miércoles, 29 de mayo de 2013

Pozo Negro




Un altar de renuncias, lamiendo mis ojos,
Tejiendo memorias y guiones mal escritos
A la hora de los dóciles instintos,
Lleno de nombres y fechas y muertes.
Acaso todos los lenguajes de la guerra
entre los cuerpos malditos.
Acaso la insana profusión del amor.
Acaso el tabaco y su humo escupido.
Yo soy, inválido, el actor perpetuo,
El sabio de las sombras, la materia.
Y aunque resista esta piel de años,
Esta máquina de torcer olvidos,
Este cerebro inundado de errores,
Siempre giraré sobre los restos,
Las plegarias imposibles de tu boca
En mi boca en tu mano en tu sien. 


Over.
 

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