sábado, 13 de abril de 2013

Palabritas




Volvió la pequeña calle que giraba allí al final, casi tímida de entrar en la avenida, de adoquines, creo, sí, y siempre húmeda. Volvió nítida en sueños, dejándome fuera de escena, alto, como mirando un mapa. Los mapas personales que no dejan fotos. Entonces me bajó una tristeza seca, plana, sin la más mínima hondura, y esa angustia tan poco eficaz, imbécil, plástica, me empujó mucho peor que la certeza de saberte fuera de foco para siempre
.
Ahora la eternidad es probable, por eso le huyo, como si los años fueran una letanía de fuegos copiados, ardiendo sin altibajos. Porque se puede mezclar Radiohead con Eduardo Rovira, pero esta sustancia que te invoca es pura y final. Eso es alejarse, vivir en el tumulto y sin dejar huella. Ahí lo encontré, sí señor, antes de despertar.


Over.

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