jueves, 25 de noviembre de 2010

Nietzche al rincón!

Cuando ni yo ni mis padres ni mis abuelos habían nacido, Friedrich Nietzche todavía no estaba loco del todo y ya había escrito "Más Allá del Bien y el Mal". Aún cuando hablen de un corpus o un concepto que anuda el texto, yo, en mi selección interna, lo considero un libro de misceláneas. Sí, ok, lo que pasa que para mí, "miscelánea" no es lo que casi todos piensan. No importa. En la sección segunda, Espíritu Libre, Nº 41, Federico sentencia:

"Tenemos que darnos a nosotros mismos nuestras pruebas de que estamos destinados a la independencia y al mando; y hacer esto a tiempo. No debemos eludir nuestras pruebas, a pesar de que ellas sean el juego más peligroso que quepa jugar y sean, en últimas instancias, sólo pruebas que exhibimos ante nosotros mismos como testigos, y ante ningún otro juez. No quedar adherido a ninguna persona: aunque sea la más amada,- toda persona es una cárcel, y también un rincón"

Albricias! ¡Qué declaración de misoginia y profundo amor al mismo tiempo! ¡Qué belleza adolescente contienen las últimas palabras! ¡Qué aventura irrealizable! Primero, hay que recordar que Nietzsche no tuvo hijos, y que su vida amorosa dista mucho de ser envidiable. Pero entoncés cómo pudo escribir esta apología de la soledad con fondo de amor no correspondido. No lo sé. Sé, sí, que Federico estuvo mudo hasta lo cinco años y volvió a callar diez años antes de morir, ya presa del velo de la locura.

Sé eso, y también que todo esto me hizo recordar a la preciosa canción Universo, del disco Sal, de la banda Entre Ríos. Attenti, dice la canción: "Hoy / el universo es lo que ves / tu cuerpo ya no es mi rincón". Y claro, uní esta letra de Sebastián Carreras con las palabras del gran Federico y voilâ! Secretamente, el mundo giró más de cien años para que una palabra encuentre su eslabón en una canción para seguir sintiendo.

Lo de la cárcel es claro. Lo del rincón, cada uno para su molino. Podría ser el lugar de refugio, el de aislamiento, el de castigo. Podríamos forzar una antítesis, pero de algún modo, si fuera muy clara, perdería la energía, y llegaríamos a Sabina y su "tu mal y tu bien(...) tu manta y tu frío" y él mismo lo admite: se pone cursi.

¡Cuántas cárceles y cuántos rincones acarician nuestra condición y juramos y prometemos cerrar los ojos, olvidar, no estar enterados de nada! ¡Cuánto tiempo sentimos el dudoso placer de informarnos sobre agujeros negros, planetas y andrómedas o nos empalagamos de nanotecnología! ¿Tejemos o destejemos la madeja?

Y eso que está por comenzar el verano en esta parte del mundo. Que si fuera invierno...



Over.

1 comentario:

María dijo...

¡Dios! ¡Verano! No me digas eso, que aquí hace un frío que pela.