miércoles, 1 de octubre de 2008

Palabritas





Es como cruzar toda España, de este a oeste, y caer en la enojada Lisboa sin previo aviso. Un tajo que termina en el Tejo. Una posibilidad para aplastar errores y domarlos. Domar la luz que nos vive de amor. Entonces cruzamos todo el territorio, de este a oeste, y tontamente no crecemos. ¿Vos dijiste eso de que si fuésemos a una cierta velocidad, viviríamos felizmente frenados?

Es como cruzar toda España a pie, de este a oeste, y olvidar el rumbo hasta subirse a la hosca Lisboa. Pero el Tejo no es el Río de la Plata, ni vos ni yo bailamos tango. Nadie baila tango. ¿Podríamos pelearnos por escuchar a Regina Spektor o a Fiona Apple? ¿Deberíamos callar la ruta de la esperanza sólo por no expiarla?

Sí, y como cruzar todo nuestro cuerpo, de arriba a abajo, hasta temblar el odio del olvido. El problema no es la deshonra de nuestros pasos, no, simplemente que es fama que quien desea, perdona. Te perdona todo. Como cruzar toda España, de este a oeste, huyendo del clima y el mal humor. Hasta el Tejo a cualquier hora para sentir por un instante al Río de la Plata.

¿Qué podés decirme? ¿Realmente te creíste que podrás corregir toda la literatura del mundo? ¿Acaso no se te ocurrió perder los títulos y poner el alma en movimiento? ¿Has hecho algo alguna vez? ¿Has cruzado toda España, de este a oeste, para hundir el tiempo bajo el Tejo?

De cuando cambió de vos a tú, de valijas a maletas, del ahora al nunca más. Para ser gitano de los tiempos, hay que perder el detalle. De este a oeste. De aquí hacia allá. ¿Cuándo cruzamos?


Over.


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