lunes, 10 de febrero de 2014

Peor.



No está la habitación de recortes de diarios tarjetitas. No están las fotos de ajenos muertos, amigos, abuelos, tus abuelos, los libros. No están los libros, la ropa en el placard, los juegos de mesa, las cenizas imparables de los cigarrillos que compartimos. No está tu inocencia. No está tu inocente lealtad. No están los discos, las entradas, los corazones mal dibujados, la cama que hacía ruido. La cama de uno, que hacía ruido. Las almohadas, el perchero, los apuntes, la soledad. Ya no está tu soledad, tu costumbre de perder sin merecerlo, tu ilusión. Tu ilusión vagamente revolucionaria, mi número, las cartas, la alfombra raída. La verdad, estuvo bien haberse muerto antes de entenderlo todo. Que el fuerte signo de los tiempos nos callara juntos, eso hubiese sido peor. Mucho peor.

Over.