domingo, 27 de octubre de 2013

Pozo negro





Aceptemos la sustancia,
desmoronada en la ciudad
como un vapor elemental
entre tu cuerpo y el mío

Aquiescentes moremos,
trémulos, el dulce vacío.

Somos todos los ojos, hoy,
bajo este cielo de miedos
que nos calla y nos alerta.

No sé nada y nada niego,
ni tus garras de tristeza
ni mis manos de otras manos

A quién acaso entregaré  
esta pánica clausura del olvido,
este falso abrigo de amor ciego.

Over.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aquiescentes moremos,
trémulos, el dulce vacío.

bien, muy bien
B.