Carta Nº1
A veces sueño con mi padre. Lo peor es que lo veo y digo, ah, pero entonces no se murió, en medio del sueño, bueno, no lo digo, lo siento o lo pienso. Entonces le hablo y le pido algo, cualquier cosa, un vaso de agua, y él me mira y vuelve y habla como si nada y la gente lo mira y yo dudo. Lo sueño joven, eso sí. Ahora, que piense que lo voy a ver por la calle, eso no, eso no me pasa seguido, a veces quizás, un segundo, pero nada más. Eso me pasa más con vos. Se me hace que un día te voy a cruzar, y te juro que no sé qué te puedo llegar a decir. Siento que tu recuerdo me deja el olor que tienen las casas deshabitadas, llenas de cosas inútiles que nadie acomoda.
Carta Nº2
Carta Nº2
No te nombro y sabés, claro que sabés que estás letras se enciman debajo de tus narices, de tu poderoso arsenal contrasistema, de tu rosario de dedos que se iban enflaqueciendo cada vez más, y que nunca, pero nunca te creí que te daba lo mismo ganar o perder, que lo tuyo era divertirse. ¿Sabías que me llevé las ochenta fotos del último día
Over.
Over.
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