lunes, 30 de abril de 2012

Básico.



-    Sueño raro, che. El teclado no respondía, o algo así. A ver, yo apretaba la “a”, pero en la pantalla aparecía la “j”. Pensé, la “j” es la “a”. Claro que no. Y lo confirmé volviendo a la “a”. Ahora aparecía la “h”. Yo quería escribir: "mañana". La “m” se respetaba, pero después, lo que te cuento. Me di vuelta y estabas fumando, cosa rara, porque que yo recuerdo, jamás fumaste en la cama. Te conté lo que estaba pasando pero vos insistías en reírte. O sea, el teclado no funcionaba y vos no eras vos. ¿Qué pensás?
-    En la palabra que querías escribir. Sueño de manual, como dirías vos.
-    En realidad no soñé nada, quería saber qué ibas a decir.
-    Si lo inventaste, sería peor. Dejálo así. ¿Tenés agua en la heladera?


Over.

jueves, 26 de abril de 2012

Palabritas



-    No estás, pero Venecia es mía.
-    No fui tuya
-    Venecia.
-    Sí, fui tuya.
-    Al final era cierto, un clavo saca otro clavo.
-    No. Un clavo hunde al anterior.
-    Como en capas.
-    Como en capas, pero no se va nada. Se junta.
-    Se amontona.
-    Eso está mejor: se amontona.
-    ¿Fumás?
-    Ya no.
-    Qué bien, o pasó el tiempo. Arena blanca de otro mar.
-    Brasil fue cierto.
-    Nada más cierto, cielo. Como Venecia.
-    Terminala con Venecia, querés!


Over.

lunes, 16 de abril de 2012

Es el Estado, estúpido.

 Atentamente, Borges observa en uno de sus prólogos, que en Latinoamérica suele confundirse Estado y Gobierno. Esta confusión lleva a muchas personas a creer que estafar al Estado es estafar al gobierno de turno, que burlar o timar al Estado es lo mismo que burlar al Gobierno, que como está en sus antípodas, lo halla oportuno y admisible. Esa es nuestra cruz, como latinoamericanos, y una de las razones por las que rara vez avancemos hacia una política económico social plausible.
Por caso, hoy se acaba de enviar un proyecto de ley para nacionalizar la producción y explotación de hidrocarburos de Argentina. Sí, suena a disparate, pero una de las riquezas más estratégicas de un país, fue privatizada para que sea manejado por un extranjero. Ahora, una medida acertada a todas luces, remeda ese error impresentable. Podemos discutir las formas, el pago a la empresa, pero jamás podemos dejar de celebrar una acto báscio de soberanía e independencia. A ver si alguien piensa que EEUU, Brasil o algún país europeo, se dejaría manejar su petróleo.
 En vez de celebrar la medida, la simiesca derecha hostiga con que el gobierno se robará los recursos. ¿Se llenará sus casas con petróleo? Cuando cambie el gobierno, yo tengo la satisfacción de que el petróleo es nacional, y habrá que aprender a manejarlo, sea esta administración o cualqueir otra. Sin dudas, aplaudiría a CUALQUIER GOBIERNO, sea del signo político que fuera, si toma esta decisión.
 
Over.

Autopsia del hombre actual

 


De atrapante desarrollo y esperado final sin demasiada esperanza de respuesta, en "Autopsia de Creso", Marechal solicita que, si bien la historia está ya escrita y dirigida por su Autor, no estaría de más ayudarlo, expresando: Ut in omnibus glorificetur Deus, que vendría a ser “que Dios sea glorificado en todas las cosas”. Abandonado a esa suerte, hay un conflicto de deducciones o interpretaciones que impera a la hora de buscar algún cambio en el destino actual de las cosas.

La Autopsia de Creso establece los cuatro pilares en los que se podría clasificar al mundo actual: la Iglesia (Tiresias), el Ejército (Ayax), la burguesía (Creso) y el proletariado (Gutiérrez). Por anacrónicos, los dos últimos sujetos no dejan de ser fácilmente concebibles, con sus particularidades, en la actualidad del siglo XXI.

En el devenir histórico, Marechal nos cuenta cómo los distintos actores se fueron pasando el poder, de la iglesia al ejército, y del ejército al burgués capitalista. El pobre siempre pobre, obvio.
Lo interesante del ensayo es la mirada más minuciosa sobre el poder de Creso, haciéndonos ver cómo va tomando “ideas” de sus “contrincantes” y los bancos se convierten en iglesias donde se celebran cultos al dinero, con sus escrupulosas liturgias y pomposos trámites.

Nos habla hermosamente de un “tiempo de buey” y un “tiempo de ángel”, ambos inherentes al hombre (Gutiérrez en este caso), y cómo el primero va extendiéndose hasta casi suprimir al segundo.

También están Marx y los existencialistas, que Creso usa para oponerlos a un bienestar general, a favor de un cristianismo más puro y el exacto equilibrio que debe tener el ejército en su virtud defensora y continente.

En otras palabras, Creso armó todo para que se le rinda culto, y lo que en un principio teórico ayudaría ala distribución justa, con el tiempo se convirtió en una carrera inmoral donde se gana o se muere, sin lugar para los que pierden.
Claro que la historia es más compleja, pero la “autopsia” significa un aporte al entendimiento de lo que nos está pasando hoy en día.

Por último, me animo a encontrar un trasunto de la novelística de Marechal, en donde siempre se busca un orden, una superación y un camino hacia la oportunidad histórica que tiene al hombre como artífice. Gustar de esta “autopsia” es saber que las novelas de Marechal serán disfrutadas con seguridad.



Over.

domingo, 15 de abril de 2012

Continúa Sasturain. Sigue.

La Lucha Continúa es una novela de Sasturain producto de la compilación de entregas que fueran publicadas en el diario Pagina/12 en la última década del siglo pasado. El mismo Sasturain ataja críticas en su prólogo, advirtiendo sobre la acumulación quizás excesiva de personajes o sobre la calidad del argumento. No miente, pero esconde.

Esconde seguramente que estamos ante una obra apasionante, mezcla de humor, aventura, reflexión urbana, política y ficción. Sí, todo eso tamizado por la pluma de uno de los más sólidos escritores argentinos.

Creo haber leído casi todo lo que publicó Sasturain hasta la fecha. Y nunca me estremezco ni me alarmo ante las coincidencias de estilo con Chandler o Soriano. Porque no los copia, más bien los tiene internalizados y en su literatura caben perfectos sin desconfiar. Tampoco son homenajes. Quizás, la escuela de historietista que lleva dentro, nos mueve el enfoque y nos damos cuenta que estamos ante alguien diferente, si es que esto último tiene algún valor por sí solo.

En la Lucha Continúa, vuelve nuestro Marlowe vernáculo, Etchenique, vuelve Subjuntivo (cuyo nombre es todo un hallazgo), pero sobre todo estamos ante una aventura sin freno, repleta de reflexiones asombrosas, de un ritmo enloquecedor, donde todo se vuelve grotesco sin caer en la exageración. Porque de repente entra la ciencia ficción, imponiendo sus reglas y uno que termina aceptando todo como si fuera lo más natural.

Estoy de acuerdo con su autor: la historia se vuelve un poco confusa por momentos, y la cantidad de personajes no ayuda. Y también estaría de acuerdo si dijera que abusa de las comparaciones del tipo “como”, aunque no encontré ninguna que no sea precisa y original. Y no discutiría tampoco que, al igual que sucede con Saramago, sus novelas se extienden un poco más de la cuenta y los finales no están a la altura de lo que preceden.

Esta bien, no importa, porque Sasturain ya publicó Los Sentidos del Agua, que junto con Manual de Perdedores y Pagaría por no Verte, son obras imperdibles de este autor argentino. Ni siquiera afloja con Parecido S.A., esa novela dirigida al público adolescente, que ningún adulto puede dejar de leer sin regocijo. Supongo (deseo) que el tiempo ponga en su verdadero lugar a este escritor enorme, quizás tontamente castigado por el hecho de narrar aventuras sin el supuesto registro serio que deben tener los consagrados. Consagrados, qué palabra!




Over.

sábado, 7 de abril de 2012

Namaste, Aravin Adinga

The White Tiger es una novela asombrosa. Una vez que pasamos la segunda hoja, nos fascinará hasta un punto en el que sabremos, sin dudarlo, que toda esa historia se anudará en nuestra memoria para siempre.

Podemos decir que se trata de la vida de un hombre pobre de la India, que encuentra en el oficio de ser chofer, el traslado de la pobreza a la libertad. Porque ser pobre, en un país capitalista, es ser esclavo, eso no lo discute nadie.

También podemos concluir que para salir de la miseria, hace falta matar al amo, pero que de tal modo, nos convertiremos en él.

Eso que dije, o que la revolución es un concepto colectivo, que cuando se transforma en algo individual, termina anulando la intención, para transformarse de algún modo u otro, en el monstruo que tanto despreciamos.

Hay que leer esta novela, Hay que leerla imperiosamente. Porque nos cuenta sobre la India actual, más allá del turismo espiritual. Porque entenderemos lo que es vivir en ese Rooster Coop (gallinero) donde la mierda se transforma en algo terroríficamente habitual.

Al terminar de leer la historia, quedaremos abatidos, asqueados quizás, y no podremos dejar de pensar una y otra vez en tantas realidades. Temblaremos al especular que la democracia en la India parece legalizar la barbarie, Una democracia occidental, que olvida que el hombre puede vivir sin publicidad, sin la locura consumista, sin esa falsa libertad de mercado que no es más que un látigo para el que se cae, y una piedra para que no se levante.

¿Acaso descubramos que nos regalan un arma para que sintamos el poder, pero que el gatillo sólo lo puede accionar otro? ¿quién es ese otro? ¿debemos anularlo para ocupar su lugar, o debemos ocuparlo para negarle la conquista al opresor?

El Tigre Blanco, de Aravind Adiga. Se debe leer ya.


Over.


PD1: En la colorida edición de Simon & Schuster, podemos disfrutar de una pequña entrevista al autor, y de una extracto de su otra novela, Last Man in Tower. Y la edición, todo un libro objeto.

PD2: Lateralmente, para los que lo ignoramos, se apreciarán muchas costumbres de la India. Imborrable la imagen de los hombres masticando ese paan, y escupiéndolo maquinalmente todo el tiempo.

lunes, 2 de abril de 2012

Pozo negro

Que baje por tu cuerpo mi besopiel
anclando dudas, yo aspiro.
Multiplicada de tiempo, esta boca de mundo,
girando de idiomas y rutas vacías.
Ya te escuché, lúcida, en la oscuridad,
Tu mente llena de hospitales y camas:
Un manicomio es una gran pecera,
te digo yo, lúcido también.
No enciendas la luz, mientras caigo,
Ahora es tiempo de nadar este simulacro,
tan dulce por cierto, tan dulce.


Over.

"Je m'en vais, mais l'amour demeurera toujours", oh, la, lá!



Hay historiadores que sólo cuentan lo que pasó. Otros que entienden y analizan eso que pasó. Otros que entienden, analizan, y deciden contar otra cosa para que la confusión lleve agua a su molino. Otros que se dedican a interpretar los hechos y los cuentan ya interpretados. Yo prefiero los primeros. Y dentro de ese grupo está Adolfo Carrillo, historiador peruano que vivió sus últimos treinta y dos años en Pucusana, la tierra donde según Fréderick-André Ángel, los cadáveres eran amarrados para que no regresaran en forma de fantasmas.

Lo cierto es que Carrillo nunca gozó de gran popularidad, y aunque por algunos años fue lectura obligada en los manuales escolares, a partir de la presidencia de Belaunde, se fue perdiendo su huella popular para transformarse en historiador para historiadores. Ok, mejor vayamos al grano.

Resulta que Carrillo realiza un viaje a Francia ya que estaba estudiando el reinado de Luis XIV. En dichas investigaciones, se topa con el que sería, a mi entender, uno de los descubrimientos menos conocidos sobre los colaboradores del Rey Sol.

El hombre en cuestión es Jean-Baptiste Colbert, ministro de finanzas de Luis XIV, responsable de cientos de obras realizadas en París y demás ciudades francesas. Pero al parecer, su dolor más profundo fue el rechazo de Marie Le Tellier cuando apenas había finalizado sus estudios en el colegio jesuítico. De los textos rescatados de aquella supuesta relación (así se cubre Carrillo vaya uno a saber por qué), hay dos cartas que compilan el brutal cambio de sentimientos. La primera misiva, fechada el 18 de febrero de 1642, emociona: “Secreta y musical / tu alma me ha cegado / la ley de la fuerza fue abatida por tu gesto / Frágil y final como el papel en la hoguera / me consumes y me vences / A tus pies mi armadura y mi escudo / ya son tuyos, hoy, que es igual a siempre."

Pensando en la época, la declaración de amor es extrema, y habla de la impotencia de los actos de la propia voluntad rendida al designio de la amada. Los últimos dos versos, precisos, condensan la entrega total a la mujer, y expresa el sentimiento del amor como atributo de la eternidad; un "hoy" que es siempre.

La segunda misiva, cuatro años más tarde, es feroz: "Cuando muera cada una de tus horas / cuando ya no puedas detener la noche de tus días / cuando el destierro de tu carne devore tu infiel resistencia / entonces volverás por el camino de las negras aves / Y mis ojos, tus ojos, serán lo último que verán".

El dolor se convierte en amenaza, pero en la amenaza fría del desamor, con la furia destemplada de la amargura que el tiempo no pudo borronear. Al parecer, Colbert cumplió su promesa, pero secretamente pagó su crimen anhelando que su amada Marie pudiera ver todos los logros que había conseguido para su país. A ella le dedicaba sus victorias, a la muerta que viva no lo deseaba. Como la canción que Sumner escribió hacia 1982, donde expresa la obsesión del amante que ante la negación de su deseo, prefiere acercarse a la ilusión de llegar a poseerlo por el simple propósito de perseguir a su amor. Y la advertencia refuerza aún más el plan.

Adolfo Carrillo murió en Pucusana, el 8 de enero de 1994. Según su esposa, Maria Elena Imaí Fuentes, todavía quedan muchos trabajos que el historiador jamás entregó a la imprenta.



Over.


Pd: Sting versionó Every breath you take de todas las formas posibles. La mejor sigue siendo la del disco. Qué buena canción.

Amit, apunte: “Toda literatura es testamentaria”, y si lo dice Derrida...