viernes, 24 de mayo de 2013

Otro fragmento.





Lo entendí sin haberlo visto antes, tu cara en el porvenir, y de repente, mientras cogíamos, llorabas con fuerza, un llanto que no era de angustia ni de dolor, ni siquiera de bronca, más bien una respuesta emocional del vértigo, el amor neutralizando el mundo, como un alivio general y dulce en todo el cuerpo, y ya no importaba yo ni nadie ni nada, por eso el cuerpo eligió el llanto como lenguaje, para imponer su desconcierto ante una forma inmaculada de la felicidad.


Over.
 

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