domingo, 18 de noviembre de 2012

Arena en las uñas.



Anthony Burgess se (nos) pregunta si es culpa del frío que haga frío. En ese remanso espiralado que intenta ubicar responsables, podríamos citar entera la novela de Lish.
No es menor saber que este autor fue el editor de Raymond Carver, porque nadie puede desmentir que ambos escritores transitan un mismo estilo. Mejor dicho, Lish intervino varios cuentos del Carver, casi siempre para, de algún modo, podarlos, cuya eficacia es controversial: lo de “mejor” o “peor” es un análisis que en literatura no responde a estructuras fijas. Es un análisis que no pocas veces fracasa, toda vez que no existen lectores fijos. Pero eso es otra cosa.

Perú es una novela que conmueve, que solicita atención constante pero que no exige esfuerzo. Digo, repito, vuelvo: ¿podría Carver haber escrito una novela en la misma clave que sus cuentos? Yo creo que no. Y el ejemplo es esta obra, donde la minuciosidad restringe la extensión. La lúgubre crudeza de ciertos pasajes, opera como capas de algo medio vacío que termina por hacer rebalsar el contenido.

La obra tiene estilo. Dividida en tres partes, me parece fascinante que la primera de ellas, de apenas unas páginas, ponga de manifiesto lo que vendrá, para que uno pueda seguir o no. Si se sigue, se abre un mundo quebrado, como si alguien relatara un sueño minutos después de haber chocado con su coche. Hay precisiones, giros, evocaciones, repeticiones, oraciones cortas, digresiones. Hay todo eso pero también se logra un ambiente inquietante, donde en medio de una simple descripción, se narran hechos conmovedores.

La historia es simple: Un hombre recuerda su infancia, más específicamente un momento de ésta. A los seis años, mientras jugaba con otros niños, asesina con una azada a otro compañero. Este hecho es descripto a lo largo de toda la novela, en pequeños recuerdos que vuelven una y otra vez, sumando precisiones.

Se podría analizar el texto profusamente. Por ejemplo, la razón por la cual el hombre recuerda los hechos. Su propia herida que trae de vuelta lo sucedido. Los distintos personajes, en los que la arena cumple un rol metafórico exacto: ¿qué otra cosa es acaso esa facilidad que tiene la arena para meterse debajo de las uñas y lograr que uno sienta que siempre queda un grano dentro? Las diferencias de clase, el modo en que la mente de un niño procesa todo lo que lo rodea, desde sus padres, sus amigos hasta la escuela y las maestras.

Se podría analizar profusamente. Para eso, debería borrar todo lo que escribí arriba y empezar de vuelta. No quiero. Simplemente quería decir que Perú es una novela que no permite la indiferencia, que algo moverá dentro de cada alma. Lo que se dice arte. Arte del bueno.


Over.

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