domingo, 1 de marzo de 2009

Apagarse.







En la casa de Ceci, la lluvia se escucha pero no se ve.


- Ayer estaba en “Gineco” y baja una enfermera y nos dice que un terapista se sentía mal y que si alguien podía subir a dar un mano. Sabiendo que no me quedaba otra, me levanté y fui con la enfermera para el cuarto piso.

Antes de llegar a terapia, hay una puerta que da a una sala para pacientes en estado de coma. Le dije a la enfermera que ya iba y me metí en ese lugar.

Me quedé mirando a uno de los pacientes. Era joven, ponele treinta años, con el tubo en la boca, la pantalla que medía las pulsaciones y la saturación, el ruido mecánico del respirador y la sábana hasta el cuello. Leí la tabla: accidente en moto, paro, resucitación, pérdida de bazo y riñón derecho, coma. Seis años. Hacía seis años que estaba ahí o en otro lugar, yo qué sé, pero seis años tendido en una cama sin despertar. Pensé que si se despertara ahora, su ayer sería hace seis años, tendría las mismas dudas, los mismos apuros, hasta quizás amara a la misma mujer.

“- ¿Vos decís que el amor en el recuerdo es lo mismo? – pregunté sabiendo que hacía la pregunta más imbécil y vulgar de toda mi vida”

- No sé. Lo que te digo es que de repente, algo pasa, tan fuerte que te voltea pero no te deja morir. Quedás suspendido, a partir de ese momento las cosas siguen igual pero para vos el tiempo queda flotando, no va para ningún lado. Es como que vas para adelante pero sin moverte. Es terrible, es como que te parte un rayo y seguís como la gallina sin cabeza.


Yo sé de lo que hablaba Ceci. Sé perfectamente que no tenía nada que ver son la medicina, ni la metáfora. Y sé que ella no pasó por alto que a mí también me sacudirían sus palabras. Porque Ceci es médica, pero es mucho más Ceci, algo que muy pocos doctores logran ser. Muy pocos.


Chau Ceci, mañana te llamo.



Over

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