martes, 15 de mayo de 2012

Cumplió.


Murió Mario Trejo. No alitera a la perfección, es verdad. Casi. Qué importa, si se murió, idiota. Idiota, tú, es un señor poeta. ¿Lo conocías? 

Escribió:

"El tiempo es una paciencia
amargamente presentida
y elástica"

Escribió:

"Y el hijo concebido a dulces empujones"

Escribió:

"Llamar y ser llamado
El resto poco importa
Los labios de esta herida
Habrán de hacer las paces"

Escribió:
  "Ha llegado la hora.
Confesaré.
Daré datos precisos.
No mentiré.
No caeré en contrabando.
Tomaré todas las drogas.
Acataré lo sagrado y lo profano
su único hijo
nuestro dolor.
No codiciaré la muerte del prójimo.
Me revolcaré sólo de amor.
La noche, sabemos, etcétera, etcétera, etcétera.
El alba
ya lo dije es oficio de sobrevivientes." 


Escribió (y aprendí):

"La palabra lobo no muerde./ El que muerde es el lobo./ La palabra no muerde./ El que muerde es el poeta.”





Over.

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