Con poco esfuerzo vuelvo a la tarde de calor imposible y
cuando ella dijo “reloj”, sólo imaginé la punta de su lengua cayendo, libre, y
la parte posterior apretando el paladar, obligando al aire que viene desde
atrás, a empujar y empujar, y entonces la letra se raspa con la saliva y la “j”
golpea en mi mente para que yo, diez años después, la recuerde. Recuerde que la
empecé a amar a esa hora de la tarde de calor imposible, tan lejos de todo
esto.
Tini ya no escribe cartas. Tini envía e-mails. Tini dice que
Aristimuño ya lo escribió: Quise volver, dar un paseo en febrero / Pero las máquinas crearon una torre / De
cemento y piel.
Los muros y los días.
Over.
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