domingo, 3 de enero de 2010

quel tempo lontano!

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En los 60’s, en la mal llamada época de oro del cine argentino (oro escaso en una inmensa nube de películas), se repetían filmes costumbristas, de amores livianos y tragedias de manual. Europa está desperezándose en la posguerra, y de allí, de la desolación, surgieron títulos antológicos, mezclados, eso sí, con películas digeribles, ancladas en las historias simples de familias simples, como tanta gente deseaba para su propio futuro.

Treinta años más tarde, Norteamérica mezcló la universalidad de las relaciones con la opaca sensiblería sajona. Ahí encajan los actores y actrices tan bellamente jóvenes, bronceados y seductores, que sólo pueden nadar en la pantalla grande, sin jamás tener oportunidades si acaso de cayeran de allí y aterrizaran en la realidad.






Y sin embargo, desde la Italia de Berlusconi, llega una comedia liviana y entrañable, de manual, sí, pero refinada, plena de humor italiano, actuaciones ajustadas y la cálida entrega de nostalgia que nos llega a todos vivamos en la parte del mundo donde vivamos.

Más allá de algunas pelis de Woody Allen, o ciertos pasajes dentro de una obra, no me gustan las comedias, no las entiendo, siento que buscan hacerme reír, ya no como sorpresa sino como objetivo. El quid del humor es la sorpresa, creo, o estoy equivocado. No importa. Pero Esta peli es digna de verse, con un helado de frutas o una manzana verde, o un café. En casa. El café con unas gotas de leche.




Over.

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