domingo, 30 de enero de 2011

No llegaban a girar


Tini se había comprado un scalextric, pero nunca pudo terminar de armarlo, porque en algún lugar de la pista tenía una famosa vuelta al mundo, y los coches, por la velocidad, terminaban cayéndose. O no llegaban a girar.
¿Cómo pueden vender algo que ya se sabe que no funciona
Lina legó a la noche y la trató de inmadura, que se quería hacer la rara y terminaba pasando por tonta. El tono, de algún modo, moldeó la agresividad, y Tini pareció aceptarlo.

Ala noche comimos pizza y vimos La Conversación, de Coppola. Apenas comenzó, Lina dijo algo de Sed de Mal, que el travelling o el picado, y con Tini la miramos y le exigimos silencio. Mientras veía a Fredo con vida, sólo pensaba en cómo lograr que esos cochecitos dieran la vuelta sin caerse. Se me ocurrió algún tipo de anclaje por debajo de la pista, como los que tienen las montañas rusas verdaderas. Pensé en alambres, plásticos, ruedas. Terminó la peli y fui directo a la pista.

No hubo caso, no supe o no pude arreglar el problema. Tini se paró a mi lado y me dijo que no importaba, que lo dejara. Tini se había puesto unas botas recién compradas, me acuerdo perfecto, y me vuelve el perfume del cuero nuevo. Y su cara de resignación. “Lina no entiende nada”, le dije. “Puede ser, vamos”, contestó.

La Conversación la volví a ver algunos años después. Lina tenía razón.


Over.

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