viernes, 4 de diciembre de 2009

Solos y juntos.

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No sé si es más importante que la temperatura adecuada para cebar mates, pero Ceci me lo cuenta y yo me hago más pequeño.

"Viste que en el prospecto de muchos medicamentos aparece la advertencia sobre su acción colinérgica o anticolinérgica. Bueno, a ver, colinérgico sería de algún modo la capacidad del organismo para producir acetilcolina, que es un neurotransmisor, pero que a la vez se encuentra en muchas partes del organismo.
Por ejemplo, vos cerrás el brazo, entoncés se libera una cantidad de acetilcolina para que el músculo se contraiga. A vos te duele la panza y te tomás una pastilla que seguramente será anticolinérgica, ya que al ser antagonista de la acetilcolina, relaja tota la zona gástrica. Eso sí, si tomás muchas pastillas, comenzarás a sentir la boca seca, ya que la glándula que segrega saliva, será relajada y no la producirá. ¿Queda claro, o me enrede mucho?”

Ceci hace así con las cejas, con un miedo actuado que no es más que ternura infantil. Acetilcolina, le digo, repetimos, me rebota colina, viste que al repetir se pierde el significado y el sonido arma otra cosa. Qué cosa. No, no es “cosa”, la palabra, me entendés. Aunque yo quería hablarle de Artie Shaw, o de la idea de irse al medio de la montaña y encerrarse unos meses, como en la novela de Murakami, y escribir todo lo que tenga por escribir, y bajar de la montaña. “Como el mensajero de la paz”, me dice Ceci guiñándome un ojo y me pregunta quién es Artie Shaw. Un escritor mediocre, le digo, esperá, y voy a casa y traigo un disco y le digo, escuchá, esto es tremendo.

Mientras sueña Nightmare, le propongo a Ceci que imagine el humo de varios puros, un cognac, sillones de pana, muchos hombres. “Si hay algo que no me gusta, es el cognac”, me dice Ceci. Acetilcolina Ceci. Después, todo es amor y sueño. En ese orden, siempre.


Over.


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