lunes, 29 de junio de 2009

Palabritas



Es julio y podemos pensarlo otra vez, desatarlo y creer en la noche. Es julio y de noche, y renovamos el pulso que nos trajo hasta aquí, estas paredes que nos incluyen, las garras de otro tiempo siempre a punto de entrar. Es julio y de noche, y apenas alcanza para olvidarnos del viaje de otro verano, cuando supimos que estaríamos aquí, a esta hora y con este frío. Con este frío de arroz y mañana todo va a estar mucho mejor.


Over.


sábado, 27 de junio de 2009

La era de la boludés.



Mientras tomaban el té, ella le dijo:

“A mí no me vengas a esta altura con esa boludés del escritor y el arte, yo busco a alguien que piense un poco más, me entendés, que se compre una casa, un coche, no te digo que piense en una familia así, en letras mayúsculas, pero que bueno, esté más cerca de la educación de un hijo, de algo que tenga que ver con su edad. Porque a los veinte, todo muy lindo, que la música, que los libros, ok, pero ya se pasó esa edad, y sigue con la misma milonga, que voy a mandar la novela a un editorial, boludeces, viste, y al final, alquilamos un dos ambientes en Almagro y le da lo mismo salir que no salir. Yo quiero otra cosa, pero no creo que sea la equivocada, el que la pifia es él, basta de novelitas y cuentos, por favor.

Podés creer que el otro día vino con un cd y me dijo que era un grupo inglés buenísimo, mejor que Oasis, y yo con la cuenta del teléfono en la mano, a mí qué mierda me importa ese grupo, me entendés. Ya pasó, la boludés ya pasó, a mí me importa un carajo los libros y los discos, y la pintura, porque ahora se le dio por la pintura, increíble. Encima me habla de tener hijos, lo podés creer, yo así, un hijo no tengo ni en pedo, primero que gane un buen sueldo, nos acomodamos, y después vemos, porque quién va a cuidar al nene cuando nazca, yo no voy a traer un mango, así que él tiene que estar bien asentado. ¿A vos con Mario cómo te va?



Over.

jueves, 25 de junio de 2009

Bla, bla, bla y bla, y tanto bla.






- Sabés una cosa, yo pienso que cuando tratás de escribir sobre el amor, la literatura se va a la mierda.
- Será que el amor no es literario.
- Hay que enmascararlo, ¿no?
- No te olvides de que vivimos en la literatura del "cómo" y no del "qué."
- "Romeo y Julieta" sin Romeo y sin Julieta.
- Y encima hay que decir lo mismo.
- Hay cosas que no se pueden tratar de manera literaria, ¿no te parece?
- Tu cuerpo, por ejemplo, no es literario.
- Podrías escribir algo como "tersos contornos que el tiempo va suavizando hasta confundirlos con mis manos."
- Qué feo eso de "tersos contornos."
- Es verdad, es horrible.
- ¿Seguiste escribiendo?
- Sí, y por desgracia hay unas cuantas líneas que se salvaron del fuego.
- No sé si me gustó que me escondieras lo que escribías. Te respeté, sí, pero es como una astilla que siempre te jode, ¿entendés?
- Diría mi amado: "Uno está con alguien por esa astilla que siempre jode."
- Era algo así: "El bebé está gateando en el borde de la ventana hasta que pierde el equilibrio y el gato curva el lomo y lo salva. Una y otra vez. Yo sé que el bebé se va a caer y que el gato lo va a salvar pero es el miedo, el pánico de verlo en el aire, ése es un monstruo, uno de los persistentes monstruitos que me acompañan cada noche."
- Odio tu memoria, hasta me parece que es exacto.
- Odio tu odio.
- Amor, y yo también.
- Mi monstruito es el miedo a que te transformes en uno de tus monstruitos.
- ¿Tan fea soy?
- Sos tan luz tenue.
- Sos cada una de las letras de cada una de las palabras que te escribí y te dije todos estos años.
- Sos la rabia por que no te puedo sacar de encima.
- Sos ser en mi ser.
- Sos puente y abismo.
- Sos abismo que no asusta.
- Sos la ausencia que me persigue.
- Sos el policía.
- Sos cada una de las palabras que te nombran.
- Sos la duda.
- Somos siempre amor y soledad, hasta que el tiempo se cumpla.
- ¿Fin?
- Fin.



Over.

miércoles, 24 de junio de 2009

Pozo negro

Para C. words that linger on.



Crezco, desconsoladamente,
mientras sueño tus párpados,
mientras agoto tu mirada,
tu mirada de púas y sexo.

Saliste del día, cruzaste la noche
y yo, que dibujo tus ojos, lejos,
frente al pálido ventanal,
sé que viniste del fondo de todo

De corazones lentos, nuestras manos
nos someten. Hoy somos puentes,
somos frías criaturas del placer.
Nos trascendimos. De aquí para siempre.


Over

lunes, 22 de junio de 2009

Ay!




Ceci me contó sobre la túnica albugínea, y remató: “el mito no es tal, se te puede quebrar. A que te da un dolorcito ahí, ¡eh!”
Con la boca gesticulé el posible sufrimiento y le pasé otro mate. “¡Otra que cálculos o dolor de muela, mamita!”.

“Che, y el noviecito ese que tenías, ¿nunca más?”, le pregunté con tono de vieja mala. “No hablo, más o menos, desde la última vez que me contaste de esa noviecita tuya que tenías, estudiaba contabilidad, ¿no?”, me contestó guiñándome un ojo, con esa lacónica fiereza que sólo una mujer puede alcanzar.

Después de la carcajada, le repetí la pregunta, cambiando un poco las palabras, en el fondo quería saber otra cosa, pero Ceci entiende todo.

“Vos sabés que en Chos Malal, cuando tenía quince años, me puse de novia con un chico que estudiaba en otra escuela. Un día me dijo que me pasaba a buscar al mediodía. Eran como las dos y no llegaba, y me acuerdo que vino Nina, la señora que atendía en la panadería de la vuelta, llorando y tapándose la cara al mismo tiempo. Cuestión que me abrazó y me dijo: hija, tenés que ser fuerte. Te imaginás que no entendía nada. Resulta que mi noviecito quedó atrapado debajo de un camión con bici y todo.

Fue tremendo, porque te imaginás que el pueblo entero estuvo consternado durante un mes. Lo peor es que todo el mundo venía y me consolaba y yo no sabía qué hacer. Te lo digo ahora aunque suena mal, pero a mí mucho no me importaba, claro que es feo que se muera alguien así, y encima de tu edad, tan chico, pero a nivel sentimental, ni bola, me entendés. Me queda como un gusto amargo de fingir angustia, algo que se repitió varias veces después, con los años. Peor es estar angustiada en serio, ya lo sé, pero fingirla, tampoco es nada lindo, te lo aseguro.”

Chupó la bombilla y me tocó la mano como quien intenta que alguien regrese de algún lugar muy lejano donde fue condenado a no moverse. “Esta yerba está lavada, esperá que la cambio y seguimos.”


Over.


domingo, 21 de junio de 2009

Pozo negro



No has capitulado, domadora del pasado:

el regente de tus sueños, aún se retuerce.
El opaco nudo de la nada, alrededor de tu cuello
Lastima esos días que no mentiste.

Tú, que has trascendido mis labios,
Tú, fiebre de lo posible
Tú, ancla, borrosa ancla del odio,
Has quebrado la magia, sin profanarla,
Que mi espíritu te ha brindado.
Y ahí sigues, purgando culpas y traiciones
Con más sueño y más engaños. Más y más.


Over.

sábado, 20 de junio de 2009

Borges, el amor, Arlt, todo junto. Fabián Casas dixit.








Se me vienen a la cabeza esas imágenes usadas en los mapeos cerebrales: con color rojo, generalmente se proyectan las áreas de mayor actividad, mientras que en azul se observa la poca función de ese sector. Tomada esa gráfica mental, el artículo de Fabián Casas sobre Borges que salió publicado hoy en la Ñ, podría ser analizado con el mismo mecanismo.

En primer lugar, un artículo y un ensayo no son lo mismo, y no depende de su calidad ni de su extensión, sino simplemente de aspectos estructurales y de presentación. Igual, los responsables de de Ñ, en general, no se preocupan por estas minucias.

Por momentos, tengo la sensación de que al gran Casas le asustó escribir sobre El Maestro, y de algún modo su escudo fue mimetizarse con su prosa. Por suerte, en otros pasajes, la personal voz del de Boedo, toma vuelo y todo parece acomodarse. Pero no, una y otra vez oscila entre el respeto, la medida y la impostura.

Es un buen artículo que no suma demasiado a lo que ya sabemos, pero que se deja leer y hasta hace barrial el concepto del amor, particular en el caso de Borges, con quien todo parece ser universal y lejano.

Sólo dos anotaciones: Por un lado, la metáfora de la vaselina está tan fuera de foco que no entiendo cómo pasó desde su mente al texto, y a la vez éste por el corrector. Es una lástima. Por el otro, no hay sólo un libro “en contra” de Borges. Tengo por allí, “Antiborges, un libro que salió hace unos años, cuando se cumplió algún aniversario de su muerte. Aburrido e innecesario. Comidilla barata más acorde con shows de chimentos que con un intento de análisis literario.

Ah, me olvidaba, el párrafo donde compara la supresión de la obra de Borges con un agujero negro, es preciso y genial. Casas sale bien vivo.


Over.


PD: Che, Paul Auster no es un escritor "menor" ni ahí. Lejos de su mejor momento, ok, de acuerdo, pero lo de menor no le va ni un poquito: Leviathan, La trilogía de NY, La invención de la soledad, El país de las últimas cosas, etc. Una pifiada, man.

miércoles, 17 de junio de 2009

Pozo negro



Islas que llueven, o llueven islas,

Da lo mismo.

A la manera de tus nostalgias,

pensaste otra cosa para hoy: una cena,
un concierto, todos vivos.
Pensaste en algo menos crudo, o libre
O real, cualquier cosa menos esto.

Llueven intemperies.

O la memoria de los muertos, tan viva.



Over.

martes, 16 de junio de 2009

Pozo negro



Encontré este poema:


El gato de mi casa

Bendito el gato de mi casa
porque no hay otro Paraíso para él
ni más Eternidad
que el sitio al sol donde ahora duerme.

De modo que mi casa a salvo está
mientras él sueñe.


Y escibrí este:

El cristal que no atraviesas
Fijo y felino, no lo domas.
El misterio de tu entrega, curiosa miel
cuando fijas tus ojos en los míos
cuando propongo que no me alcances
cuando te vas sin permiso, giras
giras el territorio. Yo ya soy tu territorio.
Me has ganado, gato o mujer: inalcanzables.



Over.




Libro obligatorio.







Leo en el gran libro de Bryson que me regaló el gran Hilari: "Vivir es obligación de la materia". Agrego: "morir, también." Me pregunto: "¿Por qué agrego esa estupidez?" Aclaro: "Te necesito para que me lo expliques, pero estás tan lejos."


Over.

David o Ariel, no me acuerdo




Siempre era invierno, al bar no iba nadie pero nosotros no faltábamos nunca, porque estaban los chicos de la calle, mi novia y unas amigas. Y estaba el muchacho ese de anteojos, feo, tan mal vestido, y esa cara entre aburrida y resignada. Alguien estudiaba letras. Me dijo: ese pibe nos va a hablar de Kafka, de La Metamorfosis, es un capo.

Para mi Kafka era un nombre que daba miedo, algo de una secta o diabólico, no sé por qué. Y La Metamorfosis se me hacía algo sólo legible para elegidos (con cacofonía y todo). Un manual para iniciados que jamás entendería. Un texto cuyo significado me sería impenetrable pero que a la vez no me dejaría dormir por las noches.

Me acerqué a la mesa y escuché algo sobre la incomodidad del ser, “el desgaste del yo que finalmente, aplastado, muta para no morir, aunque muera”. Eso me lo acuerdo porque la chica que estudiaba letras lo escribió y después me lo dio, y ese papel quedó conmigo y cada tanto lo leo.

“¿Vos leés, flaco?”, me preguntó, frío y seco. “Sí, pero ficción, y sólo cuentos”, le contesté con tonta altanería. Se sonrió y movió con la cucharita el sobre de azúcar aplastado.

“Mirá, yo me tengo que ir para Israel antes de fin de año. Tengo una causa por un robo en la fábrica de mi tío y me van a condenar. Hace mucho que leo, y me di cuenta que robé por imbécil, para emular algún personaje de esos, perdedores que de buenas a primeras se mandan una que nadie espera. Me quedé con veinte mil dólares y sabés lo que pensé: ahora entro a una librería de viejo y me la compro toda, enterita. Mirá que pocas luces, ¿no? Me comí una semana en cana y aunque mis viejos hicieron todo lo posible, mi tío me la juró. Te doy un consejo, si te gusta leer, largá ya, si ves que te atrapa, alejate, ya mismo. Dedicate a hacer una familia, a andar con putas, hacé guita, cualquier cosa, pero ni se te ocurra armarte una biblioteca. Cada vez es peor, te vas a hundir. Yo conozco a muchos que se quedaron en ruinas, no pueden hablar con nadie, pierden.”

Supongo que estará en Israel, que tendrá una familia o anda a los tiros en la franja de Gaza. O no se fue y está en cana. Mi novia no es más mi novia, el bar cambió tres veces de dueño y ahora es una heladería. Ya leí La metamorfosis, y El Castillo y América. Y los cuentos. Y voy entendiendo todo. Y creo que no largué a tiempo.



Over.


martes, 9 de junio de 2009

Pozo negro



Mejor el deseo trashumante que saber que has vuelto.

Que saber a ciencia cierta, sin lugar a dudas, positivamente,
tu regreso sin gloria y falso amor.

Haber perdido. Haberlo sabido. Si sabías, allá lejos, que volver
Siempre te estuviste yendo, quieta ahí, en tu jardín de fiebres.
Tu jardín de vidrios y fiebre. Vidrios y ambulancias.

Tanta tinta tonta para no morir.


Over.