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Es como que todo se me mezcla
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Como arena en la memoria.
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Gente y caras y nombres, es difícil.
Claro que es difícil, puedo ver
la palabra difusa en tus ojos, buscándome y conociéndome por momentos, ¿quién
soy cuando dudás de mí? Me hablás y enseguida ya te perdiste, y yo te miro la
frente y mi cerebro imagina tu cerebro, señales que se apagan. Te hablo un poco
en inglés porque te gusta, y vos impostás el acento sureño de los Estados
Unidos, pero en realidad hablás bien, conjugás a la perfección, se te nota que
te das cuenta. Pero te irás, ahora o en diez minutos, y yo no habré sido más
que una secuencia perdida, un eslabón que te impide volver porque ya no se
encadena a nada. Saltos en el tiempo.
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Sabés, es un peligro no acordarse de la cosas. Estás
preso. A veces me pregunto quién se acordará de cosas que yo sólo viví.
Me quedo boquiabierto mientras te
perdés en las palabras. ¿te das un idea de lo que acabaste de decir? Te
pregunto:
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¿Te das una idea de lo que acabaste de decir?
Y me guiñás un ojo. Pienso en
tantas cosas. Quien ve lo que queda perdido con la muerte del que observa. Yo sólo
en mi habitación y una sombra que se confunde. Nadie lo habrá visto ni lo verá,
y al morirme me iré con todo eso. Berkley hablaba del último observador, de
Dios, claro. Sí, pero en medio. Quién guarda todo. Quis custodiet ipsos custodes. Quiénes ven a los que ven.
Over.
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