lunes, 4 de mayo de 2009

Pozo negro



Si hubiese sabido que dos sonrisas te mandaban a boxes,
seguía callado y me divertía leyéndote.
Estás, pero no estás.
Lo hundido y apagado, mágicamente, vuelve a una vida mediocre.
¿Darle vida te infla el orgullo? Es por carencia del otro, no por méritos tuyos.
Te duele más que te recuerden mal, que recordar tus maldades.
Se pueden tener mil caras, lo difícil es ponerlas de acuerdo.
Al margen, ¿seguís despreciando el sueño de los héroes?



Over.

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