domingo, 7 de agosto de 2011

Submarine

La adolescencia, es, también, la última estación de iniciaciones; comienzos más contaminados que en la infancia, pero sólidos como para ser alumbrados en retrospectiva. Eso sí, después de ese tiempo no hay cambio posible, más bien un ejercicio de fuerzas que intenten sostener cierta clase de equilibrio. En otras palabras, se sufrirá por lo mismo, será igual el tono de la honestidad o de la despreciable miseria, el de la generosidad o la avaricia.

En Submarine, se propone una mirada con cierto desfase. A los quince años se puede vivir, sufrir y hasta pensar parecido al protagonista, pero aún así, no se tiene ese grado de ironía y análisis con la que evalúa su existencia. Está claro, la película la narra alguien mucho mayor, y se nota.

No obstante, estamos ante un film exquisito, con las rémoras del humor inglés pero con la profundidad francesa, si se quiere. Y ahí está el eslabón con la famosa nouvelle vague, no sólo en la estética o la fotografía; no, está en los diálogos, las miradas, la cadencia de la infatuación adolescente, entre tímida e incontenible.


Ante la repetida crítica de falta de argumento, sólo puedo agregar que es relativamente sencillo realizar una película con una trama sólida; ahora, rodar un film con un tema sin ninguna originalidad, y que a la vez sea elegante, inteligente y gracioso, eso sí que es para pocos. Muy pocos.

Más allá de la gran actuación de Craig Roberts, yo creo que el papel de su padre y de su novia, son los mejores del largo. Y en realidad, creo yo ver en la historia, más que una dualidad entre la adolescencia y la adultez, la inevitable repetición de emociones y problemas que se declaran a partir de esa edad, y que tienden a resolverse de un modo similar.

Los adultos, para la película, tienen 38 años. El padre está deprimido porque no sabe qué hacer con su vida, su odiado trabajo y los problemas de pareja. La madre está aburrida y encerrada en la rutina de un trabajo irrelevante. Los vecinos pregonan la felicidad con recetas mágicas y esotéricas. Los padres de la novia gritan de impotencia. Suena a historia repetida, ¿no? Los años giran, sí, sospechosos de recreación y copia.

El Soundtrack es perfecto. El disco de Alex Turner será inolvidable. O ya lo es.

Over.


PD: Querido Oliver, yo también leo diccionarios.



1 comentario:

AnaSol dijo...

Genial Galli. Nunca había venido a tu blog