viernes, 28 de enero de 2011

Agujeros.





Para bien o para mal, El Hombre de al Lado es un cortometraje transformado en largo. La idea perfecta que se abre en los primeros minutos, va nadando morosamente a través de la hora y media que dura el film.

Desde la perspectiva citada, me cuesta valorar mi propia crítica. Quizás sólo pueda agregar que se trata de una de esas pequeñas películas cosidas con una envidiable técnica invisible, que se salvó de quedar detenida en la idea que la sustenta.

Puede ser que algunas escenas estorben el preciso rumbo del film, pero cada actuación, diálogo, cuadro y situación, están ajustadas con una precisión no muy habitual en el cine moderno.

El fin, diría, es casi literario, más probable en una novela que en una película, pero aún así, no desentona con la narración. Más aún, creo yo que atribuirle cualquier connotación social al argumento no sería más que forzarlo: no estamos más que ante la representación de esas situaciones en las cuales nuestro equilibrio se pone a prueba y no nos deja margen de acción. Fin.



Over.

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