Aceptemos la sustancia,
desmoronada en la ciudad
como un vapor elemental
entre tu cuerpo y el mío
Aquiescentes moremos,
trémulos, el dulce vacío.
Somos todos los ojos, hoy,
bajo este cielo de miedos
que nos calla y nos alerta.
No sé nada y nada niego,
ni tus garras de tristeza
ni mis manos de otras manos
A quién acaso entregaré
esta pánica clausura del olvido,
este falso abrigo de amor ciego.
Over.
1 comentario:
Aquiescentes moremos,
trémulos, el dulce vacío.
bien, muy bien
B.
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