sábado, 1 de septiembre de 2012

Como un segundo corazón.



"The past beats inside me like a second heart"

Recuerdo no sin detalles, el último día de cada uno de nuestros veraneos. Llevalo a ver el mar, le decía mi madre a mi padre. Entonces, plateado por el brillo del primer sol de la mañana, el mar se hinchaba en olas que se desinflaban al llegar a la orilla. Así cada vez. Hasta que no fuimos más.

El mar bien pude ser un montón de agua junta que se mueve. Y sin embargo no lo es. Ni siquiera cuando parpadea la noche limpia, se apaga su rumor tembloroso: el miedo a todo ese indomable espacio oscuro que se rompe y vuelve a nacer.

El mar también es el personaje de esta novela de Banville, omnipresente como un escenario eterno. Una obra que, por sobre todas las cosas, carece del argumento típico, ese que enseñan en la escuela, donde hay una introducción, un desarrollo y un desenlace. Y donde el maestro otorga un uno como puntaje ante la alteración.

La literatura inglesa no abunda en estas cuestiones. Quizás ninguna literatura lo haga, pero el siglo veinte (y antes también) encuentra en Latinoamérica, un espacio donde se desarrollan estas elecciones. Desde Cortázar a Saer, pasando por Carpentier y Lezama Lima, y por qué no a Rulfo. Esa especie de predilección por el uso de las estructuras y el lenguaje como centro de la narración, restándole protagonismos a los argumentos o hechos. En otras palabras (era tan simple), la exacerbación de la poética en la prosa.

Banville nos cuenta la historia de un hombre que ha enviudado recientemente, y vuelve al pueblo donde veraneaba de niño, con la intención de espantar ciertos recuerdos. Allí conocemos la historia de una primera novia (de un primer amor, mejor dicho), la muerte, el desprecio, la ternura, y esos cinceles que los años de la infancia esculpen irrevocablemente en nuestras mentes.

No hay mucho más que decir, porque el secreto es la lectura. No es improbable que esta novela no guste, que se torne pesada por momentos, que luzca monótona e inconducente, que se engorde de reflexiones y descripciones de la noche y el mar. Es más, eso es lo que es. Una novela de escritores para escritores, que afortunadamente saltó ese dudoso cerco y llegó al público más amplio. (¿Qué será un “público más amplio"?)

Un público más amplio. A quien le golpee esto:

Una cosa que siempre me llamó la atención fue el contraste entre el nido y el huevo, me refiero a la contingencia del primero, por muy bien construido o hermosa que fuera, y la entereza del último, su prístina plenitud. Ante de ser un principio, un huevo es un absoluto final. Es la propia definición de lo que es autosuficiente. Odiaba ver un huevo roto, es ínfima tragedia.”

O esto:

Quizás estoy aprendiendo a vivir otra vez entre los vivos. Practicando, quiero decir. Pero no, no es eso. Estar aquí no es más que una manera de no estar en otra parte.

 O esto:


No quiero estar solo así. ¿Por qué no te me has aparecido como un fantasma? Es como una niebla este silencio tuyo. (…) Mándame tu fantasma. Atorméntame, si quieres.
 
The Sea. John Banville.


Over.


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