Porque lo de la guitarra me lleva al bajo. Cuando aprendés a tocar el bajo, de tanto practicar te salen ampollas en los dedos. La yema va frotando la cuerda, la presiona, la suelta, la vuelve a presionar, acaricia el acero, se produce un intercambio de roces. Se rozan. Hay que controlar la rapidez, la presión, el tempo. Como en la literatura. Hay que escribir hasta que salgan las ampollas en las yemas, todo el tiempo a toda hora, meterse en el suelo y escribir. Escribir caminando, retener, llegar, golpear las teclas, para atrás, para adelante, frenar. Hay que controlar la rapidez, la presión, el tempo.
Duele la espalda, pero más duele en otro lado, ubicuo en el cuerpo, desde el alma quizás, porque hay que escribir. Tengo que escribir el poema. Hay que escribir. Todo el tiempo hay que escribir, para evitar morirse de pena. Debe ser por eso.
Over.
No hay comentarios:
Publicar un comentario