domingo, 29 de enero de 2012

Pozo negro

Hay modernidad y giro y disparo al blanco
Toda época es atravesada por su futuro
Hoy, mojón para la posteridad,
Hoy, rodeado de comunicación.
Hoy vi tu cara de hoy en el mundo
Que cambien o insistan tus facciones,
que el tiempo te congele, lo mismo da.
Hoy me siento como un ciego
rodeado de cosas invisibles.

Over.

viernes, 27 de enero de 2012

Pozo negro

Perder.
Vi armarse la noche temprano en el día
mis ojos lamiendo miradas ajenas
tu cuerpo abrazado a los cuerpos,
copiando contornos y no hay nada que hacer.
Perder.


Over.

E- book?


Ahí, tutelando los días, en medio de la biblioteca, atesoro este libro de citas y pensamientos que compilara Henry Southgate hacia el año 1875. Ajado y envejecido, aún sus páginas con bordes dorados, resisten con admirable dignidad, el paso del tiempo.

Tiene el olor del papel que ha perdido la humedad. El peso que pueden tener ciento treinta y siete años de materia domesticada en tinta. Un peso extraño para aquellos que no entienden que un libro no es sólo su contenido.

Contrariamente a la música, cuyo saldo únicamente se juzga en su reproducción, la literatura ha encontrado en el libro de papel, una alianza exclusiva y para nada inefable. Cualquier otro medio, al día de hoy, publicita el éxito de su rapidez y practicidad. De su asombrosa posibilidad de reunir miles de obras en un pequeño dispositivo. No mienten. La cuestión es que ni la rapidez, la practicidad o la acumulación mágica de volúmenes, son atributos esenciales de la literatura. Ni la mejoran. Ni superan, tal como aspiran, a una elección ya comprometida. Los ojos lo saben. Los ojos, junto a las manos y sus dedos y esa suave caricia sobre las páginas.


















PD: Hermoso volumen donde leo a Edward Bulwer-Lytton: "There is not so agonizing a feeling in the whole catalogue of human suffering as the first conviction that the heart of the being whom we most tenderly love is estranged from us"


Over.


viernes, 20 de enero de 2012

miércoles, 18 de enero de 2012

Vacuna!

He visto películas malas. Pero también vi Contagion.

La sarta de obviedades, clichés, copias de otras pelis y banalidades, es asombrosa. El cine catástrofe es infalible en su esencia, y por eso, cuando tiene alguna pretensión, siempre termina mal. Hay días en que uno necesita ver el avión que se cae, el barco que se hunde, el meteorito que acabará con todo o la epidemia que aísla. Quizás responda a una efectiva y básica forma de escape, de desvío, de comparación hiperbólicacon nuestra propia realidad.

Ahora, cuando me desespera una película como Contagion, que aspiraba, con sus consagrados actores, a una posibilidad diferente, más que decepcionar, uno siente haber sido timado y burlado.
Mediocre, repetida, sin rumbo, y de un final que se estudia en la primera materia del primer año de guión de cualquier escuela de cine del mundo. ¿Tanto artista de nivel, desde el director hasta los actores, necesitaba el dinero para participar de este fiasco? Quizás, y creo que es un ilusión, el director sabía lo que estaba haciendo, y por eso lo disfrazó a Jude Law de un Buzz Lightyear precario, y nos sacó una sonrisa.


Over.


PD: Hasta los comentarios son malos. Un tipo le dice a Jude Law, quien administra un blog popular, que un blog no es periodismo sino que sería como escribir graffitis con signos de puntuación. Lamentable y tonto. ¿Quién habrá dicho que un blog es periodismo? ¿Un diario es periodismo, o lo es lo que está escrito dentro? Es tan difícil entender que el blog es un medio, y nada más. Y que el punto es el contenido. Ayy!!!

miércoles, 11 de enero de 2012

Lejos

Mientras sigo en el tren junto a Hans Castorp, leo hacia la página 200 de La Montaña Mágica, una idea que me superó. Seguramente, a muchos pacientes (a todos nosotros que alguna vez hemos sido pacientes) se les pasó la idea de desear que al doctor le suceda lo mismo que a uno, para que sienta lo que se sufre, y así nos dé la medicina más fuerte y más rápida.

Deseamos, con furioso morbo, que nuestro doctor sienta el dolor de muelas, de espaldas, de la mente, y que no seamos más que compañeros. Pero no, todo lo contrario, el médico debe estar lejos, frío y atento. Si gritamos, se aturde. De algún modo, inentendible, no debe escucharnos. Debe saber.

Enorme Thomas Mann:

"La camaradería del médico y el enfermo debe ser elogiada, y se puede admitir que únicamente el que sufre puede ser el guía y salvador de los que también sufren. ¿Pero se puede concebir un verdadero dominio espiritual sobre un poder por alguien que se cuenta entre sus esclavos? El que está esclavizado, ¿puede proporcionar la liberación? El médico enfermo es una paradoja, un fenómeno problemático para el sentimiento simple. Su conocimiento científico de la enfermedad, ¿no se ve más bien turbado y confundido por la experiencia personal, que enriquecido y moralmente fortificado? No mira al enfermo cara a cara con la mirada franca del adversario, se ve cohibido, no puede tomar claramente una decisión y, con todas las precauciones convenientes, es lícito preguntarse si quien forma parte del universo de los enfermos puede interesarse por la curación o simplemente por la conservación de los demás en la misma medida y grado que un hombre sano."


Over.

lunes, 9 de enero de 2012

Palabritas

Bajo esta luna tremenda, dolor de muelas y todo el vecindario en los balcones. Ahora.

Jugábamos a las cartas, fumábamos y tomábamos mate. Yo reparto, ahora vos. Te vi mirando las cartas con fruición y pensé: dentro de muchos años, voy a recordar que jugábamos a las cartas, fumábamos y tomábamos mate, y que a vos te gustaba que yo gritara cualquier cosa con tal de no perder. Recuerdo que pensé que recordaría. Sólo son ecos. ¿no fue todo un gran eco?


Over.

Guiar.




Por la mitad de Curling, la pellícula de Denis Côté, se me vino la imagen del famoso Soleil Levant, de Monet. Esa impresión difusa que sin embargo nos deja entrever toda la escena.

Quizás sea importante saber que "curling" es el nombre que se le da a un deporte poco conocido en Argentina, y que consiste en hacer deslizar una especie de disco con manija sobre una superficie de hielo. En medio del lanzamiento, mientras el disco pierde fuerza, se puede frotar un cepillo por delante, para ir calentando el hielo y lograr algunos metros más, es decir, extender, de algún modo, el fin del movimiento.

Dicho esto, la peli de se puede interpretar como las consecuencias de la rectitud, de cómo la rigurosidad de las decisiones que tomamos, puede comernos vivos. Un padre aislado, que a su vez aisla a su hija de doce años, que a su vez tolera todo como el pez que tolera su pecera. La escapatoria de la niña es una ¿madre? presa. La escapatoria del padre es la hosca elección de anularse como ser humano para, quizás, no recibir ningún golpe. Pero los golpes entran igual, por azar o descuido, en la ciudad o en medio de la nada.

Entonces todo es un suave desfile de emociones, con algunos estereotipos quizás, pero con el objetivo de contrastar actitudes.

Este tipo de largos, esconden en su minimalismo, una ambición que no pocas veces pierde el control. El fondo de la narración gira sobre dos deportes, el bowling y el curling, conectándose por la grácil habilidad que demandan ambas actividades, la búsqueda de un sitio exacto donde dirigir un objeto. Una vez que se tiene eso en cuenta, el resto del film navega, espejado, por el mismo canal, ensayando metáforas no siempre precisas.

Por eso, que todo se desarrolle sobre un blanco general, no es más que la necesidad de golpear con el rojo sangre, detenido en varios cuerpos. Y de ahí a esa aparición de un tigre en medio del bosque nevado, como rotura total de la escena, como alerta un tanto grosera.

Una interesante obra, de lograda fotografía y actuaciones más que ajustadas. Por momentos conmueve, y por momentos perturba. Cuando se empieza a reflexionar sobre todo lo que está pasando, es imposible no sentir que algo aturde. En pleno silencio, aturde.




Over.

viernes, 6 de enero de 2012

Dos de tres.

Tres cuadros para el humor.

Podemos evitar perfectamente el primero. Y el segundo. El chiste era suficiente con un sólo cuadro. Como cuando sobran palabras, o faltan comas, o no nos callamos un segundo antes...






Over.