jueves, 13 de agosto de 2009

El niño pez.





Otra vez esa escabrosa traducción, la que convierte la expresión literaria en cine. Yo no sé si estará en el manual, pero ya todos sabemos que no hay película que honre a un granlibro, ni libro, seamos justos, que supere a una gran película. Todo lo demás, es posible. Mario Puzzo es el escritor del libro en el que se basó El Padrino. Hundido. El Amor en los tiempos del Cólera, es la película dirigida por Mike Newell, basada en el libro homónimo. Hundida.
Y en ese tacho ensombrecido, nadie ha resucitado. Fija.

El Niño Pez es la última peli de Lucía Puenzo, directora de XXY, y digna heredera de su padre. Y según detallan los créditos, está basada en un libro que Puenzo escribiera muchos años antes. Y se nota.

Está tan marcada la telaraña literaria, que uno fácilmente se da cuenta de que estamos ante un libro que se hizo imagen. Los diálogos angelicales de Efrón, la picardía de Emme, la distancia del resto de los personajes, el cuento en sí. El sexo lésbico. El inocente e ingenuo sexo lésbico que pierde fuerza en la escena. La escena filmada.

Las actuaciones son precisas. Emme (Mariela Vitale) se destaca con su acento guaraní. Inés Efrón hace, una vez más, de sí misma, como suele pasarle a ese otro gran actor, Daniel Hendler. El resto del elenco acompaña con buen tino, y Arnaldo André no desentona en lo más mínimo.

¿De qué se trata El Niño Pez? De un cuento que se hizo película, y que se agotó en el pasaje. No es mala, ni mediocre, ni aburrida. Es lo que dije: un cuento que se hizo película, y que se agotó en el pasaje. Listo.





Over.


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