujer duerme, se acuesta con cuidado para no despertarla, la besa en la frente, ella emite un suave sonido, él se da vuelta, cierra los ojos y se duerme. Al despertarse, busca inútilmente el interruptor de luz. Se levanta aturdido y se golpea con un calefactor. Abre la puerta de la habitación y descubre que no está en su casa.

Se acerca a las cosas y descubre que algunas le pertenecen, mientras que a otras las ve por primera vez en su vida. Se da cuenta que en esa casa no vive más que una persona, un tanto desprolija pero con más dinero. Revisa todo con miedo, tratando de razonar algo. Vuelve a la habitación y al abrir los armarios le pasa lo mismo que antes. Reconoce algunas prendas y otras no. Decide cambiarse y salir de allí lo más rápido posible. Abre la puerta y no repara en las llaves.

La imagen lo tranquiliza ya que el pasillo y el ascensor son los que él recuerda. Baja y se encuentra con la portera, quien le abre la puerta y lo saluda con una sonrisa. Llega al trabajo y piensa en contarle a Marc lo que le ha sucedido. Prefiere callar y al mediodía llama su esposa.

No atiende nadie y una horrible sensación comienza a ahogarlo. Le dice a su jefe que algo ha sucedido con su esposa y que volverá tan pronto como pueda. Baja del metro y cuando llega al edificio se da cuenta de que no tiene las llaves encima. Toca el timbre de su piso y la voz de su esposa pregunta quién es. Soy yo, me he olvidado las llaves. Cuando la mujer abre la puerta, él le dice que pasaba por allí y quiso venir a comer con ella. Corrobora que en su casa no queda rastro alguno de lo sucedido durante la mañana. Simple.


Over.


domingo, 11 de septiembre de 2011

Once de septiembre, a eso de las nueve de la mañana.




Cuando la distancia se abruma de engaños, opiniones y vergüenzas, nunca falla la posibilidad de medir una acción por sus detractores. Es simple, colocamos una bandera en el medio de la plaza y quitamos un juego de los niños. Preguntamos quién está a favor y quién en contra. Si no sabemos qué pensar, analizamos a los electores, y voilà!


Yo sé qué pensar sobre Salvador Allende. Yo sé lo que quería y lo que quiso. Como tantos otros, sé lo que no pudo hacer. Pero tú quizás no sepas quién fue, o por qué se fue, ni siquiera hayas oído el disparo que dejó el cuerpo y se llevó la idea para que ningún asesino pueda lavarla. Si no sabés, bueno, Allende ganó por poco margen la presidencia de Chile en 1970. Nixon y amigos hicieron de todo para impedir que asumiera. Lo intentaron no una sino dos veces. Fallaron. El miedo, la avaricia, la ignorancia y la derecha, se encargaron de seguir minando el camino. Ese día, el asesino, cobarde y ladrón de Augusto Pinochet, se robó el poder del país. Pero Pinochet no pudo matar a Allende, y ésa es la mejor lección.

Por eso, si no sabes nada, si escuchas de todo por ahí, lo que digo es que de un lado estaba Allende y del otro, Pinochet, los militares, Nixon y la derecha. ¿Estamos?



Over.



PD:
"(...) Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores! Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición."
(Salvador Allende, 11 de septiembre de 1973, 9.03 de la mañana. Radio Magallanes. Chile.)





lunes, 5 de septiembre de 2011

Espejos en los ojos.



Fue hacia el final, cuando nuestros cuerpos nos expulsaron por los años. A ver, cuando la combinación es dulce por la intensidad, el baile sobre la ola se torna simple, todo placer, nadie mide la caída, si falta poco o mucho para que se desarme el agua bajo los pies. Todavía había agua.

Tini nos dice que venía caminando y vio a una mujer ciega con los ojos muy abiertos. Eran lechosos, como si tuviera dos vidrios equivocados. Como espejos, tenía un espejo en cada ojo.

Lina soltó la galletita con mermelada y dijo: “uau”. Después tragó con dificultad y agregó: Tini, eso es hermoso, digo, horrible, pero hermoso, que los ciegos tienen espejos en los ojos. Pero se lo podríamos aplicar a otra gente, como una metáfora. Para una canción es demasiado fuerte, muy obvio, es más para un cuento, pero hay que agregarle algo.”

Esa noche nos íbamos a una fiesta en la casa de unos amigos de Lina. A mí me iban a presentar a una chica de Filosofía que había leído el Ulises en inglés. En aquella hora esa información me bastaba para suponer una mujer imbatible. Todavía no aceptaba que rara vez sucedía algo así. En fin.

Nos pasamos la tarde buscando algo que se equilibrara con lo de los espejos en los ojos. Se dispararon cosas como puños en la boca, cristos en las manos, nubes en los oídos, y no recuerdo qué más ridiculeces. Nada, no llegamos a ningún lado.

Sólo siguió la noche en la casa, vino barato y cerveza nada fría, y la chica del Ulises. Me la pasé hablando con Tini, que se la pasó escuchando mis comentarios de chico superado. ¿Y, te gusta? ¿Quién? La amiga de Lina. Sí, está buena. ¿Querés ir a hablarle?, por mí todo bien. ¿Hablarle de qué? Del Ulises, yo qué sé. Es que no lo leí. Yo tampoco. Tenemos que leerlo, che. Sí. ¿Lo compramos esta semana? Yo lo tengo, no hace falta. ¿Me traés un poco de seven-up, dale? Dale.

Y se terminó.

Over.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Viene de.


Cuando salgo de la irrealidad, la luz del tiempo me aproxima a lo deseado, al profundo motor que insiste en mantenerme en pie. Y entro en mi vida, atento cada poro a esa suspensión hermosa que oxigena, sin alarmas, el ánimo (ánima, respirar, soplo de vida).

Ya posicionado en el otro lado, recuerdo con precisión mi seguridad sobre la palabra "colonizar". Quién no dirá que proviene de Colón. Y qué golpe nos dará saber que colonizar viene del latín colere, que se derrama en "colonia", "colono" y "cultivar".

Entonces me dejo avanzar por la sorpresa. ¿Colón tenía que llamarse así? ¿Hay un estigma en su nombre? ¿Qué lugar ocupa la sincronicidad en todo esto? En algún momento no volveré a cruzar de bando. ¿Cuándo? ¿Cuándo llega?


Over.