viernes, 5 de septiembre de 2008

Nina, la sacerdotisa que baila su voz.







Claro, pero lo fundamental es que Nina Simone era compositora y tocaba el piano como un ángel. Su voz era otro instrumento, una parte fundamental en su propio universo de semitonos y susurros. Jadeante como el amor que se alcanza y se pierde, montaba su fraseo al ritmo del desconsuelo y la plegaria. La plegaria.

Decía, la plegaria, porque Nina Simone luchaba por los derechos civiles, a su modo, estremeciendo con su cara negra, los oídos de los blancos, y fue detenida, y fue enjuiciada, y no calló. No calló su oposición a la guerra, y no calló su cercanía a la religión, con ese Lord al que apela para que interceda siempre ante las situaciones límite. De niña había sido ahogada en el evangelio, y aunque no se hundió en el obvio gospel, sí trasladó su devoción a la lírica. "Forbidden Fruit", por caso, anoticia alegremente sobre el pecado original, entre palitos que caminan junto a la melodía hasta agruparse en el pegadizo estribillo.

Hay algo que a todo el mundo le sale mejor. A Simone no había con qué darle cuando iba repiqueteando sobre el piano y sacaba de su garganta esa imposible duplicación de su propia voz, como si pudiera al mismo tiempo, cantar la línea principal y el coro fuera condimentado con trémolo cada palabra. Irrepetible.

Llegué a la sacerdotisa por un camino poco pensado: esa escena cautivante del final de “The Thomas Crown Affair”, perfumada de Magritte y el hipnótico “Sinnerman”, otro posible resumen de su carrera. Después llegaron "I put a Spell on you", el agridule “Love or leave me”, o “Trouble in mind”, esa canción que Richard Jones compuso antes que Ray Charles. Ah, y por supuesto, cómo no, el hermoso y sobrevalorado éxito, "My baby just cares for me" que volvió de 1964 para imponerse treinta años después.

Lo último que editó, antes de abandonar la peli hace apenas cinco años, es toda una declaración: “Il n’y pas d’amour heureux” En criollo, “No hay amor feliz”. Punto.





Over.


Pd: ¿ok?


5 comentarios:

C. dijo...

La noche que murió Nina Simone yo iba en un taxi de madrugada, camino del aeropuerto. En la radio sonaba "I put a spell on you". Me extrañó, demasiado bueno para ser cierto...

Madrid, cinco de la madrugada, sueño, taxi y la voz de Nina Simone? Y entonces hoy la noticia, "Nina Simone ha muerto". Cuando llegamos a Barajas me bajé del taxi, facturé y fui a la sala VIP porque, contra todo pronóstico, mi billete era un bussines class. 5:30 horas, sala vip, barajas. Ahora eran un café y la pantalla plana de la sala las que convertían aquella escena y a mi misma en carne de Almodóvar. Más tarde, a las 8h, ya en el avión, desayunaba viendo por la ventanilla un suelo de nubes bajo las alas. Recogida y ensimismada porque también el periódico recordaba su muerte. " Los periódicos tenían razón", concluían en Dublineses. He de confesar que me abandoné a mi papel y me faltó un mix de gafas oscuras y coche a juego al llegar a BCN, pero la realidad acabó por hacer lo propio. No recuerdo cuando exactamente como llegué yo a Nina Simone pero sé que fué a través de aquella canción que sonaba en el taxi, de madrugada, en MAdrid, camino del aeropuerto. Nina Simone entre todas las mujeres, entre todas las mejores. "Ne me quite pas", Tremenda versión. Incluso sus versiones de "Summertime" o "Here comes the sun" son fantásticas. " El día que murió Nina Simone" es un cuento que me debe un amigo y que comienza más o menos así, como siempre lo cuento: El día que murió Nina Simone...

C. dijo...

qué desastre! versión definitiva en La dolce vita. Usted disculpe.

Anónimo dijo...

Se agradece. E insisto : escuchen su version de "Dont let me be misunderstood".Yo la descubri de casualidad hace ya unos años y no me canso de escucharla.Es genial
B.

Hernán Galli dijo...

B:
De casualidad no, pero todo bien, si lo olvidaste lo mismo da. Lo importante es disfrutarla.

C: Bien en la "Dolce Vita", pasaré a leerlo. El cuento te lo debe tu amigo, porque es sobre el día que murió. Vos, al menos empezaste: "La noche que murió". Entre el "I put a Spell on you", un aeropuerto, un taxi, y el colmo de un "no-lugar" que ya no es el aeropuerto sino la sala vip, toda una emoción esa ida, eh!.

Gracias por pasar!

Anónimo dijo...

La escena final de antes del atardecer.
Pero ahi no canta esa cancion.
B